• El candidato ultaderechista, Norbert Hofer, representa la lucha contra la inmigración y el euroescepticismo
  • El candidato independiente, Alexander Van der Bellen, porta la bandera de la moderación y de la defensa de permanecer en Europa
Austria Parlamento

Los austríacos acuden a las urnas este domingo, por tercera vez en 2016, para elegir a su presidente. En la primera vuelta, celebrada el 24 de abril, la victoria fue para el ultraderechista del Partido de la Libertad (FPO), Norbert Hofer y, en segundo lugar, se alzó un miembro del partido de Los Verdes que en esta ocasión se presentaba como independiente, Alexander Van der Bellen.

Un resultado histórico para Austria que, por primera vez desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, dejaba fuera del Gobierno a las dos formaciones tradicionales: Partido Socialdemócrata y Partido Popular. Un hecho que como analiza el Hans van den Broek, profesor de Sociología en la Universidad de Oviedo, “es un indicio de que gran parte de la población austríaca está dando la espalda a los partidos políticos tradicionales”.

No obstante, había que esperar a la segunda vuelta para conocer al nuevo presidente del Gobierno austríaco, ya que ninguna formación alcanzó el 50% de los votos. El enfrentamiento directo en las urnas entre el ultraderechista y el ecologista se produjo el 22 de mayo. La victoria fue para Van der Bellen por 30.863 votos de ventaja con respecto a Hofer. Pero la derrota no fue asumida por el Partido de la Libertad, que presentó un recurso al Tribunal Constitucional por “irregularidades en el recuento”. El 1 de julio, el TC falló a favor del FPO y ordenó la repetición completa en todo país de la segunda ronda de las elecciones presidenciales.

Norbert Hofer

Una decisión sin precendentes en Austria. Como valora Victor Solé, politólogo y presidente de la Asociación Horitzó Europa, “sentó mal a la población, sobre todo a los votantes de Alexander Van der Bellen. El fallo de la Corte Constitucional dejó al país sin jefe de estado desde el 8 de junio, cuando el presidente Heinz Fischer (Partido Socialdemócrata) terminaba su mandato de doce años (dos mandatos de seis años)”.

UN PAÍS FRAGMENTADO

Las dudas sobre el funcionamiento del sistema electoral se han instalado en Austria. Pero deben elegir de nuevo entre dos partidos que no responden a esquemas tradicionales del siglo XX y que mantiene posiciones antagónicas. Por un lado, Alexander Van der Bellen, que se ha convertido en el estandarte de la moderación, el ecologismo y de la defensa de permanencia en Europa. En frente, Norbert Hofer, candidato del Partido de la Libertad (FPO), euroescéptico y que se opone públicamente a cualquier política de inmigración. Si ganara, se convertiría en el primer jefe de Estado de la ultraderecha en acceder a una jefatura de Estado en Europa occidental desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y un nuevo quebradero de cabeza para la Unión Europea. Como señala Rubén Tamboleo García, politólogo e Investigador del GOGEP, “Hofer señala que el proyecto de la UE se ha hecho a espaldas de la ciudadanía, y, por tanto, muestra el rechazo a este acuerdo con Europa cuando tiene oportunidad”, apunta.

Una segunda vuelta que muestra la fragmentación del país. Para Rubén Tamboleo García esta división política de la sociedad austriaca “la podemos observar mucho mejor en el Consejo Nacional de Austria (su Cámara Baja) con seis partidos representados con menos de cinco millones de votos cada uno”. El profesor van den Broek añade que este hecho también es consecuencia de que “en Austria existe el mismo hartazgo con la ‘vieja política’ que podemos percibir también en muchos otros países occidentales”.

Alexander Van der Bellen

EUROPA ENCIENDE LAS ALARMAS

La posible victoria de Hofer es otro quebradero de cabeza para Bruselas. Tal vez, la victoria de la ultraderecha en Austria no pueda asemejarse con golpe del Brexit, Trump o el trascendente referéndum que se celebra en Italia este mismo domingo.

Pero Europa no está para zacandillas. Y el riesgo de perder un país con un PIB per cápita de 36.386 euros en 2015, mientras que su PIB fue de 337.000 millones de euros es otro motivo de alerta. No obstante, la victoria del euroesceptiscismo en Austria es una posibilidad muy real.

En estos momentos, las encuestas ofrecen un escenario de empate técnico. Aunque como señala Hans van den Broek “la victoria de Donald Trump en Estados Unidos puede dar un ‘empujón’ a Hofer”. Un acontecimiento que, como apunta el profesor, podría tener una “un efecto de ‘bola de nieve’. Una victoria de Hofer, junto con la de Trump, podría influir a continuación "a favor de las opciones de la derecha radical en las elecciones holandeses (PVV) en marzo y en las francesas (FN, Marine Le Pen) en abril-mayo”.

Un aumento de fuerzas de la derecha radical en Europa significaría que el proyecto de la Unión Europea zozobra. Como apunta van den Broek, “el proyecto común quedaría cada vez más en entredicho y, con toda probabilidad, las fronteras se irían cerrando cada vez más para los inmigrantes y refugiados”. La decisión de los austríacos tendrá influencia supranacional pero, en su pensamiento está un aspecto más nacional: la elección de un líder ecologista o un ultraderechista, que, a corto plazo, no es poco.

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