- El precio de admisión en esta misteriosa organización es de 25 millones de dólares
- El acuerdo maestro de la ISDA es el Santo Grial de sus privilegiados miembros
En una industria en la que el poder y la influencia se mide en dólares, este puede ser el club más selecto y secreto de todos: su precio de admisión es de 25 millones de dólares. Una organización que opera desde las sombras y no tiene nombre, pero está integrada por los ‘traders’ más ricos y exitosos del mundo.
Sus miembros se convierten básicamente en empresas unipersonales. Es decir, en aquellas compañías en las que el propietario es una sola persona y será quien reciba todas las ganancias y se responsabilice de todas las pérdidas que su actividad origine, incluso a costa de su patrimonio.
El precio de admisión en esta misteriosa organización es de 25 millones de dólares
Para ello, deben ganarse la aprobación del sector, que les permitirá entonces negociar con productos complejos (aquellos cuyas características no están suficientemente difundidas entre los inversores, para los que no existe un precio públicamente disponible y que puede dar lugar a pérdidas reales o potenciales superiores al coste llevado a cabo en la inversión inicial).
Un privilegio históricamente reservado a aquellas instituciones que mueven miles de millones de dólares al año en sus transacciones. Y todo sin llamar la atención de Wall Street.
El club se está volviendo cada vez más selecto. Las personas de la industria estiman que el número de sus integrantes coqueteó con los 3.000 miembros hace una década. Y esta cifra se ha reducido considerablemente desde la crisis financiera. Meses y meses de entrevistas llevadas a cabo por ‘Bloomberg’ han arrojado luz sobre la identidad de algunos de estos individuos que además, se llevaron el ‘premio gordo’: un acuerdo maestro de la ISDA (ISDA master agreement, en inglés).
La ISDA (International Swaps and Derivatives Association) es una organización profesional que se dedica a agrupar a los mayores actores del mercado de derivados desde su fundación en 1985. Para ello, la entidad con sede en Nueva York establece un marco de referencia mediante OTCs (del inglés Over The Counter) o extrabursátiles, es decir, de aquellas operaciones realizadas fuera de los márgenes de los mercados organizados y regidos por una serie de reglas.
La veda queda abierta para estos traders, ante los que se presenta un mercado de 542.000 millones de dólares en el que se negocian derivados extrabursátiles. Por tanto, los acuerdos maestros de la ISDA son una ‘licencia de caza’ que permite a los inversores sentarse en ‘la mesa de los mayores’. “Los bancos llevan a cabo estos negocios porque pueden cobrar dos o hasta tres veces más de lo que le cobrarían a una compañía”, afirma Manuel de Souza-Girao, ex alto cargo de Deutsche Bank y Credit Suisse en declaraciones a ‘Bloomberg’. “Y es una buena forma de atraer a clientes valiosos”, concluye.
“Este no es un producto para aquellos ‘traders’ que ganan de 2 a 5 millones de dólares al año”, destaca Nelson Rangel, director de inversiones de Raven Capital BV con un pasado como ‘trader’ financiero. “Es algo para inversores famosos con un importante nivel de riqueza”.
El acuerdo maestro de la ISDA es el Santo Grial de estos inversores
Para intercambiar ‘swaps’ (permutas financieras, aquellos contratos según los cuales dos partes se comprometen a canjear una serie de cantidades de dinero en fechas futuras) y otros OTCs con Citigroup, por ejemplo, la entidad financiera exige un patrimonio de al menos 25 millones de dólares que respalde al individuo. De esa cantidad, 5 millones de dólares deben depositarse en una cuenta del banco estadounidense, según fuentes cercanas al asunto citadas por ‘Bloomberg’. En el caso de JP Morgan y Goldman Sachs, exigen incluso cantidades mayores.
Los derivados no son productos únicamente expuestos a la especulación. Tras hipotecar su casa en Kensington, el distrito más caro de Londres, Guido Filippa firmó un contrato de la ISDA con Goldman Sachs para protegerse frente al incremento de los tipos de interés. Filippa aseguró: “Sólo el tiempo dirá cuánto beneficio obtendré, pero es algo que me permite dormir bien, pase lo que pase con los tipos de interés”.
Goldman Sachs también ha negociado derivados OTC con algunos de sus altos ejecutivos. John Wang, ex directivo del banco, es uno de ellos. Wang afirma en ‘Bloomberg’ que él era uno de aquellos miembros del staff del grupo que tenía un acuerdo maestro de la ISDA con la entidad financiera antes de marcharse. De hecho, sostiene que es una práctica aún en activo y la usó para negociar opciones sobre renta variable y tipos de interés. “Lo obtuve porque necesitaba invertir y tenía muchas limitaciones”.
LA CRISIS FINANCIERA MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS
Nunca fue fácil hacerse con un acuerdo maestro de la ISDA, pero antes de las crisis financiera los bancos los otorgaban más libremente, según fuentes cercanas al tema. De hecho, el sistema ideado para evitar una nueva crisis ha incrementado los costes de capital que asumen los traders que negocian con derivados en operaciones que no son procesadas a través de cámaras de compensación (instituciones financieras que ofrecen servicios de compensación de pagos y liquidación a sus miembros sobre transacciones de productos financieros).
De hecho, los juicios sobre la venta indebida de derivados impulsaron a las entidades financieras a ser más selectivos con aquellos con los que están dispuestos a negociar.
En algunas ocasiones, son los propios empleados de un banco los que aspiran a hacerse con un acuerdo de la ISDA para negociar con sus empleadores. Ese fue el caso de Raj Bhattacharyya y Boaz Weinstein, que según ‘Bloomberg’ tuvieron uno con Deutsche Bank al mismo tiempo que eran trabajadores de la entidad financiera. “Deutsche Bank tiene estrictos controles para prevenir conflictos de intereses”, aseguró Olayinka Fadahunsi, portavoz del banco alemán en Nueva York.
Y es que precisamente el contexto que permite a un banco negociar con sus propios empleados puede crear conflictos de interés. No obstante, los antiguos trabajadores también tienen la opción de usar su conocimiento y relaciones institucionales para hacerse con un acuerdo maestro de la ISDA. ‘Bloomberg’ cita a Simon Morris, ex jefe de operaciones de crédito para Goldman Sachs en Europa, como uno de estos ejemplos. Morris creó una compañía en enero de 2017 para negociar con su propio dinero.
“Sólo los estratos más altos del mundo financiero reciben este tratamiento propio de la realeza”, afirma Tze Tung Chong, un ex alto ejecutivo que negociaba con derivados. “Debes ser muy rico y financieramente muy sofisticado. Pero quizás lo más importante de todo sea que debes conocer a las personas adecuadas en cada banco”.