Barclays tampoco incluye a las bolsas entre sus opciones de inversión a corto-medio plazo, como la mayoría. Además, como otros muchos, prefiere la renta fija a la renta variable. La firma anticipa que los próximos trimestres serán "muy difíciles" para la economía, y tiene claro que los índices no están descontando todas las dificultades futuras.
"'Infraponderamos' la renta variable frente a la renta fija, dado que las acciones no están valorando plenamente los riesgos a la baja en los próximos trimestres", indican estos expertos.
Al entrar en el tercer trimestre, los mercados financieros se enfrentaron a tres problemas acuciantes. El más importante era si Rusia cortaría el suministro de gas natural a Europa en invierno. En segundo lugar, el ritmo de reapertura de China, tras los estrictos cierres por el Covid-19 en el segundo trimestre. Y, por último, pero no por ello menos importante, el debate sobre la rapidez con que los bancos centrales de los países desarrollados se moverían para endurecer su política.
Barclays espera ahora que las economías avanzadas se contraigan en el cuarto trimestre y tengan un crecimiento nulo en 2023
"En los últimos meses ha habido claridad en los tres frentes, pero en cada caso para peor", afirman categóricos desde Barclays.
Rusia ha cortado todos los suministros de gas natural del gasoducto Nord Stream 1 mucho antes del comienzo del invierno. La crisis energética que afecta a Reino Unido y a la zona euro es "la más grave en muchas décadas", con precios del gas natural hasta ocho veces superiores a los de Estados Unidos. China no sólo no se ha reabierto rápidamente, sino que se ha enfrentado a nuevas oleadas de Covid. Mientras tanto, la Reserva Federal (Fed), que volverá a mover ficha el miércoles que viene, se ha embarcado en su ciclo de endurecimiento más rápido en décadas. Esto también lo ha hecho el Banco Central Europeo (BCE), a pesar de los problemas de crecimiento en Europa, "cuya economía se enfrenta a unos precios de la energía por las nubes y a una inflación de casi dos dígitos".
"Aumento de la inflación, caída del crecimiento y bancos centrales desatados. No es de extrañar que las perspectivas macroeconómicas sean sombrías", recalcan desde Barclays.
EL PESIMISMO SE REFLEJA EN LAS PREVISIONES
Este pesimismo se refleja en las previsiones económicas. Estos analistas ahora esperan que las economías avanzadas se contraigan en el cuarto trimestre y tengan un crecimiento nulo el próximo año.
"Vemos una recesión en Europa en la primera mitad de 2023, con una contracción de la economía superior al 1% durante el año natural. EEUU debería ver prácticamente un crecimiento plano durante todo el año, ya que las subidas de la Fed y del dólar afectan a la economía. China debería asistir a un pequeño repunte, pero muy por debajo de su objetivo del 5,5%. (...) La economía mundial debería crecer sólo un 2,2% en 2023, un sorprendente descenso con respecto al 6,3% de 2021", anticipan.
Barclays, sin embargo, intenta mantener un resquicio de optimismo y reconoce que las cosas podrían haber sido peores. "Hay una línea que separa el pesimismo y la perdición, y ahí es donde creemos que se encuentra la economía mundial. A pesar de todos los problemas que afectan el mundo en 2022, ha habido algunos signos de resistencia. El mercado laboral estadounidense ha sido sólido durante todo el año; la actividad de los servicios en la zona euro se ha visto favorecida por la debilidad de la moneda; y los gobiernos europeos están haciendo intentos concertados para proteger a los consumidores de lo peor de la crisis energética", explica. Además, considera que Europa ha hecho un buen trabajo de almacenamiento de energía en previsión de un invierno difícil. Asimismo, a pesar de las predicciones y los trastornos políticos, Italia ha evitado una crisis de deuda soberana.
Otra factor esperanzador es que, según Barclays, la mayoría de las cosas que podrían ir mal, ya lo han hecho. "Eso no es bueno, por supuesto, pero limita los nuevos riesgos de cola", reconoce.