- Es previsible que Rajoy module las exigencias de Rivera de forma que lo que fue una conminación destemplada y un punto agresiva termine siendo un amable consenso
- Las declaraciones de Iceta descabalan la tesis de que no hay otro camino de gobernabilidad que el emprendido
Hoy tiene lugar, con un retraso poco explicable, el Comité Ejecutivo Nacional del PP, formado por casi un centenar de dirigentes distinguidos del partido, que respaldará incondicionalmente a su líder para que negocie con Ciudadanos la investidura. Entre la incondicionalidad que rige en el PP, y que pone en entredicho los conceptos de pluralismo y democracia interna, y el cainismo del PSOE que devora a los dirigentes que él mismo ha elegido, debería haber un punto intermedio en que la colegiación de las decisiones no empañe ni dificulte la labor del líder. Pero en este país, tampoco en esto tenemos la medida adecuada.
Llos pormenores del pacto cederán mediáticamente a lo espectacular del resultado: al fin el Partido Popular podrá comenzar a negociar
Sea como sea, es previsible que Rajoy module las exigencias de Rivera de forma que lo que fue una conminación destemplada y un punto agresiva termine siendo un amable consenso en pro de la regeneración y el resurgimiento. No va a ser fácil capear el temporal de una comisión de investigación a la totalidad de la labor popular asumida en minoría parlamentaria, ni será sencillo para Rajoy administrar una limitación de mandatos que en teoría le dejaría un margen de apenas tres años más en el gobierno… Pero los pormenores del pacto cederán mediáticamente a lo espectacular del resultado: al fin el Partido Popular podrá comenzar a negociar un programa de investidura… cuya fecha no podrá dilatarse más puesto que también es una de las condiciones, la séptima, que Albert Rivera ha impuesto a su patrocinado.
Cuentan los ‘rajoyólogos’, que los hay, que esta semana de plazo inesperado, que ha molestado a Rivera (quien esperaba una respuesta en horas a su requerimiento), ha sido un ardid del propio presidente en funciones para incrementar la presión sobre el PSOE…Pero más bien parece que ha sido al contrario: la iniciativa socialista de presentar ante el Congreso la petición de una comisión de investigación que se adelantaría a la que exige Ciudadanos y la dureza numantina de la resistencia a abstenerse en la investidura de candidato popular están trasladando el foco al PP. Las declaraciones de Iceta, recogidas la jornada del lunes con grandes titulares por “El País” –“La alternativa a Rajoy es otro candidato del PP o independiente”-, descabalan la tesis de que no hay otro camino de gobernabilidad que el emprendido.
En realidad, todo indica que estamos lejos de una solución razonable: aun suponiendo que fructifiquen las negociaciones entre PP y Ciudadanos, nada indica de momento que la investidura vaya a prosperar porque los socialistas no han dado señal alguna de haber cambiado de criterio. Pero incluso si el PSOE accede a abstenerse –algo no imposible aunque muy lejano de momento-, seguimos sin tener garantizada la gobernabilidad. Porque, ¿qué ley presupuestaria podría aprobarse hoy por hoy con los votos del PP, de C’s y del PSOE? ¿Alguien se ha molestado en comparar el programa del PP con el epígrafe de política económica que firmaron el PSOE y Ciudadanos en su “Acuerdo para un gobierno reformista y de progreso” que ambos llevaron a la fallida investidura de Sánchez?
El bloqueo existe, pero no consiste sólo en la negativa del PSOE a facilitar la investidura. Va mucho más allá y requiere decisiones más valientes y rotundas.