- Durante 30 años en Cataluña se haya vivido en una especie de burbuja mediática y educativa, haciendo el Estado como que no veía nada
- Queremos un Estado de las autonomías que dé un mejor servicio a los ciudadanos y no responda a reivindicaciones históricas o sentimentales
- El concierto económico vasco es una anomalía tributaria en el seno de la Unión Europea
Uno de los partidos que va a cobrar impulso tras el resultado de las elecciones catalanas del 27 de septiembre es Ciudadanos. Según las encuestas, la formación que en Cataluña presenta como candidata a la Generalitat a Inés Arrimadas se colocará como segunda fuerza parlamentaria, con cerca de 20 escaños, un salto de vértigo, desde los 9 diputados con los que cuenta ahora. La excelente forma de la que goza el partido presidido por Albert Rivera les ayudará también a convertirse en decisivos de cara a las elecciones generales de diciembre y ellos se saben importantes y se dejarán querer por PP y PSOE a la hora de repetir la experiencia de las comunidades de Madrid y Andalucía, donde han sido fundamentales en los gobiernos de la popular Cristina Cifuentes y la socialista Susana Díaz.
Su intención, que repiten como un mantra, es ser clave en el nuevo Ejecutivo central y con las miras más puestas en las elecciones de diciembre en España que en las del 27 de septiembre en Cataluña, Bolsamanía ha podido conversar con el número dos de la candidatura autonómica, Carlos Carrizosa, sobre todas las reformas que Ciudadanos quiere acometer a nivel nacional, sobre el Estado de las autonomías, que debe “dar un servicio a los ciudadanos y no responder a reivindicaciones históricas o sentimentales”, sobre la financiación autonómica, la reforma constitucional y otros temas candentes.
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Pregunta: En la recta final de la campaña hemos visto sucederse los comunicados de los poderes empresariales y financieros alertando sobre los peligros de una Cataluña independiente. ¿Cree que disuadirán el voto independentista o son una prueba más del choque de trenes entre el Gobierno central y del señor Mas?
Respuesta: Lo que harán estas advertencias es enfriar el voto de los indecisos. No deja de ser muy lógico que afloren las consecuencias económicas y financieras para Cataluña en estos momentos de la campaña electoral. Lo rarísimo es que no se hayan nombrado en un debate de tal magnitud como el que plantean las candidaturas independentistas.
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P.: ¿Y no es en parte culpa del Estado que estos temas no se hayan tratado antes? ¿Qué responsabilidad tiene en la situación actual?
R.: Existe una responsabilidad absoluta por parte del Estado español, que hay que repartir entre todos los Gobiernos de la democracia: no se ha sabido gestionar la diversidad del Estado de forma natural y con firmeza de convicciones.
P.: ¿Qué quiere decir cuando habla de estas deficiencias en la gestión del Estado de las autonomías?
R.: Somos un Estado de los más descentralizados de Europa, cosa que no quiere decir que eso signifique la ausencia del Estado en cada uno de los territorios descentralizados. En Cataluña, lo que ha ocurrido es que se han venido sucediendo pactos entre las fuerzas nacionalistas catalanas y el Gobierno de España por las que se ayudaba a la gobernabilidad en España, a cambio de que el Estado no se metiera en las cuestiones autonómicas. Esto ha propiciado que se haya permitido un total abandono del sistema educativo y de los medios de comunicación públicos en manos del nacionalismo. La consecuencia es que, durante 30 años, en Cataluña se ha vivido en una especie de burbuja mediática y educativa, haciendo el Estado como que no veía nada.
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Durante 30 años en Cataluña se ha vivido en una especie de burbuja mediática y educativa, haciendo el Estado como que no veía nada
P.: Entonces, ¿los cambios y reformas que proponen ustedes del sistema de las autonomías implican una recentralización mayor de la que quiere el Partido Popular?
R.: No. Eso no es así. Lo que nosotros proponemos es que haya un Estado de las autonomías que garantice la igualdad entre todos los españoles y que recuperemos la filosofía del mismo que es el dar un mejor servicio a los ciudadanos, no el responder a reivindicaciones históricas o sentimentales.
P.: Es entonces un mayor intervencionismo del Estado…
R.: No, eso no es intervenir, sino evitar que haya un uso parcial de la información por parte de las autoridades autonómicas. Que se garantice que todos los alumnos en España tienen unos conocimientos mínimos y básicos comunes y a partir de ahí, las autonomías puedan desarrollar sus modelos educativos preferentes, sus temarios en aquello que no sean las partes troncales de la enseñanza a nivel estatal y hacer funcionar la inspección cuando se cometan abusos.
P.: Vamos a ejemplos concretos. Uno de los asuntos sobre los que ha pivotado Ciudadanos ha sido la lengua. ¿Qué problemas hay con el modelo de inmersión lingüística que lleva 30 años funcionando en Cataluña?
R.: Lo que queremos es un modelo que garantice el uso de las tres lenguas: castellano, catalán e inglés. Creemos que ese modelo es el mejor, el que se da en los colegios de calidad, aquellos donde llevan a sus hijos los presidentes de la Generalitat, y porque es un modelo que garantiza la excelencia. Los niveles de fracaso escolar y de abandono en Cataluña rondan el 25% y son altísimos; en las pruebas PISA estamos en la media por debajo de las comunidades autónomas españolas. Respecto a que el nivel de conocimiento del castellano sea igual o idéntico al de otras comunidades, no existen pruebas objetivas porque no se ha hecho nunca el mismo examen a unos alumnos de Madrid, Valladolid o Sevilla que a los escolares catalanes.
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P.: Acerca de la financiación, el otro asunto en liza, sea claro: hay que mejorar el pacto fiscal en Cataluña para que se parezca al concierto económico vasco o hay que abolir este último.
R.: Lo hemos dicho explícitamente: el concierto vasco es una anomalía tributaria en el seno de la Unión Europea (UE) y los mismos ciudadanos del País Vasco saben que en unos años muy probablemente esa cuestión habrá que reformarla a instancias de la misma UE. Así, no vamos a introducir en el sistema fiscal español algo que es anacrónico en la Europa actual, donde se busca la máxima igualdad posible entre ciudadanos.
P.: ¿Y qué proponen ustedes para responder a las demandas de todos los sectores económicos y sociales de que se dé un sistema de financiación más justo en Cataluña?
R.: Hay que establecer un sistema que garantice la igualdad de acceso de todos los ciudadanos españoles a los servicios básicos principales: sanidad, educación, justicia, servicios sociales… Un vez garantizada esta uniformidad en los servicios básicos de los ciudadanos, si cualquier comunidad autónoma quiere tener un plus, entonces debe hacerlo por la vía de impuestos en la propia comunidad. Por ejemplo, en educación consideraríamos que todos deben acceder a unos determinados materiales, pero no entrarían las pizarras electrónicas para todos los alumnos, la comunidad autónoma que quiera este extra, no lo hará repercutiendo en la bolsa común de repartición solidaria, sino que lo hará gravando específicamente a los ciudadanos de su comunidad.
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P.: ¿Y eso no acabará por marcar diferencias aún mayores entre comunidades: unas con mayores cargas fiscales que otras?
R.: No porque nunca hablamos de los servicios básicos, que serán estándares para todos si no de los extras.
P.: El ejemplo de las pizarras electrónicas es muy claro, pero en materia de sanidad, por ejemplo, ¿dónde ponemos el límite? Se vuelve más escabroso dirimir entre lo que es extra o no, ¿no cree?
R.: Las líneas hay que establecerlas entre todas las comunidades autónomas y abrir el melón de qué se consideran servicios básicos uniformes entre todos y no hacer como el PP, que no ha querido remodelar el sistema de financiación, que duraba hasta 2014, por miedo a conflictos con sus barones territoriales.
Hay que abrir el melón del sistema de financiación y no hacer como el PP que no ha querido abordar el tema por miedo a conflictos con sus barones territoriales
P.: En una entrevista, Inés Arrimadas dijo que ahora ya nadie defiende los intereses de Cataluña en España, siendo ustedes un partido considerado anti-catalanista, ¿cómo podemos confiar que ejerzan este papel ante todas las reformas que se avecinan?
R.: Primero habría que ver quién nos considera así. Lo que sí creo que está calando mucho y que incluso está provocando fuga de antiguos votantes de Convergència Democràtica de Catalunya, son nuestras propuesta de reforma en España, nuestro discurso de que los catalanes tienen que sentirse mejor y más cómodos en España, haciendo las reformas que el país necesita. Nosotros vamos a ser un partido fuerte en Cataluña y también en el resto de España.
Nuestro discurso va destinado a ilusionar al votante que se ha incorporado recientemente al independentismo, que era un fenómeno que estaba en torno a un 17% de votantes y ha subido hasta un 40%. Nuestras propuestas van destinadas a este votante que se ha sentido agraviado y se ha unido al separatismo en tiempos de crisis. Nosotros podemos resolver esta situación, arreglarla, no romperla como proponen otras candidaturas.
P.: Y para el porcentaje que quiere la independencia, que tras el resultado del 27S puede ser muy alto, ¿hay algún caso, en el marco reformista del que estamos hablando, que ustedes acepten un referéndum vinculante con el Estado sobre la secesión de Cataluña?
R.: Quienes quieren un referéndum tienen que tratar de obtenerlo. Nosotros no lo queremos, pero lo aceptaríamos si hubiera una mayoría de fuerzas políticas que decidieran que se llevara a cabo de forma consensuada y con alcance nacional, sobre todos los españoles. Reconocer que sólo una parte del territorio tiene potestad para decidir lo que se va a hacer es fragmentar la soberanía nacional y eso a nosotros no nos parece bien.
Las reformas constitucionales no se hacen para satisfacer al que nunca estará contento, sino para llegar a acuerdos con quienes son capaces de ello. Si hay personas que lo quieren es la indecencia y solamente eso no vamos a hacer algo con quién no está dispuesto a entrar en las reglas del juego.
P.: Tras las generales ustedes van a ejercer la posición de partido bisagra que tradicionalmente se había reservado a los nacionalistas. ¿Cómo van a incidir ustedes en los cambios que, a su juicio, necesita España?
R.: Nosotros no tenemos vocación de partido bisagra, si no de gobernar o de influir decisivamente en los gobiernos. No va a haber nadie con mayoría absoluta tras las elecciones generales de diciembre y nosotros estamos en condiciones de disputar el tercer puesto entre los partidos políticos, así que se trata de obligar con la fuerza de los votos que nos den los ciudadanos de practicar algunas reformas.
P.: ¿Cómo cuáles?
R.: Por ejemplo, evitar duplicidades administrativas: en este sentido proponemos la desaparición de las diputaciones provinciales, que además abarataría los costes del Estado. Queremos la despolitización de los órganos de control de la economía, por ejemplo abandonar la práctica de que en la Comisión Nacional del Mercado de Valores o en el Banco de España haya ex cargos de partidos políticos. Proponemos el control de las puertas giratorias también en el Consejo General del Poder Judicial, en el nombramiento de los presidentes del Tribunal Superior de Justicia y del Tribunal Supremo… Que se eviten los indultos por corrupción, en definitiva todo aquello que suponga la desaparición de los privilegios y del blindaje de las clases políticas.
P.: ¿Alguna reforma más en el terreno económico?
R.: Proponemos un nuevo sistema fiscal y cambios en la contratación, con un contrato único y reformas en el INEM y en los servicios públicos de ocupación para facilitarla. Es un paquete que supone un cambio radical del sistema económico impositivo.
P.: ¿Cómo seremos más competitivos desde el punto de vista del empleo? ¿Cómo veremos los trabajadores mejorada nuestra vida laboral y disminuir los ratios de desempleo?
R.: Una de las cosas que proponemos es la formación continuada y la mejora de la calidad formativa del trabajador. Lo que proponemos también es el complemento salarial para aquellos que ganan poco dinero y de manera discontínua, que se percibiría a través de la declaración de la Renta, como un impuesto negativo, de manera que compensase a aquél que acepta empleos aunque poco retribuidos.
Nos damos por satisfechos si el gobierno que entre asume los postulados reformistas de nuestra candidatura
P.: Pero para esto, como bien dice tendrán que gobernar, y ante el mapa de fuerzas que se dibuja tras las generales, donde se harán imprescindibles los pactos, se plantean aceptar “sillas” en el Ejecutivo en la próxima legislatura, o seguirán con la filosofía que han llevado a cabo en Andalucía y Madrid?
R.: Nosotros hemos dicho que no aceptaremos entrar en gobiernos que no presidamos y esto es de aplicación en las generales. Hemos apoyado que se constituyan gobiernos de otros partidos sin entrar en ellos y lo hemos hecho a cambio de que se acepten otras cuestiones o reformas que llevamos en nuestro programa. Nos damos por satisfechos si el gobierno que entre asume los postulados reformistas de nuestra candidatura.
A lo que nos comprometemos en nuestra labor de gobierno es a dar cuenta periódicamente de los avances que se hagan en lo que nosotros nos proponemos hacer y que pactemos: en el pasado siempre hemos hecho pactos transparentes con revisiones semestrales o anuales de los acuerdos alcanzados.
P.: ¿Pedirán también que se aparte del futuro Ejecutivo todo aquel imputado o implicado en escándalos de corrupción?
R.: Sí, eso es irrenunciable y lo hemos hecho en todos los casos. Hay un filtro y una objetivación muy clara que es la imputación.
P.: Y con quién prefieren llegar a este pacto de gobierno, ¿con PP y con PSOE?
R.: Es muy prematuro pronunciarse sobre algo así, sin ver los resultados de las elecciones. Todavía no conocemos ni los programas. Lo que sí creemos es que el Gobierno de (Mariano) Rajoy ha tenido mayoría absoluta durante todos estos años y no ha acometido ninguna de las reformas que nosotros proponemos y creemos que la sociedad demanda. Es difícil confiar en que un nuevo gobierno del PP asuma estas reformas.
P.: Se van a dejar ustedes querer…
R.: No habrá mayorías absolutas y tanto PP como PSOE, a la fuerza y cogiéndolos de las orejas, van a tener que aceptar reformas. El hecho de que el panorama político esté tan fragmentado, el que no prevalezca nadie sobre nadie, tiene que acabar propiciando que existan acuerdos más amplios entre más fuerzas, es un momento en que políticamente todos hemos de convenir que no se avanzará si no hay capacidad de diálogo y pacto.
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