- Podemos mantiene su declive, lastrado por la experiencia de sus primeros gobiernos municipales...
La recién publicada encuesta del barómetro del CIS de octubre, penúltima de la legislatura –habrá otra poco antes del comienzo de la campaña electoral previa al 20D-, otorga la victoria al Partido Popular, con un 29,1% de los sufragios, casi un punto más que en el sondeo de julio, seguido del PSOE, con el 25,3% (un 0,4% más). Ciudadanos, que venía cayendo, sube al 14,7% (3,6% más) y Podemos, que había bajado en julio hasta el 15,7%, cae todavía más hasta sólo el 10,8% de los votos.
Podemos mantiene su declive, lastrado por la experiencia de sus primeros gobiernos municipales, por los exagerados vaivenes ideológicos y por la escasa simpatía personal del líder.
El trabajo de campo de este último sondeo se hizo poco después de las elecciones catalanas del 27S, en que Ciudadanos consiguió un gran resultado al convertirse en la primera fuerza de la oposición, tras ‘Junts pel si’, y triplicar sus resultados en votos y en escaños. En aquella ocasión, Podemos se derrumbó al obtener su coalición con ICV (Catalunya si que es pot) dos escaños menos que los que había conseguido en solitario ICV en las anteriores autonómicas.
En definitiva, las tendencias parecen ser éstas: las formaciones del bipartidismo clásico crecen levemente con la proximidad de las elecciones generales; Ciudadanos continúa su imparable ascensión al alza, y Podemos mantiene su declive, lastrado por la experiencia de sus primeros gobiernos municipales, por los exagerados vaivenes ideológicos y por la escasa simpatía personal del líder, que ha perdido gran parte de su teórico glamour. Tales tendencias comenzaron a marcarse en el barómetro de abril, en el que el PSOE (24,3%) se aproximó al PP (25,6%), Podemos empezó a caer (desde el 23,9% enero hasta el 16,5%) y Ciudadanos se disparó, pasando del 3,1% en enero al 13,8%.
La secuencia de sondeos, acoplada al proceso político de la legislatura, ha experimentado sin embargo una reciente convulsión singular: el estallido del conflicto catalán, que ha obligado a Rajoy a asumir un protagonismo inédito que con toda probabilidad le proporciona réditos políticos (todavía no contabilizados por el CIS). Es todo muy volátil en estos días, en que aún no se sabe por qué derroteros avanzará la insurrección catalana, pero perece claro que Rajoy es actualmente una referencia de estabilidad, un valor muy apreciado en tiempos electorales.
UN FENÓMENO CURIOSO...
Los últimos resultados obtenidos por el CIS confirman un fenómeno curioso que ha tomado carta de naturaleza: el binomio clásico derecha-izquierda, que era la base de la alternancia, esta siendo reemplazado otro distinto: el que forman los partidos clásicos del bipartidismo y los partidos emergentes, que se caracterizan por la juventud generacional y por la incontaminación ética. El desgaste que experimenta el PP y no lo aprovecha automáticamente el PSOE como antaño (y viceversa): en buena medida, va a alimentar a Ciudadanos (sobre todo) y a Podemos. Ello constituye una pésima noticia para la izquierda, ya que, en el universo ideológico de la ciudadanía, la ‘renovación’, en lugar de pasar por el PSOE, pasa aparentemente por Ciudadanos. Da igual que la formación de Albert Rivera esté ubicada también en el hemisferio liberal porque lo que buscan los electores es una nueva categoría de políticos y una incontaminación ética que sólo pueden ofrece quienes no han tocado aún moqueta ni poder.
La situación –hay que insistir en ello- es muy volátil, sobre todo porque el problema catalán también lo es, pero con estos datos en la mano parece claro que la combinación de gobierno más probable es la que podrían ofrecer el PP y Ciudadanos. Pero este no es el objeto de este análisis.
Antonio Papell
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