El petróleo lleva semanas bajo el foco del mercado. El 'oro negro' ha estado sometido a una gran volatilidad, muy afectado por los datos macroeconómicos que llegan, sobre todo, de Estados Unidos y China, así como por el desarrollo de los acontecimientos en Oriente Próximo. De hecho, el crudo repuntó un 10% a principio de mes, su mayor subida semanal en casi dos años, para luego caer abruptamente. ¿Se está gestando un nuevo repunte de la inflación?
En un reciente informe, Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional de la gestora suiza J. Safra Sarasin Sustainable AM (J. Safra Sarasin SAM), señala que la "rápida" evolución del conflicto entre Israel y Líbano, así como los estragos provocados por los huracanes en EEUU, ha recordado a los inversores que 'es probable' que los bancos centrales tengan que hacer frente todavía a importantes presiones inflacionistas.
En los últimos días, distintos miembros de la Reserva Federal (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE) han enfriado las expectativas de recortes de los tipos de interés. Alguno se preguntan si, en parte, se debe al impacto que puede tener en la inflación de la energía un precio del crudo más alto, así como el efecto de una mayor incertidumbre geopolítica, en los planes de los bancos centrales. ¿Son estos factores suficiente para reducir la velocidad de la normalización de la política monetaria de los bancos centrales? ¿Y para subir los tipos de interés?
¿PUEDEN VOLVER A SUBIR LOS TIPOS DE INTERÉS?
Si bien Olszyna-Marzys reconoce que un recrudecimiento de las tensiones geopolíticas es posible, tendrían que alinearse "múltiples factores" para que los precios del petróleo subieran "sustancialmente" y se mantuvieran en esos niveles durante un "periodo prolongado". E incluso si esto ocurriera, parece "bastante improbable" que los bancos centrales respondieran con subidas de tipos, al menos inicialmente.
Esto, apunta el experto de J. Safra Sarasin SAM, se debe a que el actual panorama económico mundial es marcadamente distinto al visto durante la pandemia de Covid-19, cuando las interrupciones de suministro eran graves e incluso cualquier obstáculo de importancia limitada contenía el crecimiento y avivaba la inflación. Ahora, hay una clara ausencia de tensiones en la cadena de suministro, a pesar del fuerte aumento de los costes de transporte a principios de año, cuando los portacontenedores se vieron obligados a desviar su ruta alrededor del Cabo de Buena Esperanza. "Y lo que es más importante, los bancos centrales han conseguido que las expectativas de inflación vuelvan a su tasa objetivo en la mayoría de las economías avanzadas", agrega.
En este contexto, el mercado del petróleo tampoco está tan tenso como antes. Hasta ahora, explica Olszyna-Marzys, la reciente subida de precios refleja "una prima de riesgo geopolítico más que interrupciones reales de suministro". Antes de las últimas tensiones en Oriente Medio, los operadores preveían un exceso de petróleo en 2025, con precios por debajo de los 70 dólares por barril. No obstante, Arabia Saudí ha abandonado su intención de impulsar los precios del petróleo de nuevo a 100 dólares por barril, prefiriendo en su lugar mantener su cuota de mercado.
"Así pues, para que los precios del petróleo suban significativamente a unos 125 dólares y se mantengan altos –un precio más alto probablemente provocaría una destrucción de la demanda y, a la larga, una bajada de los precios–, habría que mermar la capacidad de exportación de los países del Golfo. De hecho, la simple retirada de la producción de petróleo de Irán del mercado mundial no supondría un cambio sustancial, ya que representa en torno al 4% de la oferta mundial. Otros productores llenarían gustosamente su ausencia", apunta este estratega.
Olszyna-Marzys señala que la caída de la oferta global podría producirse si Israel atacara las instalaciones nucleares o de producción y exportación de petróleo iraníes. Si eso sucediera, Irán posiblemente respondería atacando los campos petrolíferos del Golfo o intentando cerrar el Estrecho de Ormuz, por el que circula el 30% del crudo transportado por mar. Pero este escenario, añade, no es demasiado probable.
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"Si Trump gana, esperamos que el repunte experimentado desde julio en las bolsas cobre fuerza""Recientes informes sugieren que el contraataque previsto contra Irán se limitará a objetivos militares. Incluso si Israel atacara los activos estratégicos de Irán, es poco probable que el régimen iraní responda, al menos inicialmente, atacando los campos petrolíferos de sus vecinos, teniendo en cuenta sus recientes esfuerzos por normalizar las relaciones diplomáticas. En su lugar, podría intentar interrumpir el tráfico de buques petroleros a través del Estrecho de Ormuz, aunque esto probablemente provocaría una respuesta militar estadounidense y nuevas sanciones. No tenemos claro si el régimen iraní está dispuesto a correr este riesgo", explica el experto de J. Safra Sarasin SAM.
De igual modo, es importante tener en cuenta el papel de Estados Unidos en este conflicto, especialmente tras las elecciones presidenciales de noviembre. Las posturas de Donald Trump y Kamala Harris parecen diferir en este ámbito, ya que se espera que Trump adopte una postura más agresiva, lo que podría aumentar la volatilidad, mientras que Harris parece optar por soluciones más diplomáticas. Además, Rania Gule, analista de XS.com, opina que un segundo mandato del republicano podría provocar mayor volatilidad en los mercados del petróleo, debido a su "historial de políticas comerciales estrictas", que podrían afectar a la demanda china, y a un aumento de la producción estadounidense, con la consiguiente respuesta de la OPEP. En cambio, un Ejecutivo liderado por la demócrata Harris podría dar lugar a un enfoque más equilibrado.
No obstante, si se materializara ese escenario y los precios se disparasen hasta el entorno de 125 dólares el barril, sí podrían cambiar las cosas… aunque no tanto como se puede temer. Según cálculos de la gestora helvética, la inflación general de las economías avanzadas podría aumentar 1,5 puntos porcentuales a corto plazo, lo que "probablemente" detendría los planes de recorte de tipos de los bancos centrales.
"Sin embargo, ¿Les obligaría esto a subir tipos? En nuestra opinión, no inicialmente. Para que los bancos centrales adopten una postura más agresiva, los precios del petróleo tendrían que mantenerse altos durante algún tiempo, lo que incrementaría las expectativas de inflación. Es poco probable que las recientes perturbaciones negativas de la oferta tengan un impacto significativo a corto plazo sobre la economía global, que parece estar bien posicionada para absorberlas", explica Olszyna-Marzys.
No obstante, este experto advierte que no deben pasarse por alto las "implicaciones más amplias" que puede provocar la tensión en el mercado del crudo. Y es que la "creciente frecuencia" de las perturbaciones del lado de la oferta se debe también a factores como el cambio climático, el aumento de los riesgos geopolíticos, el creciente proteccionismo o los cambios en los patrones de globalización, entre otros.
"Los bancos centrales, por naturaleza, sólo pueden responder a estas perturbaciones en lugar de predecirlas. Esto, unido a un mercado laboral estructuralmente más tenso, sugiere que la era de la pospandemia puede ser más inflacionista y con una mayor volatilidad macroeconómica en comparación con las últimas décadas", sentencia.
ANÁLISIS TÉCNICO
Por técnico, Gule señala que el crudo West Texas Intermediate (WTI) "necesita" superar el "nivel fundamental" de 71,50 dólares al cierre, hito que "brindaría la oportunidad de probar el nivel de 75,13 dólares, un obstáculo importante".
"A la baja, debería vigilarse el nivel de soporte de 67,12 dólares; si se supera, el mercado podría descender hasta el nivel más bajo de 2024 en 64,75 dólares, seguido de 64,38 dólares", agrega.
Según esta experta, el mercado del petróleo se encuentra en "una fase de consolidación lateral entre 78,00 y 64,00 dólares", con una "perspectiva general que se inclina hacia un sentimiento neutral a bajista". "Los indicadores sugieren un movimiento correctivo alcista a corto plazo que podría alcanzar los 75,00 y 78,00 dólares a medio plazo, aunque el precio se mantiene por debajo de la media móvil simple de 200 días en 75,37 dólares", apunta Gule.