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Ramon Bosch, presidente de SCCNoemí Jansana

Ha vuelto a la primera línea de la asociación que fundó en 2014 y se propone reflotar el catalanismo moderado. Ramón Bosch, empresario y activista catalán, reivindica el 'seny' como un activo de la sociedad catalana a recuperar con urgencia y lo hace desde la presidencia de Societat Civil Catalana (SCC), entidad de la que volvió a tomar las riendas en enero, después de haber sido su presidente durante un primer período, hasta 2015. Habla con Bolsamanía desde su casa en Santpedor, en el corazón de Cataluña.

Pregunta (P): SCC ha dado un giro claramente hacia la moderación, ¿a qué se debe y por qué?

Respuesta (R): Las circunstancias en Cataluña han cambiado desde 2014 cuando estalló el proceso separatista. Decidimos marcar un nuevo rumbo que se ha plasmado en un documento que aprobamos el 29 de marzo, en una asamblea extraordinaria de socios, en el que se habla de darle a nuestro mensaje un tono distinto de no enfrentamiento.

P: ¿Cómo se ejecutará?

R: Buscamos ayudar a construir un relato para que los catalanes que han dejado de sentirse españoles, que es una parte considerable de Cataluña, puedan hallar una alternativa al 'procés' independentista. Queremos ayudar a la sociedad catalana a reencontrarse, a pensar en que hay muchas cosas que nos unen con el resto de España, hablar más de Europa, por ejemplo, para superar el callejón sin salida del soberanismo.

P: ¿Qué propuestas tienen?

R: Reclamar la bicapitalidad para Barcelona dentro de España y facilitar una vuelta de las cerca de 5.000 empresas huidas, trabajar por el corredor del Mediterráneo, por que Barcelona tenga un puerto y un aeropuerto que sean de referencia en el futuro. Asimismo, queremos poner mucho énfasis en la capital catalana y su área metropolitana porque se tiene que convertir en un auténtico referente del sur de Europa. El proceso soberanista y el populismo de la actual alcaldía (de Ada Colau) la han dejado convertida en una ciudad de manteros y con turismofobia. Para todo esto hay que generar muchos consensos, rebajar la tensión nacionalista y populista con los partidos políticos para buscar un camino nuevo. Luchamos por que vuelva el 'seny' catalán, el sentido común...

P: ¿Y las empresas, volverán?

R: A medio plazo no. Venimos de un 2017, entre septiembre y noviembre, que fue absolutamente dramático. No sólo por la salida de los dos grandes bancos y de la diáspora de empresas, la ruina económica estaba garantizada y la situación sólo la salvó la aplicación del artículo 155, del que no soy nada amigo, pero es verdad que dio garantías de estabilidad a muchas empresas que no se marcharon. Grandes compañías alemanas como BASF o Seat tienen muy claro que no abandonaron la región porque se les garantizó que el Estado tomaba las riendas.

P: Pagaremos las consecuencias durante mucho tiempo...

R: La situación económica futura de Cataluña nos tiene muy preocupados. La inversión quiere estabilidad, por lo tanto, mientras exista la amenaza unilateral que propugnan Carles Puigdemont o Quim Torra, no vendrá ni un céntimo a Cataluña porque los mercados son muy miedosos. Hemos dejado de ser un referente en inversión internacional y los expertos están de acuerdo en que de las cerca de 5.000 empresas que se fugaron no retornarán ni el 25% porque temen la inestabilidad política.

SCC nació para superar dos polos que entendíamos perjudiciales: el nacionalismo y el populismo

P: ¿No está todo demasiado reciente aún para que cale este relato atemperado que ustedes proponen?

R: Llevamos las luces largas y no cortas y miramos más allá del choque inevitable que se dará entre los dos frentes durante el período electoral. Nuestra visión pretende superar los partidos y se centra en la sociedad catalana que está muy cansada del soberanismo. La situación económica no tiende a mejorar, sino que puede empeorar. Además del éxodo empresarial, hemos perdido la oportunidad de Uber y Cabify -aunque han vuelto- de ser la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Hay una amenaza creciente al turismo por la turismofobia en Barcelona, hemos corrido el riesgo de perder el Mobile World Congress (MWC). Además, el lucro cesante está en peligro por las empresas e inversiones que no han venido.

P: Menciona asuntos que no están relacionados con el independentismo, como el de Uber y Cabify o la turismofobia, ¿Por qué lo mezcla?

R: Nosotros somos muy transversales. En nuestra entidad conviven personas de sensibilidades políticas muy distintas. SCC nació para superar dos polos que entendíamos perjudiciales: el nacionalismo y el populismo. El nacionalismo ha sido derrotado en su primera etapa de unilateralidad, pero es evidente que tenemos un peligro grave que es el populismo, ya sea de derechas o de izquierdas, que sólo resta y genera menos Cataluña, menos España y menos Europa.

P: Carga usted contra los populismos, pero en el pasado, a SCC se la puso en el mismo saco que ahora se coloca a Vox, ¿cómo van a lidiar con este lastre?

R: En Cataluña, siempre que te manifestabas en contra del 'procés' eras tachado de ultraderecha. Yo mismo, que procedo políticamente de la centro derecha, sufrí una campaña de descrédito. Pero no solo nosotros, hemos visto con a otras figuras de Cataluña se les ha estigmatizado por posicionarse en contra del soberanismo, como el caso de Joan Manel Serrat. Por suerte, esto se ha superado y ha quedado demostrado que el proceso independentista es el gran aliado de la extrema derecha.

P: Es este el motivo que les lleva a generar este relato catalanista no independentista, de convivencia...

R: Queremos dar una voz distinta a nacionalismo y el populismo que lo perjudican todo. Ya en 2014 denunciamos por activa y por pasiva que el 'procés' nos llevaba a la ruina y el tiempo nos ha dado la razón. Lo más curioso de todo esto es que, por nuestro nuevo mensaje de convivencia, algunos nos tachan de protonacionalistas o de separatistas. Pero ni somos secesionistas ahora ni éramos españolistas ultra entonces.

El populismo, ya sea de derechas o de izquierdas, sólo resta y genera menos Cataluña, menos España y menos Europa

P: ¿Y pro socialistas? Hasta qué punto la vicepresidencia de Álex Ramos (Federalistes d'Esquerres) o la presencia en la junta de SCC de otras figuras socialistas como Xavier Marín han modelado el discurso...

R: En SCC hay gente del PSC, del PP, de Ciudadanos... Siempre hemos sido transversales y la junta actual tiene un carácter provisional, hasta finales de mayo, porque nos constituimos después de una crisis de la anterior presidencia a la que se acusó de irregularidades administrativas. Tras dos auditorías, hemos certificado que no fueron económicas, sino de mala gestión y en la junta actual tratamos de hablar de todo, menos de política. Pero es verdad que varias declaraciones y manifestaciones mías han sido interpretadas como proclives al PSC, pero recogen lo que piensa una mayoría aquí, en Cataluña...

P: De hecho, sus palabras sobre los presos del procés son similares a las hechas por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, cuando pidió indultos. ¿También cree que se acabará votando un referéndum?

R: Yo creo que no es el momento de hablar de indultos porque no toca. Hay que esperar a que termine el juicio, somos muy respetuosos con la ley y esperamos que la sentencia salga cuanto antes. En cuanto al referéndum, no es una solución ni creo en porcentajes para celebarlo porque el derecho a la autodeterminación no existe para Cataluña porque no está bajo ninguno de los tres supuestos que marca la ONU.
El problema de Cataluña es histórico, de falta de encaje y de que los catalanes se impliquen en la gobernanza de España. También que desde Madrid dejen que se produzca esta implicación. Sí estoy a favor de que se vote en toda España si hace falta una reforma de la Constitución cuando todos los partidos políticos se pongan de acuerdo.

P: Pero más allá de que se imponga la moderación, alguna solución debe haber...

R: Nosotros queremos hacer mucha didáctica. Generar este relato dirigido fundamentalmente a los catalanohablantes de que 'Espanya no ens roba, Espanya en estima' (España no nos roba, nos quiere). Creemos que otra vía pasa por generar una nueva fuerza dentro de Cataluña que recoja el mainstream catalán de centro, moderado, catalanista y español. No tanto una reedición de Convergencia, pero que recupere esa manera de hacer.

La sociedad catalana está muy saturada de un proceso que nos lleva a la derrota como ciudadanos

P: ¿Se colocará usted a la cabeza de este nuevo movimiento político catalanista de centro?

R: No. En mis planes a corto y medio plazo no entra la política, pero si puedo aportar mi grano de arena para que surja, estaré encantado.

P: ¿Hay oportunidad para reconstruir el antiguo espació de la extinta Unió y de los moderados de la antigua Convergencia?

R: Cuando sales de uno de los bloques eres tildado de traidor y hemos asistido a un goteo de figuras neoconvergentes que se han desmarcado de la órbita de Carles Puigdemont, como Santi Vila en su momento o recientemente, Marta Pascal. Existe un espacio político enorme en estos momentos que no ocupa nadie y que puede ser a medio-largo plazo el destino de muchas de estas figuras.

P: ¿Se quedará Puigdemont solo?

R: Hay muchos aviones volando ahora en el espacio aéreo catalán sin aeropuerto. Pero el expresident persistirá y lo hará más allá del juicio del 'procés'. A la par, surgirán muchos otros movimientos y proyectos dentro del nacionalismo... El mismo Artur Mas ha anunciado que quiere volver. Eso sí, cuando Puigdemont tenga sus resultados europeos en mayo, que no serán precisamente buenos para Junts per Catalunya, empezará a haber una diáspora importante.

P: ¿Elecciones catalanas en otoño?

R: Vamos a vivir a partir de septiembre una explosión de todo lo que ahora se está cociendo. Tendremos un escenario político nuevo, con muchos actores y elecciones antes de diciembre.

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