Afirma que lo más importante hoy son las consecuencias económicas de las medidas de EEUU y que los cuentapropistas son "la levadura del cambio"
LA HABANA, 14 (de la enviada especial de EUROPA PRESS Carolina Jiménez)
El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación en funciones, Josep Borrell, ha afirmado este jueves que el discurso del Rey en La Habana, defendiendo la democracia, el respeto de los derechos humanos y el sistema de libre empresa, "dicho de manera tan cortés y tan cooperativa fue un hito en lo que se puede esperar de una visita de España a Cuba".
En un encuentro con periodistas --sin cámaras de televisión-- para hacer balance de la visita, ha señalado que durante todo el viaje se han tratado los temas sensibles "de una forma muy directa y cordial", tal como quedó claro con el discurso de Felipe VI.
Es más, cree que, dentro que una visita de Estado no es un foro de discusiones políticas, "abordó las cuestiones que pueden provocar problemas de manera que no los provocó y sin embargo dijo lo que se tenía que decir". "Creo que marcó un punto que algunos pensaban que no se iba a producir y otros lo reclamaban", ha señalado.
La reivindicación de la democracia la hizo Felipe VI en un discurso ante el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, y las autoridades del país en una cena ofrecida por los Reyes. Un texto "remarcable", ha dicho Borrell, fruto de varias "contribuciones". Eso sí, también ha apuntado que el Gobierno cubano conocía el contenido de esa intervención, porque la visita lleva tiempo preparándose: "Estábamos en la misma longitud de onda".
El propio Borrell viajó a La Habana hace tres semanas para las "consultas políticas", un mecanismo de relación regular e institucionalizada que se puso en marcha hace un año con la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. "Tuvimos largas conversaciones sobre su evolución política, su nueva Constitución, lo que representa y los desarrollos legislativos que van a tener que hacer", ha señalado.
EL EMBAJADOR TRATA EL CASO DE DANIEL FERRER
Según ha dicho, en su visita de octubre él trató el caso del opositor José Daniel Ferrer, detenido desde el 1 de octubre, y también lo aborda "permanentemente" el embajador español en La Habana, Juan Fernández Trigo, pero cree que es un tema que escapa a lo que corresponde a un jefe de Estado. Los dos países, ha añadido, son conscientes de las diferencias de sus sistemas políticos y, además, Cuba no es "el único país de partido único en el mundo".
En la cena, Díaz-Canel dio la réplica al Rey haciendo una defensa del camino que, según dijo, ha emprendido Cuba hacia una "mayor prosperidad" pero desde su "independencia y soberanía" y agradeció el "acompañamiento" de países amigos como España. Antes del viaje, fuentes diplomáticas habían señalado que no estaban previstos discursos de Díaz-Canel en el viaje, pero hoy el ministro ha opinado que lo raro sería que no hubiese hablado.
De hecho, también Borrell ha subrayado que las palabras de Felipe VI dejaron claro que España rechaza absolutamente las "interferencias exteriores" y que combatirá las medidas extraterritoriales que aplica Estados Unidos. "Es un abuso de poder que la UE ha condenado", ha señalado el aún ministro, apuntando que así seguirá siendo cuando él asuma el cargo de jefe de la diplomacia europea y recordando que los europeos también se han opuesto a las sanciones extraterritoriales estadounidenses en otros casos, como el de Irán.
NINGUNA PROTESTA DE EEUU
En relación con Estados Unidos, asume que a la Administración Trump no le habrá hecho mucha gracia la visita de los Reyes de España a Cuba, pero ha dejado claro que no ha habido "ninguna comunicación directa ni indirecta" manifestándolo. Eso sí, se ha preguntado si la noticia que surgió hace semanas sobre posibles sanciones por ayudar a Venezuela, que ha tildado de "fake news", era "un pellizco de monja" por este viaje. Las críticas en la prensa de Miami las ha enmarcado en la "dinámica electoral interna".
En el viaje han tenido un papel clave los aspectos económicos porque, tal como ha dicho Borrell, "lo más importante hoy en Cuba son las consecuencias del bloqueo americano" y de la aplicación de la Ley Helms-Burton. Todo ello está teniendo un grave impacto en el turismo, que pasó de dos a tres millones de personas con las medidas aperturistas de Barack Obama y ha vuelto a caer al mismo nivel, provocando efectos en otros sectores económicos y afectando también a las empresas españolas, porque la Administración no tiene divisas para pagar lo que importa.
El propio Rey ha "dedicado mucho tiempo a la dimensión económica", con una reunión con los empresarios españoles y otra con "cuentapropistas" (emprendedores) cubanos. Son 600.000 personas que, a juicio de Borrell, son "la levadura del cambio" pese a las muchas restricciones que aún tienen. Este mismo miércoles, ha señalado, se levantaron restricciones para que los 'cuentapropistas' puedan trabajar para empresas extranjeras.
"ERA UNA OCASIÓN DE ORO QUE NO PODÍAMOS PERDER"
En conjunto, el ministro ha insistido en que el viaje era "imprescindible" para que España estuviese representada "al máximo nivel" en la conmemoración de los 500 años de la fundación de La Habana, hubiese o no elecciones en España. Y, de paso, para "corregir una anomalía institucional", que Cuba fuese el único país de la comunidad iberoamericana que nunca había visitado un jefe de Estado español: "Era una ocasión de oro que no podíamos perder".
Es más, ha defendido que esa "normalización de las relaciones bilaterales" que se pretende con el viaje no comenzó con el Gobierno de Pedro Sánchez, sino años antes, cuando se acabó con la "posición común" europea que había impulsado José María Aznar en 1996. Y las autoridades cubanas, ha dicho, han dado toda clase de facilidades y, aunque ha habido puntos que ha habido que negociar, "está claro que han hecho todo lo posible" para que la visita fuera, precisamente, una normalización de las relaciones.
Además, ha recordado que durante el viaje se ha firmado un nuevo marco de cooperación --57,5 millones de euros hasta 2022-- y que terminará con un homenaje a los caídos en la guerra de 1898 en Santiago de Cuba: "una página crítica en la historia" porque a partir de ese momento Estados Unidos empezó a ser una potencia geopolítica.