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El vicepresident i conseller d`Economia i Hisenda de la Generalitat, Pere Aragonés, en roda de premsa després del Consell Executiu.David Zorrakino - Europa Press

La baja participación que se espera en las elecciones del 14F por la pandemia, unida al al ‘efecto Illa’ y a la tendencia descendente en las encuestas que deja notar ERC en el espacio independentista, alejan a los republicanos del Palau de la Generalitat a una velocidad que provoca gran nerviosismo en las filas del partido de Oriol Junqueras. De optar a encabezar un nuevo Govern sin necesitar a Junts per Catalunya, ‘esquerra’ se ve obligado a reformular sus quinielas y a afrontar un amargo panorama en que, tal vez, la única salida sea reeditar la alianza con la formación de Carles Puigdemont.

“No les queda otra que volver a entenderse con ellos y con la CUP”, apuntan fuentes del entorno de estos partidos, a tenor de lo que publican los sondeos más recientes. Los socios de Govern tendrían que tragarse el orgullo y recoser unas relaciones muy contaminadas por los continuos conflictos y desencuentros desde el 21 de diciembre de 2017. No obstante, es una combinatoria que en casi todos los muestreos demoscópicos suma, en la parte alta de la horquilla, la mayoría absoluta de 68 escaños que garantizaría la presidencia para Pere Aragonès, con los cuperos y los comunes como poseedores de la llave de la reedición del Govern independentista que lleva años sentado en las instituciones catalanas.

Pero eso será si ganan las elecciones. Una reciente encuesta de ‘El Periódico’ da al partido de Aragonès y Junqueras entre 32 y 34 escaños, exactamente los mismos que obtendría el PSC de Salvador Illa, aunque serían estos últimos quienes ganarían en votos, con casi el 23%, frente al 20% de ERC. El CIS, en su sondeo del 4 de febrero, daba unos porcentajes casi iguales para los socialistas catalanes y los republicanos, lo que les excluiría automáticamente como aliados y, en su rivalidad por el Govern catalán, tendrían que llegar a acuerdos con otras formaciones.

En este escenario, En Comú Podem podría llegar a ser decisivo, ya que su apoyo, en forma de votos positivos o abstención, serviría en bandeja la Generalitat al ganador de los comicios. Por ese motivo, Aragonès los incluye en la composición de su futuro Gobierno al que también invita a Junts, PDeCAT y la CUP, pese a que no descarta un Ejecutivo en solitario, según ha dicho en declaraciones a menos de una semana para que los catalanes acudan a las urnas.

Pero la formación que se veía encabezando el Govern se ha desinflado, mientras los junteros de Puigdemont, representados por Laura Borràs, que concurren sin los neoconvergentes más moderados del PDeCAT, han logrado recuperar algo del terreno perdido y acabarían logrando alrededor de 30 escaños. La diferencia podría ser de entre dos y cuatro asientos, mientras que en porcentaje de voto, ERC sólo obtendría un 2% más.

Con estas cifras en al mano, el partido de Oriol Junqueras no capturaría el largamente augurado -pero nunca plasmado- cambio de liderazgo hegemónico en el independentismo, “por lo que se encajaría muy mal en las filas soberanistas que desechara a los junteros por completo”, comentan a Bolsamanía desde el entorno de los partidos.

Aragonès, no obstante, declina especular sobre el escenario postelectoral y ha asegurado este lunes que el 15 de febrero cuando ya se conozcan los resultados se pondrán a trabajar para lograr un acuerdo con Junts, comuns, CUP y PDeCAT, ya que reitera que ERC es el "cemento" capaz de poner de acuerdo a todas las fuerzas favorables a la autodeterminación y la amnistía.

Pero los comunes se ven fuertemente presionados desde el Gobierno de coalición PSOE - Unidas Podemos para que se alineen con el partido de Salvador Illa. En este sentido, fuentes conocedoras señalan a Bolsamanía que la voluntad del PSC es gobernar con la formación de Jessica Albiach y negociar con ERC para que desbloquee este Ejecutivo de izquierdas en el que no cuentan, sin embargo, con la fuerza de Junqueras para que ocupe cargos en el Govern. En resumen, no hay voluntad de reeditar el tripartito de la era de Pasqual Maragall y José Montilla.

El mismo exministro de Sanidad aleja esta opción y aunque reconoce que “depende de los republicanos” ha afirmado, en declaraciones a Rac1, que mientras defiendan la independencia “un acuerdo será inviable”. Con todo, desde en entorno de los candidatos no se descarta por completo este matrimonio pese a que el PSC “no se lo pondrá fácil a ERC”, comentan fuentes conocedoras a este medio.

Los comunes, por su parte, erigidos en comodín de unos y otros, han declarado sus preferencias por los republicanos y socialistas, mientras vetan a junteros y neoconvergentes, en un contexto en que los pactos futuros pueden “suscitar tensiones en el Ejecutivo central”, señalan los expertos de Barclays. Avisan los analistas del banco británico también que, tras las elecciones, ERC y Junts “pueden ser menos propensos a apoyar al gobierno en futuras votaciones en el Congreso”, más si las urnas acaban demostrando que a Aragonès se le escapa la presidencia de la Generalitat.

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