• También se 'comió' el subidón de DIA previo a la destitución del CEO y el derrumbe de Inditex
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El presidente de la CNMV, Sebastián Albella, presenta el Plan de ActividadesPABLO MORENO

La CNMV, la policía del mercado, vuelve a estar donde solía con sus anteriores presidentes: a la luna de Valencia. Esta semana hemos tenido un ejemplo palmario con el subidón de Mediaset el lunes tras las informaciones de una posible OPA, que llegó a ser del 20% (se redujo al 9,79% al cierre),al que siguió un desplome del 7,45% ayer. Sebastián Albella ni suspendió la cotización ni siquiera exigió a la empresa publicar un hecho relevante confirmando o desmintiendo la noticia.

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La posibilidad de que la matriz italiana compre el 48% que no controla de Mediaset España fue publicada por Bloomberg, el medio financiero más seguido del mundo y normalmente fiable. El mercado le dio credibilidad y el valor se disparó. Mediaset Italia dio un desmentido que recogió la prensa italiana y del que nos hicimos eco en Bolsamanía. ¿Eso implica que todos los inversores tenían información suficiente, como exige la ley? No parece. Sin embargo, no se suspendió la cotización hasta que la CNMV se asegurase de que todo el mundo sabía lo que pasaba.

Ni siquiera pidió un hecho relevante sin suspensión. Nada. Este martes se desinflaron las expectativas y el valor perdió todo lo que había ganado. Estamos donde estábamos. Pero eso no significa que no haya pasado nada. Por el camino, mucha gente ha podido ganar o perder mucho dinero sin que mueva un dedo quien debe velar porque el campo de juego esté nivelado.

El problema es que no es un hecho aislado. En febrero, Inditex dio un 'profit warning' camuflado en un encuentro con analistas pero no remitió un hecho relevante. El valor se hundió, como es lógico, pero tampoco fue suspendido para que los miles de pequeños accionistas de la mayor empresa española cotizada pudieran saber por qué estaban perdiendo dinero a manos llenas.

Aparte de la desidia de la CNMV, hay un problema de fondo, que es que no está claro cuándo debe suspenderse o no la cotización, sino que queda a criterio del supervisor. Más claro es cuándo debe publicarse un hecho relevante: cuando haya alguna información relevante, como su nombre indica. Cosa que parece que ocurría en los casos de Mediaset e Inditex. Pero no se cumple en todos los casos, lo que provoca grandes agravios comparativos. Cabe recordar la exigencia de desmentidos al Popular en sus últimos días cada vez que salía una noticia sobre su crítica situación.

Ningún presidente de la CNMV ha sabido solucionar este problema. Algunos, como Manuel Conthe, llegaron al disparate de pretender prohibir las exclusivas periodísticas, ante lo que el gremio le tuvo que recordar que la libertad de expresión e información es un derecho constitucional sobre el que la CNMV no tiene nada que decir. Las primicias y las exclusivas van a existir siempre porque los medios vivimos de ellas, y el supervisor debe aplicar unas reglas claras sobre cuándo se suspende a un valor y cuándo hay que remitir un hecho relevante.

INFORMACIÓN PRIVILEGIADA FLAGRANTE EN DIA

Con todo, esto no es lo peor que le ha ocurrido últimamente a la CNMV. Peor que la falta de difusión de las noticias es la información privilegiada, que supone un flagrante abuso de mercado y es delito. Pues parece bastante claro que la hubo el día en que DIA destituyó a Ricardo Currás como consejero delegado, ya que el valor se disparó en bolsa desde mucho antes de que -esta vez sí- publicara un hecho relevante con la decisión. Alguien debía de saber algo.

¿Ha hecho algo al respecto la CNMV? No que se sepa. La llegada de Albella creó grandes expectativas en el mundo financiero porque, para variar, la policía del mercado iba a tener al frente a alguien que sabía de mercados. Sus primeras medidas, como agilizar los larguísimos plazos para cualquier trámite, hicieron pensar en que las cosas por fin habían cambiado.

Ese buen inicio se quebró con el agravio entre el Popular y Liberbank por los cortos (permitidos en el primero y prohibidos en el segundo) y dio paso a la deriva actual en la que, por cierto, las firmas vuelven a eternizarse en los trámites. El presidente debería frenarla y recuperar el rumbo perdido, por el bien de todos los inversores y por el suyo propio.

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