La lucha contra la inflación, a pesar de la lenta desaceleración observada, hace necesario que la política monetaria continúe siendo restrictiva y que los tipos de interés suban en Estados Unidos y la eurozona hasta que haya señales claras de alivio de las presiones subyacentes en los precios, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que advierte del efecto del endurecimiento monetario sobre el crecimiento y los mercados financieros.
"La política monetaria debe seguir siendo restrictiva hasta que haya señales claras de que las presiones inflacionarias subyacentes se reduzcan de forma duradera", señala el 'think tank' de las economías desarrolladas.
"Todavía se necesitan más aumentos de las tasas de interés en muchas economías, incluidos Estados Unidos y la zona euro", defiende la organización con sede en París, que considera probable que, dada la lentitud en el retroceso de la inflación subyacente, es probable que las tasas oficiales se mantengan altas hasta bien entrado 2024.
No obstante, reconoce que el necesario ajuste monetario para domar la inflación representa un riesgo central por la escala y duración inciertas del mismo y la amenaza de que la persistencia en el incremento de los costes o los márgenes, así como en las expectativas de inflación, obliguen a los bancos centrales a mantener las tasas más altas durante más tiempo del esperado actualmente, lo que desencadenaría turbulencias en los mercados financieros.
Asimismo, unos tipos de interés más altos también podrían tener efectos más fuertes de lo esperado en el crecimiento económico, particularmente si las subidas exponen las vulnerabilidades financieras subyacentes.
De este modo, si bien la OCDE considera que el enfriamiento de mercados sobrecalentados, incluido el inmobiliario, y la revisión de los precios de las carteras financieras son canales estándar de transmisión de la política monetaria, "es difícil medir el impacto total de las tasas de interés más altas", advirtiendo de que los niveles de deuda y el coste del servicio de la misma se elevaron en muchas economías incluso antes de que se sintiera el impacto de las mayores tasas de interés.
"El aumento de la tensión en los hogares y las empresas, y el mayor potencial de incumplimiento de los préstamos, aumentan los riesgos de posibles pérdidas en los bancos y las instituciones financieras no bancarias", apunta la OCDE.
Además, para la institución, los cambios bruscos en los tipos de interés del mercado y en el valor de mercado actual de las carteras de bonos también podrían exponer aún más los riesgos de duración en los modelos comerciales de entidades financieras, como lo puso de manifiesto la quiebra del banco estadounidense Silicon Valley en marzo.
En este sentido, considera que las acciones adoptadas inmediatamente para salvaguardar a los depositantes, mientras que se penaliza a los accionistas, y la regulación mejorada después de la crisis financiera mundial "reducen el riesgo de un amplio contagio financiero".
"Han comenzado a aparecer señales del impacto de una política monetaria más restrictiva en partes del sector bancario, incluidos bancos en los Estados Unidos", apunta la OCDE, que también destaca que el crecimiento crediticio real y esperado se ha desacelerado en varias economías, incluida la eurozona.