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El nerviosismo se ha instalado en los mercados por el inusual patrón que están siguiendo el S&P 500 y el índice VIX de volatilidad. Normalmente suelen moverse de forma dispar, es decir, cuando uno sube, el otro baja, y viceversa. Sin embargo, desde agosto se está produciendo una correlación muy llamativa que ha generado una gran preocupación entre los inversores. ¿Qué significa lo que está pasando y qué consecuencias puede tener?

Lo explican los expertos de la gestora DWS en uno de sus últimos comentarios, en el que dicen que este patrón tan anómalo que están dibujando el índice estadounidense y el VIX, que mide la volatilidad esperada (implícita), se debe a una razón concreta. En el siguiente gráfico se puede ver cómo suelen moverse estos índices, con correlación negativa, y cómo desde finales de agosto su evolución va a la par.

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La correlación suele ser negativa porque, por lo general, "el avance de los mercados bursátiles es lento y progresivo, mientras que los desplomes son abruptos y profundos", lo que significa que, normalmente, la volatilidad es menor cuando el S&P 500 avanza que cuando el selectivo cae. Asimismo, explica DWS, también implica que "la demanda de medidas de protección (en forma de opciones de venta) tiende a aumentar bruscamente en mercados bajistas, lo que eleva las primas de las opciones, generando a su vez una mayor volatilidad implícita".

Sin embargo, a finales de agosto todo cambió."El S&P 500 marcó un máximo histórico y continuó subiendo. Las alzas diarias provocaron un aumento casi inmediato del precio de las opciones (y, por lo tanto, el VIX también aumentó) pero, además, la demanda vino por los dos lados: los inversores que temían perderse el rally intentaron subirse al carro, mientras que los inversores preocupados porque las cotizaciones estaban subiendo demasiado rápido intentaron proteger sus ganancias comprando opciones de venta", señalan desde la gestora.

"Una mayor demanda de opciones implica primas más altas, lo que se traduce en un VIX más alto", aunque existe también la posibilidad de que se genere una "espiral ascendente entre los mercados de efectivo y los de opciones". Lo que es seguro, afirma DWS, es que "el mercado de opciones tuvo, sin duda, un papel importante en el reciente rally de la bolsa estadounidense".

¿TIENEN LOS INVERSORES MINORISTAS LA CULPA?

Para los expertos de esta firma, lo "extraordinario" del rally que se está viendo es que "la demanda de opciones se ha disparado", y esto se debe a que la nueva generación de inversores minoristas (los millennials que se interesaron por el mercado durante el confinamiento o los usuarios de nuevas aplicaciones de trading) "ha descubierto este instrumento y ha sucumbido a sus encantos".

También hablan de "otro aspecto inusual" que se ha producido este año, en referencia a la "cantidad de opciones negociadas en valores individuales, sobre todo entre los 'pesos pesados' tecnológicos". Aunque concretan que, teniendo en cuenta que los volúmenes de negociación de algunas de estas opciones "prácticamente se han triplicado con respecto a 2019, es probable que los inversores institucionales también hayan contribuido a esta tendencia".

Así las cosas, ¿adónde pueden ir los mercados? Según DWS, cabe esperar que las opciones "sigan registrando una fuerte demanda en el futuro" porque, hasta ahora, la corrección de las bolsas ha sido "bastante leve". Por lo tanto, "las valoraciones siguen siendo elevadas, al igual que la demanda de protección frente a las caídas". Eso sin olvidar que el nerviosismo entre los inversores puede crecer ante los retos que aún quedan por delante de aquí a final de año.

Se refiere a las elecciones estadounidenses de noviembre, al aumento de las tensiones entre EEUU y China y, cómo no, al Brexit. Todo esto puede influir en la marcha del mercado, por lo que habrá que estar muy atentos. Aunque, remarca la gestora, lo que revela lo ocurrido en las últimas semanas es que "existe una buena razón por la que las acciones demandan una prima de riesgo con respecto a los bonos gubernamentales: son más volátiles y, por lo tanto, presentan más riesgo".

Thomas Bucher, analista de renta variable de DWS, explica que "el entorno de bajos tipos de interés y la gran capacidad de resistencia de los beneficios de las grandes empresas tecnológicas durante la pandemia sin duda justifican unas valoraciones superiores a la media, especialmente para este segmento de mercado. Pero eso no significa que la prima de riesgo de la renta variable haya llegado a su fin".

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