El petróleo ha mantenido el rebote este jueves a la espera de la respuesta de Israel a Irán, que será clave para la evolución del precio del 'oro negro' a corto plazo. El barril tipo Brent se ha disparado un 5,20%, hasta 77,74 dólares, tras las declaraciones del presidente de EEUU, Joe Biden, quien ha afirmado que está "discutiendo" un posible ataque israelí contra instalaciones petrolíferas de Irán.
Estas palabras llegan tan solo un día después de que la propia administración Biden hubiera presionado a Israel para que la respuesta estuviera centrada en instalaciones militares del régimen persa. En este sentido, EEUU teme que una severa respuesta israelí, particularmente una dirigida a las instalaciones nucleares de Irán, pueda desencadenar una mayor escalada del conflicto.
Los ministros de los estados árabes del Golfo Pérsico e Irán también han celebrado una reunión organizada por Qatar en la que han discutido la desescalada del conflicto, intentando "tranquilizar" a Irán.
A este respecto, fuentes iraníes han explicado a Al Jazeera que Irán ha enviado un mensaje a Estados Unidos, a través de diplomáticos suizos, en el que dice que "la fase de autocontrol unilateral ha terminado" y que cualquier ataque israelí encontraría una "respuesta no convencional" que incluye atacar la infraestructura de Israel. No obstante, el mensaje indirecto, según esta fuente, es que Irán no quiere una guerra regional.
Así, Ipek Ozkardeskaya, analista de Swissquote Bank, comenta que "lo único" que puede disparar el precio del "es que Israel, respaldado por Estados Unidos, ataque las instalaciones petroleras iraníes".
En su opinión, "ese es el mayor riesgo para el suministro mundial de petróleo y es, para mí, el único escenario que justificaría un aumento de los precios del crudo a 100 dólares por barril o más".
Una probabilidad que está sobre la mesa, aunque una crisis del petróleo sería muy perjudicial para la economía global, y al mismo tiempo obligaría a los bancos centrales a detener el proceso de reducción de los tipos de interés que han iniciado en los últimos meses.
"Un repunte significativo de los costes de la energía detendría y revertiría" las bajadas de tipos de los bancos centrales, "lo que a su vez impulsaría las expectativas de recesión mundial y limitaría el potencial alcista del petróleo", asegura Ozkardeskaya.