15 de septiembre de 2008. Lehman Brothers, el cuarto banco más grande de Estados Unidos por volumen de activos, entra en bancarrota. Un terremoto en los mercados financieros globales que aún se recuerda y cuyas consecuencias todavía siguen vigentes.
¿Hemos aprendido la lección? ¿Se volverá a repetir un acontecimiento similar? ¿Qué provocará la próxima crisis financiera? "Los inversores y las autoridades han aprendido lecciones, pero podríamos estar mirando en la dirección equivocada en busca de las próximas turbulencias", afirma el gestor de Fidelity, Paras Anand.
La Gran Represión provocada primero por la crisis de las hipotecas subprime, que luego colapsó el sistema financiero de EEUU y posteriormente causó la crisis de deuda de la zona euro, también desplomó las bolsas mundiales y una oleada de deflación en los precios de los activos, además de una gran crisis inmobiliaria en medio mundo.
Sus efectos secundarios siguen sintiéndose en todos los ámbitos, desde la política hasta la mentalidad de los inversores. Por ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) todavía no ha puesto fin a su programa de estímulos para estimular la economía y la inflación, mientras la Reserva Federal sigue recuciendo el tamaño de su giganteso balance tras varias rondas de flexibilización cuantitativa.
"No parece probable que se pueda producir otro colapso financiero como el desencadenado por la quiebra de Lehman", afirma Paras Anand. Los bancos mantienen unos niveles de capital mucho más altos para cubrir sus carteras de créditos, las normas de concesión de préstamos se han endurecido y los precios de los activos se han recuperado.
Pero todavía hay riesgos. Sin ir más lejos, los dos principales para el sistema financiero mundial son la enorme montaña de deuda pública y privada que se ha levantado para combatir la crisis y el auge de la banca en la sombra ('shadow banking').
El mundo financiero alternativo supone ya alrededor del 40% del total, algo que escapa al control de los reguladores y que puede tener nefastas consecuencias si en algún momento explota. Y la deuda global marcó en julio un récord de 247 billones de dólares.
En positivo, los actores del mercado hacen más hincapié en los análisis macroeconómicos y geopolíticos a la hora de determinar su estrategia de inversión. Aunque a largo plazo, la correlación entre las evoluciones macroeconómica, geopolítica y política, y la dirección de los mercados de activos es, cuando menos, difusa, opina Anand.
Por último, este experto señala que no todos los mercados bajistas son iguales. Cuando la burbuja puntocom estalló en 2000 solo se vio afectada una parte relativamente pequeña de los inversores. El crecimiento económico se frenó, pero la economía estadounidense no se contrajo durante el periodo que vio desinflarse la burbuja.
Sin embargo, en 2008 la exposición de los particulares a la caída de los precios de los activos fue generalizada, lo que provocó una destrucción de la demanda a una escala mucho mayor. En esta ocasión, el vínculo entre la economía real y la deflación de los precios de los activos era atípicamente fuerte.
Por eso, en las circunstancias actuales la valoración y las perspectivas a largo plazo de los valores individuales revisten mayor importancia para los inversores que 'el humor de la Fed' o el último dato de inflación en Europa.
LA REFLEXIÓN DE CHRISTINE LAGARDE
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, afirma que la caída de Lehman "marcará para siempre a toda una generación" y que una de sus consecuencias más importantes es el rechazo a la "globalización" en las economías desarrolladas y la "pérdida de confianza en los gobiernos y otras instituciones".
Lagarde recuerda que "24 países sufrieron crisis bancarias" y "la deuda pública de las economías desarrolladas ha subido una media de 30 puntos porcentuales en proporción a su PIB". Pese a que reconoce que se han realizado muchos progresos en los últimos años, todavía considera que hay partes del sistema financiero particularmente débiles.
"En particular, muchos bancos europeos son todavía débiles. Hay muchas actividades oscuras del sector financiero que se mueven hacia la banca en la sombra y muchos gobiernos están sufriendo grandes presiones para eliminar la regulación impuesta al sector financiero", afirma la directora gerente del FMI.
Otro aspecto francamente mejorable para Lagard es la falta de ética que impera en el mundo de las finanzas y que "no ha cambiado mucho" en la última década. En este sentido, lamentablemente la codicia es una parte consustancial del ser humano que siempre termina provocando graves crisis cíclicas.
La conclusión de Lagarde es clara: "El sistema es seguro, pero no lo suficientemente seguro". El mundo afronta ahora nuevos desafíos, como el retroceso de la regulación financiera, las consecuencias de la desigualdad excesiva, el proteccionismo y los crecientes desequilibrios mundiales.
Y en este escenario, cuando se produzca una nueva crisis financiera, el sistema volverá a ser puesto a prueba. Y en ese momento sabremos si el mundo ha aprendido realmente del colapso de Lehman Brothers.