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El Banco de Rusia ha decidido elevar en 100 puntos básicos el tipo de interés de referencia, que pasará a situarse en el 8,50% desde el actual 7,50%, nivel en el que el precio del dinero había permanecido estable desde septiembre del año pasado.

La subida del tipo de interés, la primera acometida por la institución presidida por Elvira Nabiullina desde que a finales de febrero de 2022 elevase la tasa al 20% desde el 9,50% tras el comienzo de la invasión de Ucrania, busca responder a la depreciación del rublo y la persistencia de la inflación.

De este modo, el Banco de Rusia ha dejado abierta la puerta a un mayor aumento de los tipos de interés en sus próximas reuniones para estabilizar la inflación cerca del objetivo del 4% para 2024 y más adelante.

Según la previsión del Banco de Rusia, dada la orientación de la política monetaria, la inflación anual oscilará entre el 5% y el 6,5% en 2023 para volver al 4% en 2024.

Este aumento de la presión inflacionaria se observa en una gama cada vez más amplia de bienes y servicios, lo que indica en gran medida que el crecimiento de la demanda interna supera la capacidad de aumentar la producción en muchas industrias, incluso debido a la limitada disponibilidad de recursos laborales.

Además, el Banco de Rusia ha señalado que la transmisión de la depreciación del rublo a los precios, que se ha producido desde principios de 2023, "está cobrando impulso", impulsando al alza las expectativas de inflación de hogares y empresas.

Por otro lado, la entidad considera que la economía rusa ha completado su fase de recuperación y espera que en el futuro las tasas de crecimiento convergerán gradualmente hacia tasas consistentes con una senda de crecimiento equilibrado.

En este sentido, en la mayoría de los sectores económicos, que se especializan en satisfacer la demanda interna, la producción ha alcanzado o superado los niveles previos a la crisis, mientras que la expansión de la producción en las industrias orientadas a la exportación se encuentra significativamente limitada en la actualidad por el comercio exterior y las restricciones financieras.

Asimismo, ha recordado que otras capacidades para expandir la producción en la economía rusa están limitadas en gran medida por la situación del mercado laboral, donde el desempleo ha caído a un nuevo mínimo histórico y la escasez de mano de obra es particularmente evidente en las regiones rusas que experimentan un mayor nivel de consumo y actividad comercial.

Teniendo en cuenta los nuevos datos sobre los cambios en la actividad económica en el escenario de referencia, el Banco de Rusia prevé que la tasa de crecimiento del PIB oscile entre el 1,5% y el 2,5% en 2023, mientras que el próximo año se moverá en un rango del 0,5% al 2,5%, así como en una horquilla de entre el 1% al 2% en 2025 y del 1,5% al 2,5% en 2026.

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