La bolsa italiana es una de las que más cae en el año y también una de las que más rebota este lunes (+2,7%). Al mismo tiempo, la prima de riesgo del país se relaja y cae ahora un 4,47%, por debajo de los 300 puntos básicos (292 puntos). Esto, en una jornada de subidas en toda Europa y después de que el viernes la agencia S&P no rebajara finalmente la calificación del país.
S&P redujo la perspectiva de la nota de Italia hasta 'negativa'. Sin embargo, mantuvo el rating en 'BBB/A-2'. Algunos expertos, como los de Danske Bank, ya esperaban que la agencia no recortara la calificación, aun cuando Moody's rebajó la suya una semana antes desde 'Baa2' hasta 'Baa3'.
La agencia justificó su decisión de recortar la perspectiva por los riesgos para el crecimiento que plantean los nuevos presupuestos presentados por Italia.
En su opinión, la política económica y fiscal que pretende llevar a cabo el Ejecutivo italiano afectará a las perspectivas de crecimiento, lo que dificultará la reducción de la deuda pública del país, que no esperan que comience a bajar.
S&P señala que la banca es el principal acreedor del gobierno, y que las novedades económicas y fiscales planteadas en los presupuestos han deteriorado la confianza de los inversores, tal y como se ha visto reflejado en el alza de los intereses de su deuda. “Esto, a su vez, está afectando negativamente al acceso de los bancos al mercado de capitales”, explica la agencia. En última instancia, S&P pronostica que esto podría reducir la capacidad de los bancos para financiar la economía italiana.
El pasado 19 de octubre, la agencia Moody’s decidió rebajar la calificación italiana hasta dejarla a un solo escalón del ‘bono basura’. En su comunicado, Moody’s argumentaba que los últimos presupuestos habían debilitado la fortaleza fiscal del país y que la deuda pública, frente a las previsiones de la agencia, no se reducirá en los próximos años. De hecho, Moody’s no descarta que la deuda se eleve, debido a que es “vulnerable” a unas perspectivas de crecimiento más débiles.
Bruselas rechazó el pasado 23 de octubre los Presupuestos italianos por considerar que se desvían, totalmente, de las guías de la Unión Europea (UE) al plantear un déficit del 2,4% para 2019. El país tiene de plazo máximo hasta el 13 de noviembre para presentar un nuevo borrador.