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Los inversores españoles no creen que el mercado siga teniendo margen para crecer en 2019. Así lo asegura un reciente estudio de JP Morgan, según el cual un 53% de estos mantiene una postura prudente y considera que “la bolsa ya está en territorio de burbuja y en breve retrocederá”.
Este porcentaje contrasta con el del 59% de inversores europeos que sigue mostrándose optimista respecto al mercado de renta variable y sí piensa que las bolsas seguirán subiendo a lo largo de 2019. En definitiva, el cliente promedio del Viejo Continente sí cree las previsiones de las grandes firmas, entre las cuales no entra la palabra recesión de cara a 2019.
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Morgan Stanley avisa: "El rebote puede estar cerca, pero el momento es díficil"Con todo, este informe destaca que "pese a que muchos han perdido confianza en la renta variable desde primavera, otros tantos siguen viendo oportunidades en este fin de ciclo".
Precisamente, más de la mitad de los inversores del resto de Europa excluyendo a los españoles (58%) sigue manteniendo una posición considerable en la renta variable, respecto a la que tiene una opinión más favorable que los españoles.
Por sectores, el informe revela que el 37% de los encuestados apuesta más por el de la salud pese a que tradicionalmente se ha visto como un segmento más defensivo, puesto que "prevén que ofrecerá una rentabilidad relativa positiva al madurar el ciclo y persistir las actuales tendencias demográficas".
Borja Astarloa , responsable de JP Morgan Banca Privada en España, asevera que "nos encontramos en una fase avanzada del ciclo, sin embargo, esto no significa que estemos ante el final del mismo". Por tanto, anticipa que "las condiciones del mercado se sometan a más volatilidad y los inversores a largo plazo deban de ser pacientes y mantener la diversificación en sus carteras".
Finalmente, los inversores han señalado sus principales preocupaciones en 2018: la guerra comercial (40%), la fortaleza del dólar estadounidense (25%), la desaceleración de la economía china que han dejado entrever sus últimos datos macroeconómicos (18%) y un endurecimiento de la política monetaria llevada a cabo por la Reserva Federal estadounidense (17%).