2020 comenzará mientras la economía global sigue desacelerándose y los políticos debaten sobre qué medidas son necesarias tomar en los próximos meses. La mayoría de los países, según indica la agencia de calificación Fitch Ratings, están expuestos a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, lo que hace más difícil calibrar la configuración de las políticas internas, debido a las incertidumbres internacionales.
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Fitch: la incertidumbre fiscal seguirá hasta que haya nuevo Gobierno en EspañaEn este escenario, Fitch espera que los estímulos monetarios generalizados aplicados por los bancos centrales durante 2019 sean seguidos por diversos grados de medidas fiscales a lo largo de 2020. Aunque la agencia "no cree que los estímulos fiscales y monetarios sean capaces de contrarrestar los efectos negativos de la guerra comercial sobre el crecimiento". En su opinión, esto "aumenta el riesgo de más medidas monetarias para buscar un impacto adicional".
Pero incluso asumiendo que los tipos de interés permanecen bajos, las dinámicas de deuda de los gobiernos serán dirigidas por los balances primarios y el crecimiento económico, por lo que la efectividad de los estímulos fiscales para impulsar el crecimiento será "crítica para comprobar si los ratios de deuda suben o bajan". Además, los ratings se verán afectados por el modo en el que los países recurren a su espacio fiscal.
LA IMPORTANCIA DE LOS RIESGOS POLÍTICOS
Así las cosas, Fitch realiza una seria advertencia de cara al próximo año. "Los riesgos políticos afectarán a las calificaciones en 2020, ya que persisten varios conflictos regionales, y el descontento público centrado en cuestiones económicas está aumentando".
Y añade que "el riesgo de disturbios sociales con consecuencias políticas sigue siendo alto" y que "la naturaleza generalizada de tales disturbios en 2019 y su rápido desarrollo confirma la dificultad de predecir dónde podrían surgir en 2020".
Según su valoración, la mayor demanda por reducir las desigualdades de ingresos, junto con un mayor gasto en temas ambientales y otros temas sociales, continuará dando forma a la agenda política del próximo año, lo que tendrá posibles implicaciones en las calificaciones crediticias y las finanzas públicas.
PROTECCIONISMO ECONÓMICO
Según Fitch, los flujos mundiales de capital siguen a la baja al comercio mundial a raíz del creciente proteccionismo comercial. Por ello, espera que la tendencia que comenzó en 2019 de disminución de las salidas de inversión extranjera de los países desarrollados más grandes continúe en 2020. "Cuando las empresas invierten menos en casa debido a la incertidumbre económica, invertir en el extranjero puede ser aún menos convincente", afirman estos expertos.
Esta tendencia puede ser un factor "negativo para los mercados emergentes debido al impacto en el crecimiento y también a la posterior dependencia de entradas de capital más volátiles para financiar los déficits por cuenta corriente". Por ello, algunas calificaciones soberanas pueden ser vulnerables dependiendo de la fragilidad de las finanzas externas de cada país.
INCERTIDUMBRE POLÍTICA EN ESPAÑA
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La OCDE empeora todas sus previsiones para España y apunta a la incertidumbre políticaLa economía española crecerá este año a un ritmo del 2%, cuatro décimas menos que en 2018, y se frenará al 1,6% en 2020 y 2021, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ha empeorado sus perspectivas de crecimiento, paro, deuda y déficit para España. El organismo ha advertido de que la incertidumbre política genera "ambigüedad" en el ámbito fiscal, según la última edición del informe 'Perspectivas Económicas de la OCDE'.
En cuanto a la evolución de las cuentas públicas de España, la organización con sede en París expone que la reciente mejoría de las mismas se explica en gran medida por las favorables condiciones macroeconómicas y considera "clave" seguir mejorando la balanza fiscal estructural que permita una reducción duradera del elevado ratio de deuda pública.
En este sentido, la OCDE prevé que la deuda pública de España se situará en el 96,6% del PIB en 2019, el 96,4% en 2020 y el 96,2% en 2021, mientras que ha revisado al alza sus proyecciones de déficit, que cifra en el 2,2% del PIB este año, dos décimas más que su anterior pronóstico, y bajará al 1,8% en 2020, medio punto por encima de la previsión precedente, para caer al 1,4% en 2021. "La incertidumbre política genera ambigüedad sobre la futura posición fiscal", apunta la OCDE, asumiendo que esta será neutral durante los dos próximos ejercicios.