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La semana pasada la lira turca no vivió sus mejores días. La divisa sufrió un auténtico desplome debido a los problemas en los que se encuentra el país después de que Turquía no consiguiera convencer a Estados Unidos para que eliminara las sanciones impuestas al país. En lo que llevamos de año acumula una caída cercana al 41% y se sitúa ya en mínimos históricos frente al dólar. Hace tres años, el yuan vivió una situación parecida, aunque salvando las distancias, cuando China decidió devaluar su moneda.

Todo empezó cuando la semana pasada Turquía no consiguió llegar a un acuerdo durante un encuentro de alto nivel mantenido con las autoridades estadounidenses con el objetivo de rebajar la tensión que ha caracterizado las relaciones bilaterales durante los últimos años y que ha culminado con la imposición de sanciones por parte de Washington a Ankara.

A esto, hay que sumarle que la Justicia turca rechazó la semana pasada un recurso del pastor estadounidense Andrew Brunson, acusado de espionaje y terrorismo, para ser liberado mientras continúa el juicio celebrado en su contra. Como respuesta, el Departamento del Tesoro de EEUU sancionó a los ministros de Justicia e Interior turcos, Abdulhamit Gul y Suleyman Soylu, respectivamente. Turquía amenazó entonces con "una respuesta equivalente".

La respuesta de los mercados no tardó en llegar y el pasado viernes la lira turca se desangraba al retroceder más de un 13% frente al dólar, lo que hace que la divisa se devalúe cerca de un 41% este año frente a la de EEUU. Solo en agosto se deja más de un 23%. Y en su cruce con el euro la situación no es mejor. El desplome anual roza el 38% y en el mes de agosto pierde más de un 21%.

La divisa turca se devalúa cerca de un 41% este año frente al dólar, y más de un 23% en agosto

"La lira turca se encuentra en un estado de crisis" debido a que "la confianza de los inversores en los activos turcos permanece en niveles alarmantemente bajos", indican os analistas de FXTM. La lira está en "caída libre" y mientras, el Banco Central de la República de Turquía no parece contar con la capacidad o la voluntad de frenar el proceso de caída actual, consideran desde Monex Europa. Y añaden: "La divisa está cayendo con tal rapidez que lo primero que nos viene a la mente a la hora de tratar de evitar que se estrelle es la posibilidad de contar con un paracaídas. Este paracaídas podría ser una gigantesca subida de los tipos de interés de al menos 500 puntos básicos para calmar a los mercados y demostrar el claro compromiso del Banco Central de Turquía de apoyar la divisa".

Sin embargo, aunque una subida de tipos suele ser útil en estas situaciones, cuando el estado económico del país no es bueno no suele funcionar. Por su parte, el Ministerio de Finanzas turco defiende que su "sistema bancario cuenta con una estructura de capital que le permitirá gestionar de manera eficaz las fluctuaciones" y afirma que "no hay problemas con el tipo de cambo ni riesgos de liquidez".

EL BANCO CENTRAL DE CHINA SÍ REACCIONÓ

Esta situación puede recordar a la que hace justo tres años vivió el yuan, aunque con claras diferencias, ya que tanto el mercado como la economía turca y la china poco tienen que ver. El Banco Central de China sí que reaccionó entonces y los días 11 y 12 de agosto, decidió devaluar su moneda un 4% en esas dos sesiones. Una decisión que vino después de varios trimestres sufriendo una salida de capitales de unos 520.000 millones de dólares, según las estimaciones de JP Morgan. Esta operación provocó un desconcierto en los mercados y el consiguiente desplome en las bolsas globales.

Unos meses más tarde, en enero de 2016, tuvo lugar una segunda devaluación, que volvió a deteriorar el yuan, también llamado renminbi ("moneda del pueblo"). En total, no superó el 5%, lo que lleva a pensar que las alarmas que entonces se generaron fueron exageradas.

El yuan suma nueve semanas consecutivas en rojo y en los últimos tres meses acumula una caída del 7%

Estos días, el yuan ha extendido sus pérdidas encadenando nueve semanas consecutivas en rojo. En los últimos tres meses, la divisa china acumula unas caídas del 7%. Sin embargo, los analistas esperan que acabe el año al alza, según Bloomberg.

Aunque hay que destacar que el yuan tiene una peculiaridad. El Gobierno chino impone límites a los inversores extranjeros a la compra de esta divisa, con lo que no cotiza libremente ni es convertible, una de las razones por las que el yuan no está incluido a los Derechos Especiales de Giro (SDR, por sus siglas en inglés), los activos de reserva de divisas del FMI. Sí forman parte el dólar estadounidense, la libra británica, el euro y el yen.

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