- El Estado compró el 20,1% del capital de Indra en agosto de 2013 por 337 millones
- El fondo soberano noruego y Schroders aumentan sus posiciones por encima del 3% del capital
Siempre hay varias empresas candidatas para ser la mayor sorpresa bursátil del año. Pero en el caso del Ibex 35 hay una sociedad que acumula muchos méritos para serlo en 2016: Indra. La formidable escalada de sus títulos no está pasando desapercibida en el mercado. Ni en el Estado, cuya participación acumula crecientes plusvalías -aún latentes-.
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Fue en agosto de 2013 cuando la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) entró en el capital de la empresa de consultoría y tecnología. Lo hizo mediante la compra del 20,14% del capital que hasta entonces estaba en manos de BFA-Bankia. En total, compró 33,05 millones de títulos, a un precio unitario de 10,194 euros, con lo que el desembolso alcanzó los 337 millones de euros.
Durante los primeros meses, la SEPI vio cómo crecía el valor de su inversión, puesto que las acciones llegaron a superar los 14 euros en la primavera de 2014. Pero luego vino la corrección. Y no fue una cualquiera. Entre finales de 2014 y comienzos de 2016, el valor cotizó en varios momentos por debajo de los 8 euros.
El punto de inflexión se produjo en febrero. Con en valor en los 7,67 euros, inició una remontada que le ha llevado a cotizar actualmente en los 11,73 euros. Además de que se mueve en zona de máximos de 2014 y de que se destapa así como uno de los 'pelotazos' del año con una revalorización acumulada del 35%, este comportamiento vuelve a dejar plusvalías -latentes- en la participación de la SEPI. Al precio actual, sus 33,05 millones de acciones alcanzan un valor de mercado de 387 millones de euros, 50 millones por encima del desembolso realizado hace tres años.
La ida y venida de los títulos de Indra ha tenido también su reflejo en la visión de los analistas. Ha sido el caso de Goldman Sachs, que en marzo elevó el precio objetivo sobre sus acciones de los 11,5 a los 13,5 euros, en junio lo rebajó hasta los 11 euros y en agosto volvió a aumentarlo hasta los 13,5 euros. Ahora, y tras todo lo que ha corrido la acción en los últimos meses, el consenso de mercado no le otorga margen de subida adicional, puesto que, según FactSet, su precio objetivo se sitúa en los 11,68 euros, en tanto que las recomendaciones de los analistas se dividen casi a partes iguales: ocho aconsejan comprar sus títulos, siete mantenerlas y seis venderlas.
EL PLAN CONVENCE
De este modo, el mercado respalda la ejecución del Plan Estratégico 2015-2018 que la empresa presentó en julio de 2015 con el objetivo de reducir los costes, ser más competitiva y potenciar su rentabilidad. O como manifestó Fernando Abril-Martorell, presidente de Indra desde enero del año pasado, "poner las bases para un futuro de crecimiento ordenado, sostenible y rentable".
En el primer semestre del año, la compañía anunció un beneficio neto de 31 millones de euros, cuando en el mismo periodo de 2015 había perdido 436 millones. Aunque, sobre todo, fue el beneficio antes de intereses e impuestos (ebit) recurrente el que más convenció al mercado al alcanzar los 70 millones de euros, desde las pérdidas de 25 millones sufridas un año antes.
RECLAMO PARA LOS INVERSORES
Tanto estos resultados como el comportamiento de la acción están atrayendo la atención del mercado. Y de los inversores. En el arranque de octubre, el fondo soberano noruego y la gestora Schroders han incrementado sus posiciones en Indra.
Norges Bank, que actúa como gestor del fondo soberano de Noruega -el mayor del mundo con unos activos de casi 800.000 millones de euros-, ha declarado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) una posición del 3,4%, cuyo valor de mercado actual es de 65 millones de euros. En cuanto a Schroders, ha vuelto a superar ligeramente el 3% del capital, un umbral en el que viene moviéndose desde el verano de 2015.