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Será difícil ver un 2024 tan positivo para los mercados mundiales como lo fue el ya extinto 2023. Las acciones estadounidenses subieron alrededor de un 25% en los últimos 12 meses tras un 2022 pobre, catapultadas en buena medida por el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial (IA).

Esto pone de relieve, según BlackRock, el valor de adaptarse a un nuevo régimen macroeconómico marcado por un mercado tan volátil como este, encarnado en los rendimientos de los bonos a largo plazo, que terminaron el año donde lo empezaron tras llegar a alcanzar máximos de 16 años cercanos al 5% en octubre. Y es que los últimos 12 meses dejan varias lecciones que extraer y que aplicar para configurar el enfoque de las inversiones en este 2024.

La primera de estas enseñanzas, explican los expertos de BlackRock Investment Institute (BII), es que el actual ciclo económico es, como decimos, mucho más volátil e "incierto" hoy que durante el período de crecimiento e inflación estables de la Gran Moderación (1990-2010). Esta situación, apuntan, es "difícil de manejar" para los mercados, que "oscilaron" entre las distintas perspectivas macroeconómicas durante el último año 2023.

"Solo en el último trimestre, tanto las acciones como los bonos subieron por las noticias de una menor inflación –con el informe del PCE de noviembre confirmando una desaceleración impulsada por los bienes—y las previsiones pesimistas de la Reserva Federal (Fed). (...) Y los mercados han descontado en repetidas ocasiones agresivos recortes de tipos, que luego se han vuelto a echar atrás. Todo esto demuestra que los mercados pueden extrapolar mucho de un dato o de un comentario del banco central", apuntan estos estrategas, quienes opinan que esto "es apostar fuerte por las perspectivas macroeconómicas cuando el abanico de resultados es amplio".

Por ello, los expertos de BII no creen que la narrativa predominante del mercado proporcione nueva información sobre cuál será el escenario macro y, sin embargo, hay que reconocer que los mercados "pueden seguir una narrativa durante algún tiempo". Esta es la razón, señalan, por la que son "tácticamente neutrales" con respecto a los bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo desde el pasado mes de octubre, pues opinan que los rendimientos a largo plazo "reanudarán su ascenso con el tiempo, a medida que los inversores exijan más compensación en medio de la persistente inflación y los déficits presupuestarios".

DISPERSIÓN DE LOS RENDIMIENTOS

Por otro lado, los analistas de la firma dirigida por Larry Fink señalan que este mayor riesgo macroeconómico implica una mayor dispersión de los rendimientos de la renta variable. Es decir, aumentan los riesgos de ver mayores desviaciones al alza o a la baja de diversas inversiones respecto al promedio.

Sin embargo, esta situación no tiene por qué ser negativa. Según BlackRock, esta circunstancia presenta más oportunidades para que brille la experiencia de cada inversor. Esta creencia se basa, explican, en que la correlación entre los rendimientos de la renta fija y de la renta variable ha pasado "firmemente" a territorio positivo, lo que significa que las acciones y los bonos caen o suben simultáneamente. En consecuencia, el antiguo enfoque de construcción de carteras que se basaba en apostar por los bonos para compensar las ventas de la renta variable "no funcionará".

"En su lugar, abogamos por dividir los amplios bloques de asignación de activos y profundizar en ellos. Por todo ello, nuestra segunda lección es que la granularidad es ahora más esencial. Miramos más allá de lo macroeconómico para buscar rentabilidades superiores al índice de referencia, o alfa, siendo dinámicos y selectivos", sentencian.

APROVECHAR MEGATENDENCIAS

Por último, BlackRock destaca que el mercado alcista de 2023 deja otra importante lección que aplicar a 2024: aprovechar las importantes fuerzas de apoyo de las megatendencias. Esto, explica, implica "ir más allá" de las exposiciones a activos o sectores concretos y buscar aquellos que se beneficien más de ciertos factores, como pudieron ser aquellos valores más beneficiados por la explosión de la IA como Nvidia.

"Las fuerzas estructurales importan ahora. Como motores clave del nuevo régimen de mayor volatilidad macroeconómica y de los mercados, modifican las perspectivas de crecimiento e inflación a largo plazo y están preparadas para crear grandes cambios en la rentabilidad de las economías y los sectores", afirma.

Una de las grandes fuerzas que identifica BlackRock es la divergencia demográfica entre regiones: por un lado, economías avanzadas que envejecen y, por otro, mercados emergentes más jóvenes. Las implicaciones de este contraste son muy serias, ya que el envejecimiento de la población significa que está aumentando la escasez de trabajadores y esto, señalan, es una de las principales causas de la inflación en EEUU, ya que la escasez de mano de obra mantiene elevado el crecimiento de los salarios de la primera economía del mundo.

Relacionado con esto, la fragmentación geopolítica y la creciente competencia económica entre bloques será otra de las grandes tendencias que moverán el mundo de la inversión en los años venideros a medida que los grandes bloques que compiten entre sí consoliden su posición.

La IA y otras disrupciones tecnológicas también serán muy importantes en el futuro, así como la nueva arquitectura financiera, ya que está cambiando muy rápidamente la forma en la que hogares y empresas utilizan el efectivo, piden préstamos y buscan una mayor rentabilidad. De igual modo, la transición a una economía con bajas emisiones de carbono está llamada a estimular una reasignación masiva de capital a medida que se reconfiguran los sistemas energéticos del hoy y del mañana.

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