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La aparición de nuevos problemas ensombrece aún a los mercados, que navegan desde hace tiempo por un entorno de volatilidad macroeconómica inusualmente elevada. Los expertos de UBS AM afirman que de aquí a final de año los inversores se van a enfrentar a tres grandes interrogantes, y señalan cuáles serán las claves para configurar las carteras en lo que queda de 2022

En uno de sus últimos informes la gestora había apuntado a tres cuestiones clave que iban a influir en el rendimiento de los activos en la recta final del año. Hablaba de la Fed y su política de endurecimiento monetario, de las "turbias" perspectivas de Europa de cara al invierno debido a la crisis energética, y por último, de la escasez de estímulo por parte de China, que está afectando a la economía mundial.

"Estas cuestiones y sus consecuencias finales siguen siendo muy relevantes", destaca Jaime Raga, senior CRM de UBS AM Iberia. Sin embargo, apunta, "a la luz de los últimos acontecimientos y de la evolución de los precios, han surgido otros tres interrogantes que merecen la atención urgente de los gestores de activos", ya que podrían trastocar a los mercados en lo que resta de año. Son los siguientes:

1. ¿Tiene la intervención en el mercado de bonos de Reino Unido implicaciones más generales?

En UBS son contundentes: "Sí". "Los responsables políticos mundiales se muestran cada vez más recelosos respecto a los efectos sobre la estabilidad financiera de la fuerte subida de los tipos", pero ahora "los riesgos para la deuda pública están cada vez más equilibrados", señala Raga.

En Reino Unido, los rendimientos de la deuda pública se dispararon después de que el gobierno publicara un paquete fiscal mayor de lo previsto, lo que desencadenó una espiral de ventas de deuda doméstica por parte de los fondos de pensiones. El Banco de Inglaterra (BoE) pasó de la venta inminente de activos a la compra neta de bonos del Estado para poner un suelo en el mercado de gilts y proteger los fondos de pensiones de pérdidas potencialmente devastadoras.

En China, Japón, la Unión Europea, Corea del Sur e India (entre otros países), el banco central o las autoridades fiscales están interviniendo en los mercados de divisas o de bonos (o han preparado herramientas para hacerlo). "Los bancos centrales están preparados para hacer frente al impacto en los precios de los activos y mantener su hija de ruta", remarca el experto.

2. ¿El dólar puede seguir subiendo?

"La historia demuestra que el dólar está caro en términos de valoración, pero también que esta condición no impide mayores subidas", avisan desde UBS AM. La gestora cree que la política de la Reserva Federal seguirá favoreciendo al dólar, ya que "es probable que el endurecimiento continúe sin que se produzca un giro hacia la relajación hasta que surjan pruebas concretas de la debilidad del mercado laboral o que la inflación vuelva a acercarse mucho más al objetivo".

Y dado que "ninguno de estos escenarios es probable a corto plazo", remarca Raga, el endurecimiento de los bancos centrales "provocará la caída de una serie de fichas de dominó en la economía mundial, y es probable que el mercado laboral estadounidense sea el último en caer".

A nivel mundial, el sector de los bienes se verá sometido a más tensiones, y "tiene un amplio margen para seguir reduciéndose a medida que la proporción del gasto siga rotando hacia los servicios". "EEUU está en una "posición relativamente mejor para resistir los vientos en contra porque una proporción menor del PIB está vinculada a los bienes", dice Raga, que cree que Europa "está más expuesta al movimiento de los precios de la energía".

Sin olvidar que "otros mercados inmobiliarios son más sensibles a los movimientos de los tipos de interés (la hipoteca de tipo fijo a 30 años es el producto dominante en EEUU) y, por último, China no ha estado dispuesta a reabrir la actividad económica de forma duradera".

"No parece probable que antes de final de año se desencadenen catalizadores positivos fuera de EEUU que puedan producir un cambio de tendencia", insiste el experto de la gestora. Cree, de hecho, que estos catalizadores podrían ser una reapertura a largo plazo en China, un alto el fuego entre Rusia y Ucrania y el fin del control de la curva de tipos por parte del Banco de Japón. "En particular, creemos que el fin de la política de cero Covid de China será más un proceso que un acontecimiento y que se desarrollará a lo largo de 2023".

En opinión de la gestora, "a corto plazo es probable que la fortaleza del dólar persista hasta que sea un problema demasiado grande para que la economía estadounidense lo soporte".

3. ¿Cuáles son las perspectivas de beneficios?

UBS responde al último interrogante de forma clara: "Cada vez más negativo". Recuerda la gestora que el periodo de julio a septiembre de 2022 es el primero desde el segundo trimestre de 2020 en el que tanto las expectativas de ingresos como las de beneficios se han revisado a la baja. "Esto es sintomático de un viraje decisivo hacia un entorno de crecimiento nominal mucho más lento", apunta Raga.

Y es que en los dos últimos años, al menos uno de los dos factores, el crecimiento o la inflación, se ha acelerado o ha sorprendido al alza, dando un impulso adicional a los ingresos y los beneficios. "De cara al futuro, es bastante probable que ni el crecimiento ni la inflación lo hagan", remarca el experto.

"Las bajas expectativas aumentan el potencial alcista durante el periodo de presentación de resultados, elevando la posibilidad de que los activos de riesgo se muevan al alza durante la temporada de beneficios, siempre que los datos no sean tan malos como se teme. Pero con el tiempo, las condiciones macro dominarán", asevera Raga.

La caída de los índices de gestores de compras, la fortaleza del dólar y el descenso de los precios de las materias primas implican que "las estimaciones de beneficios tienen que seguir cayendo". "Creemos que, a menos que se produzca un cambio en la política fiscal o geopolítica que ofrezca un motivo sólido para creer que las revisiones cambiarán pronto, esta presión a la baja seguirá siendo un viento en contra para los activos de riesgo", apunta UBS.

¿DÓNDE INVERTIR?

La pregunta entonces que se harán los inversores es la siguiente: ¿dónde invertir en lo que resta de año? Según la gestora, "la prima de riesgo de la renta variable sigue indicando que las acciones están caras en relación con los bonos, y es probable que se produzcan más recortes en las estimaciones de beneficios". Mientras tanto, los bancos centrales del Reino Unido y de Europa están más dispuestos a protegerse contra las subidas desordenadas de los rendimientos de los bonos.

"La relación riesgo/beneficio de los bonos y el crédito está mejorando con respecto a la renta variable", dice UBS, y por eso sus expertos mantienen una "posición defensiva en la renta variable". A nivel regional, ahora prefieren "las posiciones largas en acciones de EEUU frente a otras acciones de mercados desarrollados, sin cobertura de divisas".

La actividad global se está desacelerando y el crecimiento de los beneficios de las empresas estadounidenses es menos cíclico que el de otras regiones, por lo que "la renta variable estadounidense puede ser más vulnerable si los rendimientos reales continúan su tendencia al alza, ya que es más cara y está más expuesta al factor de crecimiento". Por eso, incide UBS, "es importante tener una exposición sin cobertura de divisas, ya que el dólar estadounidense también se fortalecería probablemente si los rendimientos reales suben, compensando parte del posible rendimiento inferior en el lado de la renta variable".

"Nuestra confianza en las posiciones largas en dólares sigue intacta. Creemos que no es previsible que los catalizadores negativos para el dólar en el ámbito nacional ni los catalizadores positivos fuera de EEUU adquieran mucha importancia en el horizonte táctico de inversión", concluye Raga.

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