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No ha sido la semana más sencilla para el petróleo. Los precios del crudo atraviesan una fase de elevada volatilidad. El crudo Brent se acercó a los 82 dólares el pasado lunes, para posteriormente verse incapaz de consolidar los 80 dólares; por su parte, el petróleo West Texas trató de alcanzar los 80 dólares, aunque corrió la misma suerte que su homólogo europeo y se viene moviendo en los 76 dólares. Sin embargo, estos movimientos no se circunscriben únicamente a los últimos siete días de agosto, sino que, más o menos, ha sido lo que el 'oro negro' ha venido haciendo en el mes que acabamos de despedir.

Buena parte de esta situación se debe, como viene siendo habitual, a la inestabilidad en África y en Oriente Medio. Por un lado, la tensión en Oriente Próximo sigue siendo un quebradero de cabeza para el mercado del petróleo. Tras los ataques mutuos entre Hezbolá e Israel de hace unos días, ambas partes dieron muestras de no tener intención de impulsar una escalada regional más amplia... de momento. Esto, mientras las conversaciones de paz entre Tel Aviv y Hamás no parecen avanzar y con Estados Unidos reforzando su presencia en la región, lo que podría provocar a Irán y acabar arrastrando al ejército estadounidense al conflicto, lo que parece estar en consonancia con los intereses del primer ministro Netanyahu y su coalición de extrema derecha.

Por otro, cabe destacar los problemas con la producción petrolera en Libia, resultante de un conflicto político en torno a la figura del gobernador del banco central libio, lo que provocó que el Gobierno del este del país paralizase la exportación de crudo. El Gobierno del oeste, que gobierna desde Trípoli y cuenta con mayor apoyo internacional, pretendía sustituir a Sadiq al-Kabir, actual presidente del banco central de Libia y partidario del Gobierno del este, acusándolo de gestionar mal los ingresos percibidos por la venta del petróleo libio, de cuya venta el banco central es responsable.

La producción en Libia ha caído en 1,5 millones de barriles en los últimos días de agosto, lo que supone una pérdida total de 120 millones de dólares, según la Corporación Nacional del Petróleo del país miembro de la OPEP. A su vez, la consultora Rapidan Energy ha estimado que las interrupciones de la producción en Libia ascenderán a entre 900.000 y un millón de barriles diarios y durarán varias semanas.

"Existe la creencia de que el conflicto político entre Gobiernos enfrentados podría desencadenar un cierre generalizado entre los productores libios de yacimientos petrolíferos, lo que podría provocar una escasez diaria de 1,2 millones de barriles. Sin embargo, creemos que esta hipótesis es demasiado optimista", señala Naeem Aslam, director de inversiones de Zaye Capital Markets.

Por su parte, Quásar Elizundia, analista de investigación de Pepperstone, destaca que el entorno económico global sigue siendo incierto y poco favorable para los precios del crudo, con señales de desaceleración evidentes en EEUU. Además, la continua debilidad de la economía de la eurozona contribuye a la fragilidad de la demanda exterior en China, lo que en última instancia puede reflejarse en la demanda de crudo y mantener también los precios bajo presión. Asimismo, el aumento de las ventas de vehículos eléctricos en el gigante asiático tampoco ayudará a los precios del crudo.

"El petróleo ha mostrado ser particularmente vulnerable tras los últimos datos de empleo de julio, que decepcionaron las expectativas del mercado. El informe de esta semana será determinante para la dirección futura de los precios del crudo a medida que se continúa evaluando la debilidad económica. Aunque los inventarios de crudo en EEUU disminuyeron menos de lo esperado, este factor ha jugado un rol secundario en la reciente operativa del mercado, donde la combinación de una reducción en las tensiones geopolíticas y un panorama económico incierto continúa siendo el principal motor detrás de la reciente debilidad en los precios del petróleo", agrega este estratega.

¿QUÉ HARÁ LA OPEP?

Este contexto ha provocado que numerosos analistas se pregunten cuál será el próximo movimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En este sentido, se espera que disminuya el suministro iraquí después de que la producción del país superara su cuota acordada con la OPEP y sus aliados, el grupo conocido como OPEP+, según informó la agencia 'Reuters' citando a una fuente con conocimiento directo del asunto. En concreto, Irak planea reducir su producción de petróleo a entre 3,85 millones y 3,9 millones de barriles diarios en septiembre.

En los últimos mes, la OPEP+ acordó retirar gradualmente los recortes voluntarios de producción de 2,2 millones de barriles diarios en el transcurso de un año, desde octubre de 2024 hasta septiembre de 2025. Goldman Sachs y Morgan Stanley han rebajado su previsión para el Brent a 77,00 dólares por barril para 2025, ante la posibilidad de que la OPEP cumpla sus promesas. Sin embargo, estas previsiones parecen estar bajo peligro.

"Los precios siguen bajos. Esto ha provocado que las ventas de exportación de petróleo de Arabia Saudí cayeran en junio a su nivel más bajo en tres años, 17.700 millones de dólares. Esto podría retrasar los planes de la OPEP para sostener los precios", subraya Rania Gule, analista sénior de mercados de XS.com. Además, esta experta señala que los inventarios comerciales estadounidenses siguen por debajo de los niveles del año pasado, lo que hace que las fluctuaciones del mercado del petróleo "sean volátiles y desequilibradas a corto y medio plazo, hasta que se recupere el equilibrio entre la oferta y la demanda mundiales".

Asimismo, los analistas de ANZ aseguran en un reciente informe que el mercado "está preocupado" por las "perspectivas a medio plazo" del petróleo, ya que los balances para 2025 "parecen débiles". "Creemos que la OPEP no tendrá más remedio que retrasar la retirada de los recortes voluntarios de producción si quiere que suban los precios", sentencian. En este contexto, los estrategas de Oxford Economics ven al crudo en una media de 83 dólares por barril este año, antes de alcanzar una media de 77,5 dólares por barril el próximo 2025.

Por su parte, los estrategas de Julius Baer creen que estamos de vuelta en un escenario de "jeque contra esquisto". "Hace unos años, el mercado del petróleo vivió un periodo que los comentaristas calificaron de enfrentamiento entre los productores de petróleo de Oriente Medio y el negocio estadounidense del esquisto. A medida que la creciente producción de petróleo de esquisto conquistaba el mercado, Oriente Medio, con su amplia capacidad y su producción de bajo coste, se veía obligado a decidir entre mantener estable la producción, disfrutar de precios sólidos y perder cuota de mercado, o aumentar la producción y mantener la cuota de mercado, pero a precios más bajos. La situación actual del mercado es parecida", apunta Norbert Rücker, director de investigación económica y próxima generación del banco suizo.

Para este estratega, un aplazamiento de los recortes de la OPEP es un desenlace "factible" en estos momentos, pero no tiene tan claro cómo podría reaccionar el mercado. "Algunos podrían apuntar a la prolongada estrechez, otros a la prolongada y sustancial capacidad excedentaria. Cualquiera que sea la narrativa que prevalezca, el elemento decisivo en última instancia parece ser la proyección sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo. Dada la persistente inflación de los precios al consumo en Estados Unidos y los continuos retos económicos en China, combinados con su rápida transición energética, prevemos un mayor estancamiento de la demanda mundial de petróleo", reflexiona.

"Mientras tanto, los precios han caído hacia nuestros objetivos a corto plazo, por lo que elevamos nuestra opinión a 'neutral'. De cara a 2025, vemos precios cada vez más bajos, al igual que el propio mercado, como demuestra la pendiente descendente de la curva de futuros", concluye.

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