Donald Trump está criticando abiertamente a la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y a su presidente, Jerome Powell, que él mismo nombró para sustituir a Janet Yellen.
“Cada vez que hacemos algo grande, él sube los tipos”, ha lamentado el presidente americano, en referencia a Powell. “No estoy nada contento con la Fed porque Obama tenía tipos de interés cero”, ha añadido en sus últimas críticas.
Otros presidentes estadounidenses han criticado abiertamente a los dirigentes del banco central (aunque en los últimos tiempos han evitado hacerlo tan explícitamente), pero a nadie se le escapa que las críticas tienen como telón de fondo la proximidad de las elecciones de mitad de mandato en EEUU, que se celebran el próximo 6 de noviembre.
“Casi parece que a Powell le ponga contento subir los tipos”, ha sentenciado Trump, que hace un par de semanas comentó que “mi mayor amenaza es la Fed”, debido a las subidas graduales de los intereses que está realizando el organismo. Incluso ha llegado a decir que “lamenta” haber nombrado a Powell.
CRÍTICAS EQUIVOCADAS
La firma de análisis Oxford Economics considera “equivocadas” estas críticas y cree que tienen como objetivo hacer de la Fed “el chivo expiatorio de la caída del mercado de acciones y una posible desaceleración de la economía, especialmente dos semanas antes de las elecciones de mitad de mandato”.
En este sentido, Janet Yellen, antecesora de Powell en el cargo, ha considerado que “politizar y socavar la independencia de la Fed es dañino para la institución y para la estabilidad financiera”.
Desde Oxford Economics, coinciden con Yellen y destacan que la mera posibilidad de que Trump comente en público que se plantea sustituir a Powell porque no le gusta su política es peligroso porque “tener un banco central independiente es fundamental para evitar medidas monetarias influenciadas políticamente que pueden afectar negativamente a la salud de la economía y erosionar la confianza global en el mercado financiero” de EEUU.
En su opinión, cualquier intento de Trump por relevar a Powell “hundiría los mercados de acciones” y provocaría un importante repunte en “los rendimientos de los bonos”, lo que “afectaría dramáticamente a los mercados financieros”, uno de los principales temores del presidente americano.
El banco de inversión alemán Berenberg afirma que las declaraciones de Trump “son altamente inapropiadas e inoportunas, pero no se espera que influyan en las decisiones de política monetaria de la Fed”.
EL CONSEJO DE GREENSPAN
En este sentido, el expresidente del organismo, Alan Greenspan, ha recomendado a Jerome Powell y su equipo que se pongan "orejeras" para no escuchar las palabras del presidente. También ha señalado que las presiones sobre la Fed siempre han existido, pese a que no se hacían públicas.
"Todos los presidentes piensan que saben más que la Fed sobre cómo actúan los mercados y sobre dónde deberían situarse los intereses", ha comentado Greenspan, quien ha añadido que recibía presiones políticas "todo el tiempo" para mantener los tipos bajos.
Sobre Powell, ha mostrado una gran confianza en su liderazgo al señalar que "su competencia es tan grande que no me preocupa hacia dónde se dirigirá la Fed". Así que bien haría Trump en dejar de criticar públicamente a Powell, ya que sus palabras pueden volverse rápidamente en su contra y provocar lo que más teme: un fuerte desplome en Wall Street.