- En España, el Brexit está bastante huérfano, pero es probable que anime a los adversarios del establishment
- Europa ha irrumpido en nuestras elecciones y en nuestras vidas
En España, la pertenencia europea nunca había generado conflicto. Entre las formaciones parlamentarias, sólo Izquierda Unida había disentido de un adscripción que se consideraba parte del gran consenso fundacional del sistema político. De hecho, la incorporación a Europa fue una de las aspiraciones iniciáticas de la Transición, y la consecuencia de la democratización (Franco había intentado sin éxito incorporarse al Mercado Común, aunque se le otorgó un tratado preferencial, meramente económico, que contribuyó en mucho al ‘milagro’ español de los sesenta).
Ahora, la cuestión europea tampoco ha estado presente en las campañas anteriores al 20D y al 26J. Izquierda Unida, que mantiene su disidencia al respecto, ha aparcado al parecer este asunto en aras del pacto con la organización de Pablo Iglesias que ha dado lugar a Unidos Podemos. Y Podemos, que precisamente entró por primera vez en las instituciones en las últimas elecciones al parlamento europeo, se ha integrado en la ortodoxia comunitaria, pese a algunas disidencias iniciales.
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En España, el Brexit está bastante huérfano, pero es probable que anime a los adversarios del establishment
De cualquier modo, Podemos, por boca de Pablo Bustinduy, ha recordado que ha estado en contra del Brexit –incluso hizo campaña sobre el terreno en el Reino Unido-, y ha aprovechado la ocasión para pedir cambios en la UE, con el fin de conseguir más consenso social y más adhesión a la idea europea.
Ciertamente, hoy Europa es vista en prácticamente todos los países, en especial en los más afectados por la crisis económica, como la madrastra que de forma inmisericorde ha dictado los recortes que debían devolver las economías dañadas a la senda virtuosa. En el Reino Unido no hubo recortes, pero la opinión pública participó de una idea de Europa intervencionista, ineficiente, burocratizada y esclerótica… En consecuencia, la decisión de los británicos de librarse de ella habrá sido interiorizada por los rebeldes europeos contra el statu quo como un acto heroico, como un estímulo.
Los partidos populistas y radicales de derechas y de izquierdas se han adherido al Brexit en Francia, en Italia, en Austria, en Holanda… En España, el Brexit está bastante huérfano, pero es probable que anime a los adversarios del establishment, a quienes quieren cambiar las cosas y no plegarse por sistema a las poderosas inercias del pasado. Es decir, el Brexit podría impulsar la causa de Podemos….
Aunque, por otra parte, el hundimiento de los mercados lanza un mensaje de prudencia, que va en sentido contrario. Es evidente que si no se vuelve a la senda de la normalidad cuanto antes, el crecimiento español podría verse seriamente amenazado… si no lo está ya a causa de las fuertes turbulencias.
En definitiva, Europa ha irrumpido en nuestras elecciones y en nuestras vidas, pero sería aventurado pronosticar una tendencia fuerte en cualquier dirección determinada. La solución, el domingo.
Antonio Papell
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