• Nunca sabremos si Rajoy ha tratado o no de disuadirla ya que la decisión de Aguirre marca un precedente
  • En cualquier caso, el golpe moral y político de Aguirre a Rajoy ha sido eficaz
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No es creíble que Aguirre haya decidido dimitir de la presidencia del Partido Popular porque un fleco del Caso Púnica provocó el jueves de la semana pasada un registro en la sede del PP madrileño, relacionado con el presunto cobro de comisiones por el exgerente de dicha organización Beltrán Giménez Moliner a un alto cargo de una constructora (el tal Beltrán está imputado en el caso de las ‘tarjetas black’).

Nunca sabremos si Rajoy ha tratado o no de disuadirla ya que la decisión de Aguirre marca un precedente

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Y no es creíble el móvil argumentado porque si Aguirre pensase que hay que asumir puntualmente las responsabilidades ‘in vigilando’, habría dimitido en octubre de 2014 –hace 16 meses- cuando Francisco Granados, exsecretario general del PP madrileño y exconsejero de la Presidencia con Aguirre, fue detenido a instancias del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco junto a una cincuentena de personas en el marco de la “Operación Púnica”. Entre ellas, cuatro alcaldes del Partido Popular en la comunidad de Madrid, el entonces presidente de la Diputación de León, el concejal de Hacienda de Valdemoro, etc., etc., acusados de llevar a cabo contrataciones ilegales por valor de más de 250 millones de euros.

En definitiva, uno de los casos más graves y espectaculares de la negra historia de la corrupción española, a cuyo frente estaba el que fue cargo de estricta confianza de Aguirre, quien llegó a convertirle en su brazo derecho en el partido. La mala fama de Granados le precedió largamente, dado su tren de vida desaforado, por lo que no puede decirse que su detención causase sorpresa a la mayor parte de quienes le conocían.

Si Aguirre no dimitió entonces y lo hace en cambio ahora será, pues, por otra razón. Y esta razón es bien fácil de adivinar: quiere marcar la pauta a su rival político, Mariano Rajoy, quien no ha dimitido –todavía- de la presidencia del PP nacional y del Gobierno de la nación en funciones pese a la larga historia de episodios de corrupción que se ha desarrollado bajo su mandato. La analogía en lo tocante a la responsabilidad ‘in vigilando’ es clara y directa.

Aguirre ha explicado que, al comunicar a Rajoy esta misma mañana su determinación de marcharse, ha recibido como respuesta la expresión ‘te entiendo’, si bien no ha querido revelar el resto de la conversación. Nunca sabremos si Rajoy ha tratado o no de disuadirla ya que la decisión de Aguirre marca un precedente muy peligroso para quien aún alienta alguna pretensión de seguir siendo presidente del Gobierno. En cualquier caso, el golpe moral y político de Aguirre a Rajoy ha sido eficaz: la figura del presidente del PP, ya muy debilitada, es hoy mucho más frágil que ayer.

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