China y EEUU están a punto de firmar, de forma oficial, el acuerdo comercial de Fase 1 que alcanzaron en diciembre. Ambas potencias decidieron dividir sus negociaciones en varios bloques, y tras año y medio de idas y venidas lograron un trato sobre el primero de ellos. Ahora el mercado mira ya hacia la Fase 2, aunque cree que Donald Trump solo firmará un nuevo acuerdo si tiene las encuestas en contra.
Y es que este 2020 es año electoral en EEUU. El próximo mes de noviembre se celebrarán las elecciones presidenciales, y el republicano se presenta a la reelección. Trump, de hecho, aseguraba hace unos días que la segunda parte del acuerdo comercial con China tendría que esperar hasta después de los comicios, aunque los analistas creen que dependiendo de cómo marchen las encuestas el presidente estadounidense podría verse obligado a ceder.
"¿Qué determinará si conseguimos un acuerdo de fase dos? Las encuestas electorales de Estados Unidos", afirman los expertos de Danske Bank, que apuntan que si los sondeos están en contra de Trump antes de la cita en las urnas "puede que esté más dispuesto a comprometerse y a hacer un trato que añada combustible extra a los mercados de valores y al sentimiento económico".
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Acuerdo China-EEUU: sin grandes alegrías y con todo "más que descontado"Es decir, que solo unas encuestas en contra llevarán a Trump a firmar la Fase 2 antes de los comicios. Eso, o un deterioro importante en la economía de EEUU. Sobre la primera cuestión, cabe recordar que últimamente la candidatura del republicano se ha debilitado en varios estados importantes, entre ellos Pennsylvania y Michigan. En Danske Bank calculan que Trump solo puede permitirse perder 34 votos electorales en comparación con las elecciones de 2016, dado que se necesitan 270 para salir vencedor, y hace cuatro años ganó por 304.
Sobre la situación del PIB, estos analistas señalan en su último informe ('10 preguntas clave sobre la economía mundial en 2020') que "si la economía pierde más impulso, Trump podría optar por hacer un acuerdo de Fase 2 más grande para añadir viento de cola al crecimiento".
Son muchas las incógnitas que hay sobre el nuevo ciclo que se abrirá tras la firma del primer acuerdo, tantas que incluso podría suceder que la Fase 2 se dividiese en varias partes. No en vano el Secretario del Tesoro de EEUU, Steve Mnuchin, ya ha dicho que podría realizarse por etapas, de forma que se trabajaría primero en la fase 2A, luego en la fase 2B, etc.
El problema es que aunque Trump intente esperar a después de las elecciones para hacer cualquier movimiento, siempre que su situación se lo permita, China presionará para cerrar, al menos, un "acuerdo parcial a finales del primer semestre", dice Danske Bank. Los expertos del banco danés creen que el gigante asiático está "ansioso" por comenzar las negociaciones de esta nueva fase, aunque también recuerdan que ha dejado claro hasta dónde llegará. Ya en mayo de 2019, cuando se rompieron las negociaciones, los chinos dijeron que había 'líneas rojas' que no pasarían y que solo el 80% de las demandas de EEUU podían ser satisfechas.
Por ello, el equilibrio que haya entre el ala 'reformista' y ala más 'dura' en China será importante para saber cuánto se moverá el país para lograr cerrar un acuerdo. "Si EEUU se aferra a las fuertes restricciones a las exportaciones de tecnología, China estará menos dispuesta a cumplir con las demandas estadounidenses", opina Danske Bank, que cree no obstante que hay "más del 50% de posibilidades de que la Fase 2A se lleve a cabo en los primeros seis meses del año". Espera, de hecho, que las aguas sigan tranquilas, y por eso da menos de un 50% de probabilidad a que haya una nueva escalada de la guerra comercial en 2020.
NEGOCIACIONES MÁS DIFÍCILES
Aunque, sea como sea, las negociaciones que se emprendan tras la firma del acuerdo de Fase 1 serán mucho más difíciles que las que se han desarrollado hasta ahora, ya que los temas más espinosos se han dejado para esta segunda parte.
¿Qué hay sobre la mesa para la Fase 2 del acuerdo comercial? En esta fase EEUU y China negociarán sobre las políticas industriales del gigante asiático (con especial atención a las subvenciones), pero también sobre la posibilidad de que se dé un trato igualitario a las empresas estadounidenses en el mercado chino, lo que supondría eliminar las barreras no arancelarias existentes.
También está en el radar negociar una mayor apertura de China en áreas como Internet, datos o el sector servicios, además de seguir recortando los aranceles impuestos por ambas partes durante la escalada de las tensiones. Asimismo, la idea es pactar en esta fase el mecanismo de aplicación de todo lo acordado hasta el momento.