La renta variable china ha decepcionado a los inversores desde principios de 2021, y ni siquiera después de dejar atrás la pandemia de Covid-19 la bolsa del gigante asiático ha logrado remontar. La culpa la tiene la desaceleración económica actual, aunque la historia dice que tras periodos como el actual suele haber "rentabilidades excelentes" en bolsa. Por eso desde T. Rowe Price recomiendan fijar la atención en China en 2024, sobre todo porque "la transición económica brinda oportunidades de inversión únicas".
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Los diez desafíos que enfrenta China: "Está atrapada en un estado de baja confianza""No cabe duda de que China se enfrenta a retos estructurales, como los elevados niveles de apalancamiento en el sector inmobiliario y las administraciones públicas locales, las incertidumbres geopolíticas actuales y una evolución demográfica poco favorable. Ahora bien, la desaceleración actual es en gran medida de carácter cíclico", comentan los expertos de la gestora.
Inciden, en un informe de perspectivas para 2024 sobre la segunda economía del mundo, en que el periodo actual que atraviesa China "no puede calificarse de fenómeno único desde el punto de vista histórico", y es que "cada tres o cuatro años China ha experimentado miniciclos económicos".
"La última vez que China vivió un gran ciclo de desapalancamiento fue en 2012-2015, y se tradujo en fuertes caídas de la renta variable china. A este ciclo bajista le siguieron cinco años de rentabilidades excelentes, con el índice MSCI China revalorizándose un 160% durante ese periodo, superando a los grandes mercados, incluido el S&P 500".
Por eso los analistas de T. Rowe Price creen que es momento de que los inversores pongan el foco en el gigante asiático, ya que "existen oportunidades estructurales en varios aspectos: modernización industrial, aumento del consumo y empresas ganando cuota de mercado vía consolidación".
"Vemos esta recesión como una oportunidad para ganar exposición a grandes empresas chinas a precios atractivos", afirman, y ponen el foco en los automóviles y las energías renovables, que están ganando terreno a la tecnología.
Como dicen, el sector manufacturero chino "está avanzando rápidamente y ascendiendo en la cadena de valor". Desde la gestora estadounidense recuerdan que el gasto chino en I+D (investigación y desarrollo) como porcentaje del PIB es ahora superior al de los países de la Unión Europea, lo que ha ayudado al gigante asiático a alcanzar "posiciones de liderazgo" en muchas industrias emergentes.
"El montaje de teléfonos móviles y ordenadores personales es una actividad altamente desarrollada en China. Sin embargo, se espera que en este 2023 las exportaciones chinas de automóviles y de energías renovables superen a las de ordenadores personales y teléfonos móviles", destacan los estrategas de T. Rowe Price.
En concreto, apuntan que China se convertirá en el primer exportador mundial de automóviles este año. "Se trata de un cambio radical, ya que hace apenas tres o cuatro años los fabricantes chinos tenían dificultades para venderlos en su propio mercado nacional".
Pero la transformación del VE (vehículo eléctrico) "ha cambiado la dinámica". "Las empresas chinas no eran muy buenas fabricando motores de combustión interna", pero la producción de sistemas de propulsión por batería "es su punto fuerte", afirman estos analistas
Además, señalan que este giro no se limita a los automóviles. "Hemos observado pautas similares en la maquinaria de construcción y los equipos eléctricos para exteriores, donde las empresas chinas están ganando cuota de mercado gracias a la electrificación", dicen.
Asimismo, la tendencia hacia la diversificación y el reajuste de la cadena de suministro genera problemas para muchas industrias chinas, especialmente las que son altamente dependientes de la demanda o tecnología estadounidenses. "No obstante, en muchos sectores emergentes, como las tecnologías ecológicas, la biotecnología e Internet móvil, las empresas chinas han consolidado tanto su tamaño como su liderazgo tecnológico".
"Si bien es cierto que podrían enfrentarse a incertidumbres en ciertos mercados desarrollados, pensamos que seguirán aumentando su competitividad e implantación mundiales".
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Con este panorama, la recomendación de T. Rowe Price es clara: "Aunque el contexto económico sea desfavorable, los inversores deberían centrarse en encontrar empresas capaces de multiplicar sistemáticamente sus beneficios". ¿Dónde están esas oportunidades? Pues, por ejemplo, en los sectores tecnológico e industrial, que "pueden sacar partido de la modernización industrial y la transición ecológica".
En los sectores tradicionales, como la construcción naval, los servicios petrolíferos en alta mar, el cobre, etc., los estrategas de la gestora prevén "un aumento del retorno sobre el capital invertido impulsado por una dinámica oferta-demanda favorable".
"También animamos a los inversores a separar el comportamiento de los índices del verdadero potencial de rentabilidad de la renta variable china", comentan. En concreto, apuntan que mientras que el índice MSCI China no se ha apreciado mucho en los últimos 10 años, las 20 principales acciones A con mayor participación extranjera "han superado al índice de forma más que significativa".
China, explican, "sigue siendo un mercado muy ineficiente, en el que los inversores minoristas representan en torno al 70% del volumen de negociación". Además, el periodo medio que estos accionistas particulares mantienen la inversión es de apenas 16 días. "Esto puede dar lugar a una alta velocidad y a numerosas oportunidades por valoraciones erróneas", detallan.
Y dicen que "otra asimetría en la renta variable china es la existente entre el conjunto de oportunidades y la asignación de activos de los inversores". Indican que en China hay más de 6.000 valores, pero apenas un 1% son títulos de megacapitalización, es decir, empresas con una capitalización bursátil superior a 30.000 millones de dólares.
"Sin embargo, ese 1% de los valores chinos tiene una ponderación superior al 50% en el índice MSCI China. En promedio, los fondos chinos tradicionales invierten más de la mitad de su patrimonio en tan solo el 1% de los títulos cotizados", por lo que "podría decirse que el restante 98%-99% del universo bursátil chino está escasamente explorado". "A nuestro juicio, existen enormes oportunidades de alfa fuera de los valores de gran capitalización ampliamente conocidos por el consenso", remarcan.
Como colofón, destacan que los tres años consecutivos de descensos que encadena la renta variable china "son una prueba para la convicción y paciencia de los inversores". Ahora bien, inciden, "este prolongado movimiento bajista brinda la oportunidad de lograr exposición a varias magníficas empresas chinas a precios atractivos".
"Suele decirse que las mejores oportunidades de inversión se presentan en los periodos más incómodos. En nuestra opinión, la renta variable china se encuentra actualmente en uno de esos periodos", concluyen desde T. Rowe Price.