Las bolsas asiáticas terminan la semana con signo mixto y caídas más pronunciadas para el Nikkei (-0,68%) mientras el yen se fortalece a máximos de nueve meses frente al dólar, alcanzando 141,1 yenes por dólar este viernes.
Los mercados de China se recuperaron desde mínimos de seis años y los mercados australianos se acercaron, de nuevo, a máximos históricos.
Los inversores reaccionarán a las cifras de inflación de agosto de India publicadas el jueves por la tarde, que mostraron que el índice de precios al consumidor subió un 3,65% interanual, aumentando desde un mínimo de cinco años. Esto superó la cifra revisada de julio de 3,6% y también las expectativas de 3,5% de los economistas encuestados por 'Reuters'.
El índice CSI 300 de China continental sube ligeramente, recuperándose de un mínimo de casi seis años. El índice cerró en 3.127,47 el jueves, el nivel más bajo desde enero de 2019.
En contraste, el S&P/ASX 200 de Australia gana un 0,27%, acercándose a su máximo histórico de 8.148,7.
El Kospi de Corea del Sur baja un 0,15%, mientras que el Kosdaq, de pequeña capitalización, cae un 0,23%. Las acciones del gigante de los chips Samsung Electronics descienden casi un 3% ya que los trabajadores de su planta en India supuestamente se declararon en huelga por quinto día consecutivo.
LA RENTABILIDAD DE LOS BONOS CHINOS CAE A MÍNIMOS HISTÓRICOS
La rentabilidad de los bonos soberanos chinos a 10 años, los más negociados, cayó al 2,075% este viernes, un nivel no visto desde que se empezaron a registrar datos oficiales en 2002. Este movimiento se produjo a pesar de que se observó que los bancos estatales estaban volviéndose más activos en la venta de bonos a largo plazo en el mercado secundario en los últimos días, lo que sugiere que el Banco Popular de China podría haber intervenido para enfriar el repunte, informa 'Bloomberg'.
Este comportamiento evidencia la gran diferencia entre donde los operadores y los responsables de la política china creen que deberían estar los rendimientos gubernamentales. Mientras que los primeros solo quieren hacerse con los activos más seguros en medio de una economía estancada y una prolongada crisis inmobiliaria, los segundos están preocupados de que el estallido de una burbuja alimentada por la liquidez pueda poner en peligro la estabilidad financiera.