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Recurso de inteligencia artificial.rawpixel.com/Freepik

Las tecnológicas siguen volando en bolsa en 2024. El S&P 500 sube alrededor de un 22% en lo que va de año, mientras que el Nasdaq 100 acumula una revalorización del 20% desde el 1 de enero; a su vez, los '7 Magníficos' han repuntado un 30% de media en estos nueve meses y medio. Buena culpa de este repunte la tiene la inteligencia artificial (IA), que se ha convertido en una de las temáticas de moda. Y aunque algunos analistas opinan que pueden ser una burbuja peligrosa, Goldman Sachs lo tiene claro: va a seguir impulsando al mercado.

No obstante, eso no significa que no haya peligros. Según Peter Oppenheimer, estratega jefe global de acciones y director de investigación macroeconómica del banco americano, un pequeño grupo de acciones tecnológicas representa una parte "inusualmente alta" de la capitalización del mercado. Esta alta concentración, añade, supone un riesgo que los inversores deben tener muy en cuenta.

"Los inversores deben buscar diversificar su exposición para mejorar los rendimientos ajustados al riesgo, al mismo tiempo que acceden a posibles ganadores en empresas tecnológicas más pequeñas y otras partes del mercado, incluidas las de la vieja economía, que se beneficiarán del aumento en el gasto en infraestructura", escribe este experto en un reciente informe.

LA IA NO ES UNA BURBUJA

El buen hacer del sector tecnológico no es nuevo. Las compañías de este ramo han generado el 32% de los rendimientos de renta variable global y el 40% del mercado de renta variable de EEUU desde 2010. Según Oppenheimer, que esto se debe a "fundamentos financieros más sólidos" en lugar de "especulación irracional" en el mercado, justificado por los beneficios obtenidos por estas compañías en las últimas décadas.

En este sentido, el experto de Goldman Sachs destaca que los impresionantes rendimientos del sector han surgido de un pequeño número de empresas hiperescalables en EEUU. Y, de nuevo, las ganancias de estas empresas han superado con creces al mercado en general, lo que, según Oppenheimer, justifica las subidas.

"Los impulsores de este éxito reflejan su capacidad para aprovechar el software y la computación en la nube y generar alta rentabilidad a través de una extraordinaria demanda creciente. Pero su reciente aumento en rendimiento desde 2022 se debe en gran medida a las expectativas y aspiraciones en torno a la IA. A pesar del continuo crecimiento de sus ganancias, las valoraciones han subido, lideradas por un grupo cada vez más reducido de 'hiperescaladores'", explica.

Asimismo, Oppenheimer señala un patrón constante que ha ocurrido a lo largo de "cientos de años", desde "los canales en el siglo XVIII" hasta el "teléfono": las nuevas tecnologías tienden a atraer capital significativo y competencia. "Aunque no siempre terminan en una burbuja espectacular (y colapso), generalmente hay una fuerte disminución generalizada de precios a medida que los rendimientos se moderan", agrega este experto.

"Incluso en casos donde una burbuja estalla y muchas empresas colapsan, esto no significa que la tecnología en sí fracase. Sin embargo, la creciente competencia es clave para reducir los rendimientos en relación con las expectativas del mercado en el punto máximo del ciclo. Eventualmente, el mercado de la tecnología original tiende a consolidarse en unos pocos grandes ganadores, y la oportunidad de crecimiento se desplaza a innovaciones secundarias o productos y servicios que siguen a la tecnología original", apunta.

En este contexto, Oppenheimer destaca que el grupo de empresas que dominan, hasta ahora, en la era de la IA es "inusual" porque ya estaban en la cima durante la última ola tecnológica. Estas empresas se habían beneficiado de su dominio del software y de los servicios en la nube y su escala y rentabilidad les han permitido absorber el alto costo de inversión en IA. Hablamos de nombres como Microsoft, Amazon o Meta, entre otras.

No obstante, el experto observa señales de que nuevos competidores podrían surgir en este escenario. Por un lado, el número de patentes de IA ha aumentado "significativamente", superando las 60.000 en 2022, frente a unas 8.000 solo cuatro años antes. Además, agrega, hay indicios de que "el patrón típico de crecimiento de capital a gran escala y competencia está ocurriendo en el espacio de la IA, tal como ocurrió en olas tecnológicas previas.

Esto, explica Oppenheimer, podría ser una oportunidad para los inversores. "Históricamente, los participantes del mercado han comprendido más o menos el potencial de crecimiento de las nuevas tecnologías. Sin embargo, a veces subestiman que las empresas pioneras en la tecnología no son necesariamente las que finalmente crean el mayor valor de mercado a partir de ella", subraya.

Como ejemplo, señala que se invirtió mucho en empresas de telecomunicaciones al inicio de la revolución de Internet, pero, con el paso de los años, fueron las redes sociales y empresas de otro tipo los grandes vencedores. "Por lo tanto, mientras que las empresas tecnológicas líderes de hoy probablemente seguirán siendo dominantes en sus respectivos mercados, la rápida innovación, particularmente en torno al aprendizaje automático y la IA, probablemente creará una nueva ola de superestrellas tecnológicas", escribe Oppenheimer.

"Es probable que la IA y la robótica no solo creen nuevas empresas innovadoras de rápido crecimiento, sino que también aumenten las posibilidades de importantes reestructuraciones en sectores no tecnológicos", añade.

RIESGOS

No obstante, como explicaba antes Oppenheimer, la confianza en estos valores no implica que sea una inversión libre de riesgos. Por un lado, estas firmas requieren un elevado gasto de capital, un gran cambio respecto a la década de 1990, cuando las empresas de software construyeron negocios con altos márgenes de beneficio y bajos gastos de capital.

"Al igual que vimos con las empresas de redes en internet, la IA está impulsando un gran auge de inversiones en capital y amenaza con sofocar las altas tasas de rendimiento que han caracterizado al sector en los últimos 15 años y que las valoraciones actuales implican que continuarán", apunta Oppenheimer. Además, existe el riesgo de que, a medida que la competencia aumente, los retornos y márgenes de las empresas ahora dominantes comiencen a disminuir. A su vez, las tasas de crecimiento probablemente también se reducirán.

Por otro lado, hay un riesgo de alta concentración en el mercado que "puede no ser irracional", ya que la escala de inversión necesaria para competir en IA deja fuera a las empresas más pequeñas. Pero, aunque sea racional, es un riesgo para los inversores, afirma Oppenheimer.

"Con los mercados dependiendo cada vez más de la suerte de unas pocas empresas, el daño colateral de los errores específicos de acciones probablemente será particularmente alto. Un mercado dominado por unas pocas acciones se vuelve cada vez más vulnerable a interrupciones o regulaciones antimonopolio. Incluso empresas que han disfrutado de un poder casi monopólico en el pasado, finalmente han sucumbido a estas presiones", explica el experto de Goldman Sachs.

Finalmente, pese a su convicción de que la IA y las tecnológicas no están en una burbuja, Oppenheimer recomienda diversificar la cartera y reducir los riesgos de concentración. Empresas de otros sectores, como el sanitario o el biotecnológico, también podrían verse beneficiados de la innovación en IA, así como el sector financiero o la ciberseguridad, por citar algunos. "Por supuesto, no es posible anticipar qué productos serán o quiénes serán los que los desarrollen. Pero esa es otra razón para asegurar una diversificación amplia en la exposición a acciones", concluye.

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