La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha identificado un nivel bajo del indicador de estrés de los mercados financieros españoles durante la mayor parte del trimestre, si bien advierte de "ciertos vaivenes" asociados a pequeños rebrotes en algunos indicadores de volatilidad.
En su nota de estabilidad financiera de julio, la CNMV señala que los rebrotes de volatilidad en algunos segmentos llevaron al indicador de estrés cerca del umbral que separa el riesgo bajo del medio -a 0,27- y acabaron por hacer sobrepasar ese límite a finales de julio -a 0,29-.
Por otro lado, el supervisor señala que lo más destacable es el descenso del nivel de estrés del segmento de intermediarios financieros y el mantenimiento de un nivel alto en la correlación del sistema. El estrés de este segmento ha pasado de valores cercanos a 0,50 a 0,28. De esta forma, los segmentos que muestran ahora los mayores niveles de estrés son el de renta variable no financiera, con 0,53, y el de renta fija, con 0,51. El grado de correlación del sistema continúa en niveles muy elevados, similares a los de julio de 2020.
Sobre los mercados financieros españoles de renta variable, afirma que se continuó con la tendencia al alza de las cotizaciones durante buena parte del segundo trimestre del año hasta mediados de junio, cuando el temor a la expansión de las nuevas variantes de la Covid-19 y la posibilidad de nuevas restricciones a la movilidad en algunas zonas de Europa dieron lugar a caídas en los precios de las acciones.
No obstante, el supervisor detecta que las condiciones de liquidez del mercado continúan siendo favorables, a pesar del descenso continuo de los volúmenes de contratación, una tendencia que también aprecia en otras plazas.
En cuanto al mercado de renta fija, si durante los primeros meses del año estuvo impactado por el aumento de la inflación y de sus expectativas, dando lugar a aumentos en las rentabilidades a largo plazo, modificó su rumbo cuando el Banco Central Europeo (BCE) dio a conocer el cambio en su estrategia de política monetaria. En concreto, este cambio, que introducía una mayor flexibilidad al establecer como objetivo una inflación del 2% -modificando el criterio de inflación inferior pero cercana al 2%-, alejaba la expectativa de endurecimiento del tono de política monetaria.
VIGILANCIA DE LA EVOLUCIÓN DEL CRÉDITO
Los riesgos de carácter financiero más relevantes que ha identificado la CNMV continúan siendo los de mercado y los de liquidez, sobre todo en determinados activos de renta fija.
Los indicadores parciales de riesgo de crédito no revelarían, por el momento, un deterioro significativo del mismo aunque la CNMV considera que la erosión del negocio de muchas compañías a lo largo de los últimos meses, así como la finalización progresiva de las medidas de soporte adoptadas por la Administración, como avales, moratorias y ayudas directas, "hacen necesario una evaluación continua del mismo".
A corto plazo, el supervisor afirma que los desencadenantes más importantes de estos riesgos estarían relacionados con informaciones que tengan una repercusión negativa en el crecimiento económico, mientras que a medio y largo plazo estarían asociados a otro tipo de vulnerabilidades entre las que sobresale la sostenibilidad de la deuda. Dentro de las fuentes de riesgo más relevantes en términos de estabilidad financiera, la CNMV sigue destacando las relacionadas con la evolución de la pandemia, impactada por un lado por el avance del proceso de vacunación y por la aparición de nuevas cepas, hechos que afectan directamente sobre las expectativas de la actividad económica.
El supervisor señala que las incertidumbres políticas de carácter internacional continúan reduciéndose de forma paulatina mientras que se mantienen las de carácter interno. También continúan los riesgos relacionados con la ciberseguridad, cuya importancia va aumentando como consecuencia de la intensificación de las actividades no presenciales en el contexto de la pandemia. También cabe mencionar los riesgos financieros en la esfera del cambio climático.