MADRID, 13 (EUROPA PRESS)

El Gobierno de la autoproclamda presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, ha asegurado este viernes que no tiene "ningún problema" con que el ex presidente Evo Morales regrese al país desde Argentina, donde se encuentra refugiado tras las crisis política desatada por las elecciones del 20 de octubre.

"Quiero decirle a todo el pueblo boliviano que podemos tener la mayor de las tranquilidades en el país si el señor Evo Morales entra (...). Nosotros no tenemos ningún problema", ha asegurado en rueda de prensa el ministro de Gobierno, Arturo Murillo.

Murillo ha reivindicado que Bolivia "es un país donde todo el mundo puede circular" libremente, si bien ha recalcado que no es así para quienes tengan cuentas pendientes con la Justicia.

"Evo Morales está denunciado por varios delitos", pero "mientras no salga una orden de apremio (detención), nadie lo puede molestar", ha aclarado en declaraciones recogidas por el diario boliviano 'Página Siete'.

De la misma forma, ha recordado al líder indígena que Argentina le ha dado refugio bajo la premisa de "no hacer política", por lo que, aunque haya sido nombrado jefe de la campaña del MAS para las próximas elecciones, si permanece en el país vecino tendrá que "hacer campaña calladito".

"No puede hacer campaña política desde Argentina", ha subrayado Murillo. "Para mí sería bueno que lo haga, porque le hace mucho daño al MAS; van a perder votos en lugar de ganar", ha añadido.

Morales llegó a Argentina el jueves en calidad de asilado político, si bien el ministro de Exteriores, Felipe Solá, contó que estaba previsto que ese mismo día firmara la condición de refugiado, que solo podía adquirir en territorio argentino.

Solá explicó que, a diferencia del asilo político, el refugio "está normado" y reveló que una de las reglas que Morales debe cumplir es no hacer declaraciones políticas. No obstante, horas después el antiguo mandatario reaccionaba en Twitter para anunciar que seguirá "luchando por lo más humildes" desde la nación austral.

Este mismo viernes, Morales ha cargado contra Áñez y los líderes opositores Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, a los que ha acusado de intentar "volver al pasado" revirtiendo el "proceso de cambio" impulsado por su Gobierno.

Los pronunciamientos de Morales fueron un problema durante el mes que estuvo exiliado en México. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador recibió varias quejas de las nuevas autoridades bolivianas por este motivo. "Esperemos que (...) no ocurra lo que ocurrió en México, que tenía un micrófono abierto", dijo el jueves la nueva canciller, Karen Longaric.

Morales dimitió el 10 de noviembre después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) detectara "irregularidades" en las elecciones presidenciales celebradas el 20 de octubre, desatando con ello una crisis política que aún colea y que el país espera resolver con nuevos comicios.

En un primer momento se instaló en México como asilado político y la semana pasada viajó a Cuba por razones médicas, si bien había pedido al presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, poder quedarse en la nación austral, donde recalaron sus dos hijos, Evaliz y Álvaro, el mes pasado.

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