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La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha constatado que el indicador que mide el estrés de los mercados financieros españoles se disparó en marzo desde un nivel bajo de 0,19 a un nivel alto de 0,56, según indica en su boletín trimestral.

Este repunte del estrés de los mercados financieros españoles es el mayor experimentado en cuatro semanas consecutivas y se trata además del tercer valor más alto de la serie histórica, solo por debajo del registrado a finales de 2008 (0,88) o a mediados de 2012 (0,70).

El repunte responde a que las caídas abruptas de los precios de los activos, junto con el deterioro de su liquidez y el incremento de la volatilidad, han generado aumentos muy importantes del nivel de estrés en la mayoría de los segmentos que conforman el indicador general.

El informe ha señalado que, en general, la extensión del virus a nivel global en pocas semanas y las medidas de confinamiento adoptadas en la mayoría de los países han dado lugar a un periodo de turbulencias en los mercados financieros internacionales y nacionales que ha sido especialmente intenso en marzo.

La tendencia de los mercados financieros españoles en el primer trimestre fue parecida a las de otros mercados de su entorno, como consecuencia de la crisis. El indicador de estrés repuntó al 0,56 a finales de marzo y desde entonces se mantiene relativamente estable (0,55-0,56), valores que se corresponden con un nivel de estrés alto (por encima de 0,49).

Los mercados de renta variable nacionales, que terminaron 2019 con un avance del 11,8%, iniciaron el año con ligeros retrocesos por temor a los efectos del coronavirus en la economía y el crecimiento mundial, pero las caídas se intensificaron conforme avanzaba el trimestre, al conocerse que el virus estaba extendiéndose con fuerza por Europa y gran parte del resto del mundo. El Ibex 35 acumuló pérdidas del 28,9% en el primer trimestre, su mayor caída acumulada en tres meses.

Los descensos no fueron homogéneos entre compañías, destacando por su intensidad los del sector de servicios de consumo (aerolíneas y empresas hoteleras), los bancos y las petroleras. Entre las compañías con descensos más moderados, destacaron las eléctricas, las farmacéuticas y las empresas de alimentación, para las que se espera una repercusión menos intensa de la crisis.

En los mercados españoles de renta fija, las rentabilidades de la deuda pública a largo plazo, que habían aumentado ligeramente en el último tramo de 2019, presentaron repuntes transitorios como consecuencia de las turbulencias, que se relajaron tras el anuncio del voluminoso programa de compras del Banco Central Europeo (BCE), aunque los tipos de la deuda pública y de la privada mostraron ligeras alzas en el trimestre, que fueron más intensas para los activos con peor calificación crediticia.

De su lado, la industria de los fondos de inversión mostró un aumento del 7,8% de su patrimonio en 2019 y su expansión continuó en los primeros compases de 2020, pero se vio interrumpida en marzo a raíz de la crisis, manifestándose en una pérdida notable de valor de las carteras y en un aumento de los reembolsos.

El informe de la CNMV apunta que el patrimonio habría podido caer cerca de un 10% en el tercer mes del año, aunque el sector "ha funcionado con normalidad, sin que haya sido necesaria la suspensión de reembolsos en ninguna institución".

En cuanto a la prestación de servicios de inversión, las entidades de crédito continuaron siendo las principales proveedoras de estos servicios. Los intermediarios financieros no bancarios (fundamentalmente sociedades y agencias de valores) experimentaron un nuevo descenso de los beneficios antes de impuestos en 2019, aunque el número de entidades en pérdidas fue menor, lo que sugiere que "el comportamiento desfavorable registrado por este sector en 2019 se concentró en un número relativamente reducido de entidades", según la CNMV.

Sin embargo, el supervisor de los mercados ha advertido de que las perspectivas para estas entidades, que durante los últimos años mostraban un cambio progresivo de su modelo de negocio, más diversificado entre los diferentes servicios que pueden prestar, son "complejas", pues a la competencia que ejercen las entidades de crédito en la provisión de estos servicios financieros se une "un escenario de crisis que complica aún más el desarrollo del negocio".

RETOS PARA ESPAÑA

En su informe, la CNMV realiza un análisis de los riesgos más relevantes que se observan para el panorama económico nacional, una vez superada la crisis sanitaria.

Por un lado, apunta a las dificultades para que se reanude la actividad a una tasa similar a la que existía antes de esta crisis para lograr una salida en V y no en U o L, para lo que cobrarán especial importancia las medidas de reactivación de sectores estratégicos como la industria automotriz y el turismo.

Otro reto es el de compaginar una política fiscal a medida para minimizar los efectos de la crisis a nivel sanitario, económico y social con la necesidad de preservar la sostenibilidad de las finanzas públicas a medio y largo plazo. En este sentido, la CNMV recuerda que el reciente acuerdo con Bruselas otorga una flexibilidad mayor a la hora de gestionar el déficit y la deuda pública a corto plazo.

Por otra parte, España se enfrentará a una elevada tasa de desempleo originada por la pandemia, con el riesgo de que una parte relevante de la misma acabe siendo de larga duración, así como a una variación en los patrones de consumo y los cambios previsibles en el comportamiento de la población, por ejemplo, en forma de renuncias al uso del transporte público o a las compras en grandes establecimientos de consumo.

El informe también apunta a la repercusión negativa para el negocio de las empresas exportadoras españolas expuestas a los mercados internacionales, agravada por el colapso de los precios de algunas materias primas, y a la prolongación de algunas fuentes de incertidumbre política de carácter nacional.

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