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El beneficio neto de Ferrari del primer semestre del año se redujo un 52%, hasta los 175 millones de euros, en comparación con el mismo periodo de 2019, cuando ganó 364 millones de euros. La firma italiana ha achacado esta caída a la crisis del coronavirus, ya que obligó a detener durante semanas a sus fábricas para evitar contagios.
La marca automovilística ha justificado estas cifras explicando que el COVID-19 ha tenido un impacto similar en lo que se refiere a la producción y el mercado del motor en general.
Así, los ingresos de la compañía se redujeron un 22% en los seis primeros meses de este año, hasta 1.503 millones de euros, tras facturar 1.924 millones de euros entre enero y junio de 2019. Además, matriculó 4.127 unidades, un 22% menos.
La empresa italiana contabilizó un beneficio operativo semestral de 243 millones de euros, un 48% menos, y un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 441 millones de euros, lo que supone una reducción del 29%.
Solo en el segundo trimestre de este año, Ferrari ingresó 571 millones de euros, un 42% menos, y disminuyó sus ventas un 48%, hasta 1.389 unidades. Entre abril y junio, la marca obtuvo un beneficio neto de 9 millones de euros, un 95% menos que los 184 millones que ganó en el mismo periodo de 2019.
Con estos datos, de cara al cierre del año Ferrari prevé una facturación superior a 3.400 millones de euros, así como un margen operativo de entre el 18,5% y el 20%.