El año 2018 no solo ha sido uno de los peores de la historia moderna de las bolsas, sino que solo se ha ganado dinero en muy pocos activos. El petróleo y el bitcoin han sido los grandes perdedores, así como algunas divisas emergentes., En el lado positivo, están el dólar y el yen. En cuanto a los bonos, en general han registrado pérdidas, aunque el español y el alemán han logrado un ligero avance.

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Las materias primas han vivido un año nefasto, debido a dos factores principalmente. Por un lado, han anticipado durante todo el ejercicio la contracción económica que han acabado descontando las bolsas en su terrorífico fin de año. Por otro, está el exceso de oferta, especialmente apreciable en el petróleo (ha perdido entre el 20% y el 25% según el barril que tomemos), dada la dificultad para poner de acuerdo a los países exportadores para que reduzcan su producción. Solo se ha conseguido a fin de año y sus efectos han sido bastante modestos de momento en la cotización.

En cuanto al resto de materias primas, ni siquiera el oro ha conseguido cerrar el ejercicio en positivo, a pesar de la legión de seguidores que lo han recomendado como refugio ante la caída de los activos financieros. El resto de metales preciosos también ha sufrido pérdidas, con la única excepción del paladio, que ha ganado cerca del 20% por el estigmatización del diésel y el aumento de las ventas de los híbridos de gasolina (el paladio se usa para los catalizadores de estos vehículos).

ESTALLA LA BURBUJA DEL BITCOIN

En el universo de las divisas y las criptodivisas, el acontecimiento del año, sin duda, ha sido el previsible estallido de la burbuja del bitcoin, que se ha hundido cerca del 70% este año. La duda ahora es si este es el valor real del bitcoin (o incluso si puede seguir bajando) o si su cotización ha pasado de un extremo a otro y ahora debe recuperar terreno hasta encontrar un punto de equilibrio. Es la gran incógnita de 2019.

Respecto a las divisas reales, los que hayan invertido en dólares han conseguido ganar el 4% gracias a las subidas de tipos de la Fed y al retraso de las del BCE. Y mejor aún les ha ido a los que hayan apostado por el yen japonés, que se ha revalorizado más del 6% respecto al euro. Aunque la verdadera sorpresa positiva ha sido la libra, que pese a todo el lío del Brexit apenas ha perdido terreno frente al euro.

En el lado negativo, el peso argentino se ha dejado casi el 100% y la lira turca ha caído más del 30% (que se lo digan a BBVA). Fuera de categoría está el bolívar venezolano, que ha sufrido un desplome histórico del 2,4 millones por ciento (han leído bien) por la crisis humanitaria que vive el país.

LOS BONOS, NI FU NI FA

En cuanto a los inversores en renta fija, el año ha sido muy discreto en el mejor de los casos y también negativo en el peor. El bono alemán ha actuado de refugio, como es habitual, y el español también se ha beneficiado del retraso en el inicio de las subidas de tipos del BCE. Ahora bien, las alzas en precio han sido inapreciables. El 'Treasury' norteamericano sí ha sufrido por la política de la Fed, pero para el inversor español la subida del dólar ha compensado con creces la pérdida.

El gran perdedor, como no puede ser de otra forma, ha sido el bono italiano, lastrado por el enfrentamiento entre el Gobierno populista de ese país y las autoridades europeas por el presupuesto de 2019. No obstante, la sangre no ha llegado al río y el acuerdo final ha permitido reducir las caídas del activo transalpino.

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