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El banco danés Danske Bank ha llegado a un acuerdo con las autoridades de Estados Unidos y Dinamarca para zanjar la investigación en ambos países por el caso de blanqueo de capitales que afectó a su filial en Estonia pagando 2.059 millones de dólares (1.931 millones de euros) y declarándose culpable en el proceso, según han informado ambas partes en sendos comunicados.
El banco ha destacado en un comunicado que esta cuantía está cubierta por las provisiones que realizó tanto en las cuentas correspondientes al tercer trimestre de 2022 como en las del tercer trimestre de este año.
En concreto, entre incautaciones, multas, devoluciones y confiscaciones, Danske Bank abonará al Departamento de Justicia de Estados Unidos 1.209 millones de dólares (1.134 millones de euros), mientras que la Comisión de Bolsa y Valores del país recibirá 179 millones (168 millones de euros). La entidad abonará en estos conceptos 4.749 millones de coronas danesas (638 millones de euros) a la Unidad Especial de Crimen de Dinamarca.
Entre 2007 y 2015 se realizaron transacciones a través de la filial en Estonia de Danske Bank por valor de 200.000 millones de euros, pese a que la entidad apenas tenía una cuota de mercado del 0,54% en el país.
Estados Unidos ha participado en esta investigación porque Danske Bank defraudó a los bancos estadounidenses al facilitar el acceso al sistema financiero del país a clientes de alto riesgo que residían fuera de Estonia, incluyendo en Rusia.
"Tanto si eres un banco extranjero o estadounidense, si usas el sistema financiero de Estados Unidos debes cumplir con nuestras leyes. Esperamos que las empresas inviertas en programas de cumplimiento robustos", ha subrayado la vice fiscal general de Estados Unidos, Lisa Monaco.
Según las conclusiones del Departamento de Justicia, aceptadas por Danske Bank, la entidad danesa "mintió" a los bancos locales sobre sus "deficientes" sistemas contra el blanqueo de capitales. Según los datos recabados durante la investigación, entre 2008 y 2016, Danske Bank ofreció servicios a clientes no residentes en Estonia asegurando que podía transferir grandes sumas de dinero sin supervisión.
Así, los empleados de Danske Bank Estonia "conspiraron" con estos clientes para enmascarar la naturaleza de las transacciones, incluyendo empresas fantasma que ocultaban la propiedad real de los fondos. Danske Bank transfirió 160.000 millones hacia bancos estadounidenses procedentes de estos clientes no residentes.
La entidad danesa era consciente, como mínimo desde febrero de 2014, de la actividad "altamente sospechosa" de estos clientes, que involucraba posibles transacciones criminales como resultado de auditorías internas. Sin embargo, la entidad decidió mentir al os bancos estadounidenses sobre el programa contra el blanqueo de capitales de su filial en el país báltico.
Según los hallazgos de la SEC, el 99% del beneficio de Danske Bank en Estonia procedía de los servicios prestados a clientes de alto riesgo.