Después de la tempestad, siempre llega la calma. Eso dice el dicho popular, y parece que en el caso de la crisis turca, se cumple. Al menos por el momento. El torbellino de problemas otomano, que se ha dejado notar en todos los mercados, sin excepción, parece haberse frenado tras las últimas medidas adoptadas por el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Ahora las bolsas suben y las primas de riesgo se relajan pero, ¿ha pasado ya lo peor?
Esa es la pregunta que se hacen todos los inversores, sobre todo viendo el comportamiento de los mercados en los últimos días. La tranquilidad reina en la operativa tanto de las bolsas europeas como en Wall Street gracias a la relajación de la crisis turca, tras la ligera recuperación de la lira, y por el acercamiento que parece haberse producido entre EEUU y China. La calma se ha impuesto, y con ella, el color verde en los mercados. Pero no solo en las bolsas se nota este optimismo, sino también en las primas de riesgo. Por ejemplo, la española ha caído y ya se sitúa en el entorno de los 100 puntos básicos, tras haber subido la semana pasada coincidiendo con el temor que generó la fuerte depreciación de la moneda turca.
Sin embargo, pese al optimismo, los mercados siguen alerta. Y es que son muchos los analistas que señalan que lo peor no ha pasado, ni mucho menos, porque el problema de fondo sigue ahí. Por ejemplo, la recomendación de los expertos de S&P a los inversores es que no se confíen. Como dice en un informe, "las crisis de confianza monetaria tienden a autoperpetuarse", y la de la lira turca no va a ser una excepción. Además, la agencia de calificación señala que "la respuesta de las autoridades monetarias y fiscales turcas ha sido limitada hasta ahora", lo que lleva a pensar que los problemas no han acabado. En su opinión, las medidas adoptadas "se dirigen principalmente a los síntomas más que a la raíz de la causa de la enfermedad actual", por lo que "a falta de una respuesta política de mayor alcance, el alivio podría ser temporal", destaca S&P.
Erdogan aún tiene mucho que hacer, ya que a pesar de las medidas anunciadas, como la limitación de las posiciones bajistas en la lira o la inyección de liquidez a la banca, y aunque se ha llevado a cabo un plan de acción con un "drástico" recorte del gasto público para bajar la inflación del 15%, lo cierto es que el mercado pide más. En concreto, una subida de los tipos de interés para mejorar la posición de la lira y contener los precios que, de momento, el presidente otomano se niega a acometer.
S&P dice que las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno turco "se dirigen principalmente a los síntomas más que a la raíz de la causa de la enfermedad"
Además, tampoco parece dispuesto a aceptar un eventual rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI), que es lo que suelen hacer los países que se encuentran en la situación que atraviesa Turquía actualmente. Por eso ha entrado Alemania en acción, instando a Erdogan a aceptar la ayuda del organismo que dirige Christine Lagarde, según recogía el diario 'Der Spiegel', aunque el Ejecutivo otomano se ha negado en rotundo ya que su idea pasa por realizar la próxima semana una gira por los países del Golfo y Rusia para solicitar ayuda económica a sus gobiernos, que, en principio, no someterían a Turquía a un control tan férreo como el FMI. Y es que el fondo marca una hoja de ruta a los países a los que presta ayuda y, entre sus exigencias para Turquía estaría la de una inmediata subida de tipos para estabilizar la lira y frenar la fuga que capitales.
Sin embargo, las presiones del Gobierno de Angela Merkel no han sido las únicas. Las agencias de rating han entrado en juego rebajando la calificación de la deuda turca. En concreto, Standard&Poor's y Moody's han dejado en 'bono basura' la calificación de su deuda soberana por la caída de la lira y por la política económica del país, cuya respuesta consideran "limitada" pese a los problemas que arrastra. Es más, incluso S&P ha vaticinado que el país, que ha crecido a tasas anuales de entre el 3% y el 8% los últimos ejercicios, entrará en recesión el año que viene por primera vez desde 2009. Estima que el PIB turco sufrirá un retroceso del 0,5%.
Y por si eso no fuese suficiente, S&P ha asestado un duro golpe tanto a Garanti, el banco turco participado por BBVA, al rebajar su rating dentro de 'bono basura' por la crisis de la lira, y también a la propia entidad española, revisando a la baja sus perspectivas sobre el banco que preside Francisco González por Turquía. Todos los grandes analistas descartan el contagio a Europa, pero recuerdan que lo peor aún puede estar por llegar si Erdogan no responde a los mercados como estos esperan.
Como dice José María Rodríguez, analista técnico de 'Bolsamanía', "se puede ser optimista mientras se respeten los mínimos". El experto apunta que "cabe la posibilidad de que, desde aquí, las bolsas empiecen a recuperar posiciones" en las próximas semanas, pero sólo lo harán si "no se pierden soportes", que son los mínimos de la semana pasada. "Lo bueno" de todo lo ocurrido con la crisis turca, explica, es que el Ibex "ha respetado los mínimos del año" que marcó en marzo en los 9.327 puntos, y se puede pensar que "mientras respete eso, a lo mejor hemos visto lo peor". Aunque también destaca que, como ocurre en otras ocasiones, el comportamiento de Europa ha sido mejor que el del selectivo español. Según Rodríguez, los índices europeos (DAX, CAC, Euro Stoxx...) no han perdido soportes, ni siquiera los intermedios, que sí ha perdido el Ibex, lo que es una muestra de que "están más fuertes" que el Ibex.