Pone fin a un mandato que ha combinado el combatir el independentismo catalán con las prioridades tradicionales de la política exterior

MADRID, 28 (EUROPA PRESS)

El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación en funciones, Josep Borrell, asistirá este viernes a su último Consejo de Ministros y presentará su renuncia para convertirse, a partir del domingo, en alto representante de la UE para la Política Exterior y Seguridad Común (PESC), dejando su tarea de forma temporal en manos de la titular de Defensa en funciones, Margarita Robles.

La nueva Comisión Europea comenzará su mandato con un mes de retraso sobre lo inicialmente previsto y Borrell ha apurado hasta el último momento su pertenencia a un Gobierno que, por estar en funciones, no puede hacer nombramientos, tampoco de ministros. De hecho, en junio renunció a su acta de eurodiputado para no dejar el Palacio de Santa Cruz sin titular durante un periodo que ha sido más largo de lo previsto.

Borrell tomó posesión de su cargo en junio de 2018 pidiendo al personal del Ministerio ayuda para desempeñar su tarea y dejando claro cuál sería una de sus prioridades: combatir el independentismo catalán y la imagen denigrante de la democracia española que, a su juicio, éste trata de difundir.

"No les oculto que son tiempos difíciles, España se enfrenta quizá al mayor problema que puede enfrentar un país, el de la integridad territorial y la Unión Europea a una crisis de confianza", dijo nada más recibir la cartera de manos del 'popular' Alfonso Dastis.

Objetivo de los ataques del independentismo desde el mismo momento de su nombramiento, bajo su mandato el Ministerio se ha empleado a fondo en que las Embajadas españolas en el extranjero contrarresten el relato secesionista y, además, ha hecho gala de ello. A Borrell no le importó elogiar al exministro 'popular' Pedro Morenés, entonces embajador en Washington, cuando rebatió públicamente a Quim Torra en un evento.

En este empeño, el aún ministro se despide con una victoria, aunque de momento solo "cautelar": por primera vez, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha paralizado la apertura de tres 'embajadas' (delegaciones) de la Generalitat en el exterior, unas estructuras que, en opinión de Exteriores, son "herramientas necesarias" para el objetivo de la independencia.

Su firmeza contra el independentismo ha hecho que en el último año y medio haya recibido más críticas de los partidos nacionalistas que de la oposición de derechas en el Congreso. Unos y otros vieron una oportunidad con la sanción que le impuso la CNMV por vender acciones de Abengoa en una operación que, para el regulador, implicaba información privilegiada. El ministro, además de negarlo, les dejó claro en el Congreso que no pensaba dimitir por ese asunto.

Otras veces ha sido su lenguaje poco diplomático el que le ha puesto en aprietos y obligado a rectificar, como cuando afirmó que Estados Unidos se comportaba "como un cowboy" en Venezuela o que la colonización de Norteamérica había supuesto "matar a cuatro indios".

ÚLTIMA REUNIÓN, CON MARRUECOS

En lo relativo a la política exterior española, es simbólico que su última reunión con un colega extranjero la haya tenido Borrell con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, con el que cenó el miércoles en el Palacio de Buenavista de Madrid.

Todo el Gobierno insiste en que Marruecos es para España un socio absolutamente estratégico con el se han engrasado muchísimo las relaciones. Lo estrecho y excelente de la relación quedó claro en febrero cuando los Reyes hicieron un viaje de Estado que había sido aplazado en varias ocasiones.

Entre los hitos de la política exterior del Gobierno de Sánchez figura también el primer viaje de Estado de un Rey de España a Cuba, este mismo noviembre, precedido, hace un año, por la primera visita oficial de un presidente del Gobierno en 32 años.

Como ministro de Exteriores heredó, por otro lado, la negociación sobre Gibraltar en el marco del Brexit, que se cerró con la firma de varios memorandos de entendimiento sobre medio ambiente, fiscalidad y otros asuntos calificados de "irritantes".

VENEZUELA ENQUISTADA

Siguen, en cambio, enquistadas otras crisis como la de Venezuela, donde el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado del país por buena parte de los países europeos y americanos no ha conseguido desbloquear la crisis política. Borrell asumirá ahora el papel de coordinar las posiciones europeas.

Idéntico bloqueo sufre la crisis política en Nicaragua y el aún ministro español finaliza su mandato tomando la medida, muy excepcional, de haber llamado a consultas a la embajadora española en Managua, después de que el Gobierno de Daniel Ortega haya impedido tres visitas españolas de alto nivel.

Europeísta convencido --pero no "eurobeato", en sus propias palabras--, deberá afrontar el reto que ha marcado la nueva presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen: formar parte de una "Comisión geopolítica" para una Europa que tenga un papel en el mundo y no se limite a ser espectador de lo que hacen Estados Unidos, China, Rusia y otras potencias regionales.

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