• "Defendemos el marco que nos permita la presidencia de Puigdemont", insiste el portavoz de Junts per Catalunya
  • El grupo parlamentario de Puigdemont ultima en Bruselas los detalles de la investidura
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Junts per Catalunya se resiste a dejar ir a Carles Puigdemont y pelea en Bruselas con el expresident de la Generalitat para que acepte una presidencia simbólica. El bloque soberanista ha acabado por abrazar la fórmula propuesta por el líder de ERC, Oriol Junqueras, para desatascar las instituciones catalanas. Un cargo de presidente “en el exilio”, del candidato de Junts per Catalunya, combinada con otra presidencia ejecutiva en Cataluña.

Con el fin de convencer a Puigdemont, el grupo parlamentario de Junts per Catalunya se ha trasladado a Bruselas este lunes. “Es la tercera sesión de trabajo que hacemos en un marco de excepcionalidad”, ha explicado el portavoz del grupo, Eduard Pujol, en una comparecencia en plena reunión desde la capital Belga. “Defendemos el marco que nos permita la presidencia de Puigdemont”, ha insistido Pujol, que también ha anunciado que en las “próximas horas” serán capaces de dar a conocer el acuerdo final. “Estamos en la buena dirección”, ha expresado.

El Bruselas permanece el expresident catalán, prófugo de la justicia por los delitos de malversación de caudales públicos y rebelión, que ha afrontado dos maratonianos reuniones en poco más de 24 horas para desatascar la investidura del nuevo president. Este domingo, una delegación de los republicanos ha viajado a Bélgica para "negociar con Puigdemont la manera de hacer posible una investidura efectiva que permita recuperar las instituciones".

DOBLE INVESTIDURA

Este lunes, el exconseller de Territori, Josep Rull ha constatado que las relaciones con los republicanos “progresan adecuadamente” después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent, pospusiera el pleno de investidura. El movimiento del también diputado de ERC abrió una brecha en el bloque independentista. En los últimos días ERC ha reclamado que la investidura debe ser efectiva y que no conlleve consecuencias penales.

Pero desde Junts per Catalunya, se ultima la fórmula para que el Govern en la distancia esté dotado de legitimidad y de poderes ejecutivos. La propuesta que permite conjugarlo todo tiene como protagonista la llamada asamblea de electos, que se encargaría de investir de alguna manera ese Govern “en el exilio” sin que pueda recibir la impugnación por parte del Gobierno central, explica el rotativo del Grup Godó.

Paralelamente, en el pleno de investidura del Parlament se votaría una presidencia ejecutiva, que se encargaría de recuperar las instituciones y pondría fin al artículo 155 de la Constitución.

LA ASAMBLEA DE ELECTOS

El proceso sería, primero, que en Bruselas, la asamblea de electos invista al president de la Generalitat y, después, el Parlament vote el Govern ejecutivo. El organismo es una especie de Parlamento paralelo donde tendrían cabida los diputados autonómicos, concejales, alcaldes, diputados estatales, senadores y eurodiputados.

De hecho, la asamblea se creó ante la posibilidad de que se produjeran “situaciones en las que pueda haber una imposibilidad de que los cargos electos ejerzan sus funciones”, con el objetivo de “estar preparados para garantizar que la voluntad popular expresada por los catalanes se materialice”.

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