No hemos salido de una y ya nos estamos metiendo en otra. David Roche, presidente y estratega de Independent Strategy, ha alertado en CNBC de que la próxima crisis está al caer, y estos son los dos ‘culpables’ que la pueden desatar.
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BdE: tras la crisis quedarán "cicatrices importantes" que llevará años solventarDe primero, China. El mar chino meridional, más concretamente. Roche se refiere a este como una de las regiones sobre las que el Gobierno de Xi Jinping está ejerciendo una mayor presión estirando aún más el chicle de la tensión geopolítica.
Más allá de China, otros países de la zona como Filipinas, Malasia y Vietnam, llevan tiempo tratando de hacerse valer y dar un golpe sobre la mesa en una ruta tan relevante a escala comercial como desde el punto de vista defensivo y militar.
Y de segundo, inflación. El gran elefante en la habitación de las últimas semanas en los mercados. Para Roche, un hipotético repunte de precios puede forzar la mano de los bancos centrales, que se verían obligados a subir los tipos de interés antes de lo previsto.
“La inflación aparecerá conforme las mayores economías sigan estando sobreestimuladas y los bancos centrales sigan imprimiendo dinero para dárselo a sus gobiernos casi de forma gratuita”, advierte Roche durante su entrevista para el medio estadounidense.
Según la progresión marcada por la predicción de Roche, llegará un momento en el que tanto dinero creará “suficiente inflación” como para meter el susto en el cuerpo a los mercados ante las perspectivas de un endurecimiento de la política monetaria. Será entonces cuando “entremos en un mercado bajista”, concluye.
¿UNA BOMBA DE RELOJERÍA?
Roche no es un cualquiera. Su salón está adornado con las astadas cabezas de la crisis financiera asiática de 1997 y la crisis financiera mundial del 2008, que anticipó como pocos. Además, no está solo en sus predicciones. Los expertos de Deutsche Bank ya han avisado recientemente que la inflación es una "bomba de relojería" que provocará una crisis.
Según el banco alemán, centrarse en los estímulos desestimando los temores inflacionistas resultará un error, si no a corto plazo, sí en 2023 y más adelante. Y lo hace desmarcándose de la mayoría de entidades que sigue mirando a la inflación como un problema meramente transitorio. ¿A quién dará la razón el tiempo?