• En siete de los ocho episodios similares, el Dow ha firmado rebotes que han llegado al 38%
  • El mismo patrón de comportamiento también se ve en plazos más cortos
New York Stock Exchange, NYSE, markets, Wall Street, US, America. Photo: George Rex
Imagen de la fachada de la Bolsa de Nueva York.
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La volatilidad es como un volcán. Puede estar meses, incluso años, tranquila, pero cuando despierta lo hace con furia. Sus erupciones agitan los cimientos de los mercados bursátiles y meten el miedo en el cuerpo... aunque puede que no por mucho tiempo. La historia muestra que tras episodios como el visto durante la semana pasada, el Dow suele subir con fuerza.

Desde su lanzamiento en 1993, el índice VIX, principal termómetro para medir la volatilidad en los mercados estadounidenses, ha entrado en erupción en varias ocasiones. Las más sonadas, aquellas que lo han situado en el torno de los 40 puntos -es decir, por encima del doble de una media histórica que se sitúa en los 19,5 puntos-, se han producido en nueve ocasiones incluyendo el brote visto durante la semana pasada, en la que el VIX llegó a dispararse un 115% el lunes -una escalada sin precedentes- y en la que el martes tocó incluso los 50 puntos por vez primera desde 2011.

Considerando los ocho episodios anteriores, que son los que permiten conocer cómo reaccionaron posteriormente los mercados, en siete ocasiones el Dow Jones se repuso de las caídas asociadas a esos ataques de volatilidad con fuertes subidas, todas ellas de doble dígito, al cabo de 12 meses. La excepción se produjo tras la fuerte subida del VIX tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, puesto que un año después el Dow cotizaba casi un 5% por debajo. Pero incluso considerando este descenso, la subida media vista en el año posterior al máximo marcado por el VIX en esos retornos extremos de la volatilidad alcanza el 18%. O lo que es lo mismo, en la mayoría de las ocasiones las importantes correcciones bursátiles que acompañan a las subidas en vertical del VIX conducen luego a importantes remontadas de la renta variable.

RUSIA, LEHMAN, CHINA...

Esos 'shocks' de volatilidad suelen tener como denominador común un claro detonante. En 1997 fue la crisis cambiaria del Sudeste Asiático, que desembocó en otoño en que el VIX se acercara por primera vez, según los datos de FactSet, a los 40 puntos. El Dow cayó en ese mismo momento hasta los 7.400 puntos y al cabo de un año estaba un 16,5% por encima, cerca de los 8.600 puntos.

En 1998, que fue la primera la vez que el VIX cerró una jornada por encima de los 40 puntos, el desencadenante de su escalada fue el colapso de Rusia, con una súbita devaluación del rublo y el impago de su deuda. El VIX se calentó hasta los 45,7 puntos en octubre de ese año y el Dow cayó entonces hasta los 7.731 puntos, pero un año después estaba casi un 40% por encima, en los 10.650 puntos.

En 2001, y pese a que EEUU estaba en pleno pinchazo de la 'burbuja puntocom' y en recesión técnica, el VIX se disparó tras los ataques del 11-S. El 20 de septiembre, el VIX rozó los 44 puntos y el Dow bajó hasta los 8.376 puntos. Doce meses después estaba un 4,7% por debajo, al borde de los 8.000 puntos. ¿Qué impidió su remontada en esa ocasión? Que por el camino el VIX volvió a dispararse en medio de la prolongada corrección que sufrieron los mercados tras la burbuja tecnológica.

En concreto, el VIX subió hasta los 45 puntos en agosto de 2002, momento en el que el Dow reculó hasta los 8.043 puntos. Un año después, esta vez sí, superaba los 9.000 puntos, con una reacción del 12% en un año.

Los expertos no descartan un rebote bursátil como el de episodios semejantes del pasado. Pero, al mismo tiempo, subrayan la necesidad de incorporar en la valoraciones y en las carteras que la volatilidad será mayor que 2017

El siguiente ataque de volatilidad que impulsó al VIX más allá de los 40 puntos se produjo en los históricos acontecimientos de septiembre y octubre de 2008. Es decir, con motivo de la quiebra de Lehman Brothers y el urgente rescate bancario que la Casa Blanca diseñó para intentar sostener el sistema financiero norteamericano. En esas semanas, el VIX marcó su nivel más alto al cierre de una jornada el 27 de octubre, sesión que el Dow finalizó en los 8.175 puntos. Un año después, estaba un 20% por encima, en los 9.882 puntos.

La historia se repitió en mayo de 2010. En pleno estallido de la crisis de la deuda soberana europea, el VIX se estiró hasta los 46 puntos y el Dow menguó hasta los 10.068 puntos. En mayo de 2011, superaba los 12.500 puntos, con una reacción del 24%.

La siguiente erupción tuvo lugar en agosto de 2011, esta vez con un protagonismo compartido entre la continuidad de los problemas en la Eurozona y el recorte de la calificación crediticia de EEUU por parte de S&P. El VIX rondó los 50 puntos el 8 de agosto y el Dow se situó ese día en los 10.809 puntos. En agosto de 2012 estaba por encima de los 13.000, con una revalorización del 22%.

Y el último precedente ocurrió otra vez en agosto, pero del año 2015, y con China, con la devaluación de su divisa y las caídas de su bolsa, como epicentro. Entonces, el VIX superó de nuevo los 40 puntos y el Dow bajó hasta los 15.871. Un año después, rozaba los 18.500 puntos, un 16,5% por encima.

TAMBIÉN EN PLAZOS MÁS CORTOS

Aunque estos datos recogen los comportamientos en los 12 meses posteriores, por aquello de ofrecer una mayor perspectiva temporal, el patrón de comportamiento también se cumple en plazos más cortos. Es decir, el Dow suele responder con ascensos a los máximos marcados por la volatilidad en sus ataques de furia.

Si se toma como referencia la semana posterior, el Dow firma de media avances del 6% en esos ocho episodios; al mes siguiente, el promedio es del 7%; y a los seis meses, las ganancias crecen al 14% de media.

EL CASO DE 2018

Los precedentes, por tanto, evidencian que los eventos de la semana pasada, en la que la explosión de la volatilidad provocó que el Dow sufriera precisamente su peor semana desde agosto de 2015 con un descenso del 5,2%, podrían preludiar otro tirón al alza del índice estadounidense. Antes, eso sí, deberá aclararse el tradicional dilema que surge en estos casos. Es decir, si estos temblores responden a una corrección que llevaba tiempo esperándose y que ayudará a 'limpiar' las cotizaciones y recalibrar las carteras y las valoraciones para ajustarlas a un escenario menos complaciente y de mayor volatilidad que en los últimos años o si, por el contrario, es el inicio de un cambio de calado en los mercados y la economía mundial.

"Fuera de aspectos técnicos, el contexto fundamental para las ganancias corporativas y la economía estadounidense permanecen robustos. Globalmente, un sólido crecimiento real en 2018 y un crecimiento más rápido de los beneficios empresariales seguirán siendo los principales pilares del mercado alcista. La corrección, aunque se ha ceñido ampliamente a las acciones, es ciertamente un bache en el camino", opina Craig Burelle, analista de estrategias macro de Loomis Sayles (afiliada a Natixis IM).

Para los analistas de Macquarie Capital, los bruscos movimientos de las últimas semanas responden a que los inversores están desterrando la idea del "estancamiento secular que ha dominado los precios en los últimos años", en tanto que vinculan el repunte de la volatilidad a las dudas acerca de si "la recuperación puede soportar unos tipos de interés más altos". Y ofrecen su propio diagnóstico: "Creemos que unos tipos más altos y el incremento de la volatilidad son reflejos naturales de la mejor perspectiva para el crecimiento y la inflación que el cambio de sentimiento de los inversores refleja, pero sin que provoquen como consecuencia que la recuperación descarrile".

"La corrección es bienvenida", ha asegurado incluso la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en alusión al aviso que han supuesto la caída de las acciones y la subida de la volatilidad. "Lo visto en los mercados representa otro toque de atención de que la renta variable ha estado minusvalorando los riesgos", resaltan igualmente desde Bank of America Merrill Lynch. Porque el Dow puede que reedite los rebotes observados en otros episodios similares. Pero la advertencia de la volatilidad ha sido demasiado seria como para que caiga en el olvido.

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