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Christine Lagarde, presidenta del BCEChristoph Soeder/dpa

MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se ha mostrado especialmente cuidadosa este jueves durante su comparecencia ante la prensa para no dar ninguna pista que pudiera comprometer de antemano cualquier senda futura de los tipos de interés, a pesar de reconocer que el proceso de desinflación "está bien encaminado", aunque los analistas consultados por Europa Press mantienen la opinión de que la institución volverá a recortar el precio del dinero en su última reunión del año.

"¿Hemos roto el cuello de la inflación? Todavía no. Pero, ¿estamos rompiendo el cuello de la inflación? Sí, creo que sí. Aún no está completamente roto, pero estamos cerca de lograrlo", ha resumido gráficamente la francesa en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que "de forma unánime" decidió recortar este jueves los tipos de interés en 25 puntos básicos, la tercera bajada en lo que va de año y la segunda consecutiva.

En opinión de Carsten Brzeski, responsable macro de ING Research, la presidenta del BCE ha intentado restar importancia a las preocupaciones sobre el crecimiento, mientras que hizo hincapié en la disminución de la presión inflacionaria.

"De cara al futuro, dada la explicación muy poco sólida de la decisión de recortar los tipos de interés de hoy, parece que el BCE no ha decidido todavía qué va a pasar a continuación", advierte el economista,, aunque, con el actual impulso negativo de la economía de la eurozona, anticipa que el BCE seguirá recortando los tipos. "Parece que su objetivo es llevar los tipos de interés a niveles neutrales lo antes posible", sostiene.

En este sentido, Rosa Duce, directora de Inversiones de Deutsche Bank en España, señala que el BCE ha cumplido con lo que se esperaba al recortar los tipos en 25 puntos básicos, adelantando así su calendario de rebajas, "que seguirán en los próximos meses", con la posibilidad de una nueva rebaja de otros 25 puntos básicos en diciembre, hasta llevar la tasa de depósito al 2,25% en septiembre del próximo año, frente al 3,25% actual.

En esta línea, Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, afirma que a pesar de que el BCE sigue haciendo hincapié en su dependencia de los datos, "el camino está despejado para nuevos recortes significativos de los tipos en los próximos meses", sobre todo porque el debate sobre la debilidad de la economía cobrará fuerza de aquí a la próxima reunión del BCE, por lo que apuesta por que "el próximo recorte de tipos se produzca en diciembre".

Asimismo, Erick Muller, director de Estrategia de Mercados y Productos de Muzinich & Co, también apuesta por otro recorte de 25 puntos básicos en diciembre, situando el tipo de la facilidad de depósito en el 3% y señala que, aunque quizá la inflación repunte en el cuarto trimestre, "es probable que el BCE mire por encima del hombro debido a la debilidad de la demanda interna".

"Esperamos que el BCE aplique recortes de tipos sucesivos hasta finales del segundo trimestre de 2025, y que el tipo de interés oficial se sitúe en torno al 2% mientras los precios del petróleo y las condiciones del comercio mundial se mantengan estables", augura.

En cualquier caso, el experto considera comprensible el deseo del BCE de mantener abiertas sus opciones dada la incertidumbre mundial, incluida la posible volatilidad de los precios del petróleo y las materias primas, así como por el resultado de las elecciones estadounidenses y su impacto en el comercio mundial.

De una opinión parecida se muestra, Tomasz Wieladek, economista jefe para Europa en T. Rowe Price, para quien, si bien el recorte de 25 puntos básicos de este jueves estaba descontado, el lenguaje utilizado en el comunicado "fue más equilibrado de lo que esperaban los mercados" como señal de que el BCE quiere mantener todas las opciones sobre la mesa.

"También es una señal de que los acontecimientos políticos y los datos determinarán la reacción del BCE en diciembre", añade el analista de T. Rowe Price en referencia a las posibles repercusiones de un cambio en la política comercial de EE.UU. respecto a los productos europeos.

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