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Como es conocido, el 'caso Bárcenas', que llega al juicio oral, ha recaído, por turno de reparto, en los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Nacional José Ricardo de Prada, Enrique López y Concepción Espejel. Estos dos últimos juzgarán también la primera parte del caso Gürtel. López y Espejel han sido recusados por distintas acusaciones populares por su supuesta afinidad al Partido Popular.

El crédito personal de Enrique López está destruido. El pasado seis de octubre, Xavier Vidal-Folch publicaba en “El País” un artículo sangriento titulado “El juez ebrio” en el que detallaba las razones que justificaban su recusación.

López fue vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP y, tras algunos intentos fallidos (no reunía los requisitos), fue nombrado por el Gobierno de Mariano Rajoy magistrado del Tribunal Constitucional. Dimitió en junio de 2014 tras dar positivo en un control de alcoholemia cuando circulaba en moto sin casco por el centro de Madrid. Él sería el encargado de redactar la sentencia del 'caso Bárcenas'.

Espejel, que fue nombrada en 2008 vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta del PP, presidirá el tribunal, al ser la presidenta de la Sala. El tercer magistrado, José Ricardo de Prada, es un juez progresista, muy técnico y experimentado.

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La idoneidad de López y Espejel ha sido ampliamente cuestionada. Así por ejemplo, un benévolo editorial de “El Mundo”, que podría ser reflejo de la opinión más extendida en el PP, decía el pasado julio lo siguiente: “No hay nada que permita cuestionar la honorabilidad profesional de ambos magistrados de la Audiencia Nacional, pero sí es cierto que su presunción de neutralidad queda en entredicho en este caso, puesto que ambos han sido promocionados por el sector judicial próximo al PP en diferentes momentos de su carrera”.

“López fue propuesto por el PP para entrar en el Consejo General del Poder Judicial y también para acceder posteriormente al Tribunal Constitucional, cuya renovación quedó paralizada durante meses porque el PSOE no le aceptaba. Sus puntos de vista siempre han estado cercanos a los del partido de Rajoy y colaboró ocasionalmente con Faes”.

“Espejel fue también apoyada por el PP para entrar en el Consejo y es notoria su cercanía a María Dolores de Cospedal, como quedó claro en los elogios que la secretaria general del PP le prodigó al entregarle la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort”.

El crédito personal de Enrique López está destruido. El pasado seis de octubre, Xavier Vidal-Folch publicaba en “El País” un artículo sangriento titulado “El juez ebrio” en el que detallaba las razones que justificaban su recusación:
“a) que el PP está imputado en el caso Bárcenas a título lucrativo; b) que López fue elevado al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y al Tribunal Constitucional (TC) por su actuación pro PP, pese a su falta de currículo (hubo que esperar a que lo completara); c) que Bárcenas participó, como senador, en la votación que permitió nombrar a Concepción Espejel (la siamesa de López en el asunto) vocal del CGPJ; d) que los procesados López Viejo, Alfonso Bosch y otros exdiputados del PP votaron en la Asamblea de Madrid en 2008 en favor de la candidatura de López al TC; e) que en 2013 fue uno de los que impidió que Bárcenas declarara como imputado en la Audiencia Nacional; f) que ha sido ponente 50 veces (¿fijo discontinuo, Cospe?) en la FAES, la fábrica de ideas de José María Aznar. Ergo el tal López es un lacayo del PP y un mayordomo de Bárcenas. Carente de imparcialidad”.

El artículo terminaba con esta consideración:

“¿Les gustaría ser juzgados por un tipo con “fuerte olor a alcohol en el aliento, ojos rojos y vidriosos, habla repetitiva, rostro congestionado, deambular titubeante y dificultad para mantener la verticalidad”, como retrataron los jueces al tal López?

Frente a las peticiones que reclaman su abstención en los casos sobre corrupción del Partido Popular que se tramitan en la Audiencia Nacional, el juez Enrique López ha presentado un escrito, que contiene más de 50 erratas y faltas de ortografía, para justificar su negativa a retirarse voluntariamente de estos asuntos. Uno de los más llamativos disparates ortográficos aparece en el preámbulo de su argumentación con la que trata de negar cualquier tipo de parcialidad política: "Vallamos pues por partes", escribe, antes de pasar a manifestar que es un juez independiente que puede juzgar el caso pese a los hechos que señalan su relación con el PP. Es obvio que estos detalles nada irrelevantes ayudan a comprender mejor la talla profesional del magistrado.

Ante estas evidencias, el Partido Popular no oculta su gran malestar ni su incomodidad por la insistencia de Enrique López en no inhibirse, lo que podría poner en cuestión el esfuerzo del partido gubernamental por limpiar su imagen mediante la aplicación rigurosa de la ley a quienes han contaminado su imagen, como Luis Bárcenas.

Tampoco complace en exceso a Génova la presencia en el tribunal de Espejel, pero las circunstancias de uno y otro no son comparables. De ahí que, según fuentes populares, el entorno del poder popular confíe en que, finalmente, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que deberá decidir sobre las peticiones de abstención, adopte la decisión salomónica de apartar a López y mantener a Espejel.

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