El principal regulador financiero de Reino Unido (FCA, por sus siglas en inglés) ha advertido del "alto riesgo" que supone el uso de criptomonedas (ICOs, Oferta Inicial de Monedas) como mecanismo para obtener fondos al tratarse de una "inversión especulativa".
"Antes de invertir en ICOs se debe ser consciente de los riesgos involucrados y es necesario realizar una investigación completa del proyecto específico. Solo debe invertir en un proyecto ICO si es un inversor experimentado, a la vez que confía plenamente en la calidad del propio proyecto y está preparado para perder completamente su inversión", ha aseverado el regulador.
En este sentido, ha explicado que los riesgos que presenta este mecanismo de obtención de fondos son, fundamentalmente, la inexistencia de regulación y protección para los inversores, la vulnerabilidad de su valor, el fraude potencial y la alta probabilidad que encierra de perder todo lo invertido.
Este anuncio se produce una semana después de que el Banco Popular de China haya prohibido que las empresas e individuos del país realicen colocaciones de criptodivisas como método para financiarse, de forma que ahora se considera como una recaudación ilegal de fondos.
De igual modo, la presidenta del Banco de Rusia, Elvira Nabiullina, reflejaba recientemente su desconfianza respecto a las ICOs, y declaraba que "el uso de las criptomonedas como un sustituto del rublo en la adquisición de bienes y servicios tiene el riesgo de debilitar la circulación de dinero. No se permitirá el uso de criptomonedas como dinero sustituto".
Al contrario, el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, anunciaba que estaba trabajando en un proyecto de ley para la regulación y legalización de este mercado en 2018.
Las ICOs son una nueva herramienta de recaudación de fondos que negocia futuras criptomonedas a cambio de criptomedas existentes de valor líquido inmediato, como Bitcoin o Ethereum.
Al invertir en una ICO se adquieren "cupones digitales" emitidos a través de tecnología blockchain (registro público), lo que lo hace fácilmente intercambiables y, a diferencia de las acciones tradicionales, no confieren los derechos de propiedad.