Los inversores ya aguardan con esperanza bajadas de los tipos de interés. Lo cierto es que el mercado lleva tiempo descontándolo, y los expertos estiman que se hará realidad en 2024, aunque bien entrado el año. De hecho, en ING señalan que probablemente los primeros recortes no se produzcan hasta el segundo trimestre. Para la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE) los expertos del banco holandés esperan bajadas de 150 puntos básicos en el año, pero creen que EEUU empezará antes con los recortes.
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"Los bancos centrales no pueden dar el problema de la inflación como solucionado""Una mayor desinflación y la pérdida de impulso económico darán a muchos bancos centrales suficiente espacio para comenzar a recortar las tasas el próximo año", comenta Carsten Brzeski, jefe global de macro en ING. Este experto dice que "puede que no se trate de los típicos grandes recortes provocados por el pánico, sino de una liberación más gradual de los frenos monetarios".
En cualquier caso, los estrategas de ING esperan que haya un cambio de rumbo de la política monetaria "de aquí al verano" que, a su juicio, "debería indicar luces al final del túnel, mejorando las perspectivas y nuestro estado de ánimo en la segunda mitad del año". Esto es lo que auguran en su informe de perspectivas sobre 2024 para cada uno de los bancos centrales más importantes del mundo:
RESERVA FEDERAL
Como dicen en ING, la economía estadounidense "sigue teniendo un buen desempeño" y el mercado laboral "sigue ajustado", pero no se puede obviar que "cada vez hay más pruebas de que los aumentos de los tipos de interés de la Reserva Federal y el correspondiente endurecimiento de las condiciones crediticias están comenzando a tener el efecto deseado".
Las recientes cifras de inflación "parecen comportarse mucho mejor" y los principales indicadores económicos "se están debilitando", mientras que las contrataciones y las intenciones de contratación "parecen estar enfriándose". Un escenario que ha llevado a los funcionarios de la Reserva Federal a reconocer que la actual política monetaria es restrictiva. "Creemos que los tipos han alcanzado su punto máximo y el próximo paso será un recorte", dicen los analistas del banco holandés.
Recuerdan que en EEUU el consumidor "es clave", y ahora, con los ingresos reales disponibles de los hogares estancados, la caída de la demanda de crédito y el agotamiento de los ahorros acumulados, hay un "riesgo real de recesión". A esto hay que añadir el colapso de las transacciones inmobiliarias y la caída de la confianza de los constructores, que sugieren que la inversión residencial se debilitará, mientras que los pedidos de bienes duraderos más débiles apuntan a una desaceleración en el gasto de capital.
Por eso, en ING estiman que si los precios de la gasolina se mantienen bajos, "la inflación podría alcanzar el objetivo del 2% en el segundo trimestre del próximo año, lo que podría abrir la puerta a tipos de interés más bajos a partir de mayo". Especialmente, comentan, "si la contratación se desacelera como esperamos". Creen que Jerome Powell y los suyos recortarán los tipos en 150 puntos básicos en 2024, y auguran otros 100 puntos básicos de bajada a principios de 2025.
BANCO CENTRAL EUROPEO
En el caso del banco que dirige Christine Lagarde, en ING lo tienen claro: "La desinflación y un crecimiento más débil de lo esperado serán suficientes para que el banco central suelte un poco los frenos de la política monetaria, recortando las tasas en un total de 75 puntos básicos cada trimestre a partir de junio".
De hecho, los expertos del banco holandés señalan que el primer recorte de tipos debería coincidir con la decisión de detener gradualmente las reinversiones de compras de activos en el marco de su Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP).
Como explican, "por mucho que el BCE haya subestimado la fuerza y el ritmo del aumento de la inflación en 2021 y 2022, ahora podría estar subestimando el ritmo de la desinflación". Y es que la inflación general ya ha vuelto a bajar a alrededor del 3%, el crecimiento de los salarios debería estabilizarse en los primeros meses de 2024 y el impacto total del ajuste monetario del Banco Central Europeo de este año seguirá desarrollándose en 2024.
"La desinflación en 2023 fue principalmente el resultado de la energía y efectos de base de la política fiscal. Por otra parte, es probable que la desinflación de 2024 sea el resultado del ajuste del BCE durante los últimos dos años", aseveran desde ING, e indican que aunque el BCE "todavía confía en un repunte del consumo privado" el próximo año, ellos más bien ven "ahorros preventivos".
BANCO DE INGLATERRA
En Reino Unido, comentan estos expertos, es "casi seguro" que el ciclo de ajuste del Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) "ha terminado", y las autoridades "están poniendo mucha energía en convencer a los inversores de que los recortes de tipos están aún lejos".
Dicho esto, no han descartado una flexibilización en 2024, y "creemos que la puerta está abierta de par en par a recortes de tipos para el verano". En concreto, en ING apuestan por "100 puntos básicos de recortes en 2024 y la misma cantidad de flexibilización en 2025", y afirman que los mercados "también piensan cada vez más de esta manera".
Y es que el impacto del endurecimiento monetario llevado a cabo por el banco central que gobierna Andrew Bailey "seguirá aumentando a medida que entre el 4% y el 5% de los titulares de hipotecas refinancien cada trimestre y, en la mayoría de los casos, con arreglos a cinco años que tenían tasas mucho más bajas". También opinan en ING que la inflación de los servicios y el crecimiento de los salarios del sector privado, que –según admite el propio BoE– son claves el próximo año, "deberían volver a la zona del 4% el próximo verano (desde el 6,6% y el 7,8% respectivamente en la actualidad)". Todo eso propiciará los mencionados recortes.
BANCO DE JAPÓN
Por último, sobre el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés), los estrategas de ING remarcan que 2024 "será el primer año de normalización de las políticas del Banco de Japón, poniendo fin a décadas de políticas de ultraflexibilización". En concreto, esperan que un crecimiento salarial sólido "respalde el tan esperado objetivo de inflación sostenible del 2%" y condiciones laborales estrictas para respaldar el consumo privado.
"La inversión en nuevas tecnologías también crecerá aún más, beneficiándose de los subsidios gubernamentales y de la tendencia a la reorganización de la cadena de suministro global", apuntan. Y así, dadas las "sólidas ganancias corporativas" en 2023, "creemos que el crecimiento salarial del próximo año debería alcanzar más del 3%".
Bajo su punto de vista, el primer paso del BoJ hacia la normalización será "eliminar su programa de control de la curva de rendimiento, lo que probablemente ocurrirá en el primer trimestre de 2024, cuando los JGB tiendan a bajar a un nivel inferior al 1%, siguiendo el mercado de UST". Poco después de que el Banco de Japón confirme los resultados de las negociaciones salariales de primavera, "es probable que el banco central suba 10 puntos básicos en el segundo trimestre, pero mantendrá su tasa de interés oficial a corto plazo en el 0,0% hasta fin de año", concluyen.