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Una misma pandemia, y dos mundos muy diferentes. Esto es lo que está ocurriendo con el coronavirus, que tras asestar un duro golpe a las bolsas (marcaron mínimos del año en marzo), ahora ha dejado cierto margen para el optimismo y los mercados rebotan con fuerza. Un escenario muy distinto al que atraviesa la economía real, que se hunde mientras que las bolsas están de rally. Son los ciudadanos los que de verdad están sintiendo en sus carnes los efectos de la crisis del Covid-19, que podría agravarse si se tienen en cuenta las últimas previsiones.

Hay, como dicen los expertos, una desconexión total entre la bolsa y lo que los anglosajones llaman 'main street', en referencia a la calle principal de una ciudad con tiendas y pequeños comercios. El comportamiento de ambos en plena crisis epidemiológica es tan desigual que está haciendo que las diferencias sean cada vez mayores entre 'los que tienen' y 'los que no tienen'.

Esta teoría se aprecia con claridad en el caso de España. El pasado mes de marzo, con el brote en pleno apogeo, se registró uno de los datos de paro más descorazonadores: se destruyeron 834.000 puestos de trabajo, el peor mes de la historia. Un problema que podría ir a peor, dado que la pandemia no está aún controlada. Así lo ha advertido la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha dicho que los datos de desempleo serán "excepcionalmente malos" en abril.

"Por muy malos que sean los datos de marzo, las cifras de abril serán aún peores", aseguran los expertos de Oxford Economics, que apuntan que "este será el primer mes que captará todo el impacto de Covid-19", tanto en Europa como en EEUU. Se espera que los informes económicos empeoren, y mientras tanto diferentes organismos no dejan de alertar de que lo peor está por venir.

Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que este año España cerrará con una tasa de paro del 20,8%, aunque el Banco de España (BdE) ha ido un paso más allá y sitúa el desempleo, en el peor de los escenarios, en el 21,7%. Pero no solo son malas las previsiones sobre el empleo. También sobre el Producto Interior Bruto (PIB), el déficit o la deuda. El FMI cree que la economía española se contraerá un 8%, el déficit se situará en el 9,5% (el mayor desde 2012) y la deuda pública alcanzará el 113% del PIB. El BdE, por su parte, apunta que la economía caerá un 13,6% si se alarga el confinamiento, mientras que el déficit llegará al 11% y la deuda cerrará el año entre el 110% y el 120% del PIB.

Aún quedan por conocer muchos marcadores macro, aunque dado el parón que ha provocado el confinamiento, se espera lo peor. Sobre todo para el sector servicios y el turismo, pilares clave de la economía española. Pero la bolsa se mueve en otra realidad.

Es cierto que el Ibex 35 pierde un 29% en lo que va de año, pero también lo es que desde los mínimos de marzo (5.814 puntos) registra una subida del 16%. Los inversores operan ahora con ánimos renovados gracias, según dice Goldman Sachs en su último informe, titulado 'Anatomía del rally', a la disminución del número de nuevas infecciones de Covid-19 a nivel mundial, a la posibilidad de que se encuentre pronto una vacuna y a los estímulos extraordinarios de los bancos centrales y los gobiernos.

"Parece haber una enorme desconexión entre el rendimiento de las acciones y la economía. Los datos nefastos están rompiendo todos los récords y al parecer solo van a empeorar", destacan desde FXTM en relación a lo ocurrido en EEUU. Y es que la diferencia entre estos dos mundos es mucho más palpable allí. En Estados Unidos los índices de la bolsa de Nueva York registran un rebote más pronunciado desde los mínimos de marzo. El Dow Jones sube un 31%, mientras que el S&P 500 avanza un 30% y el Nasdaq, un 28%. "Se han reducido los riesgos de cola y han aumentado las posibilidades de que el impulso macro llegue más pronto de lo previsto", dicen los analistas de Goldman, que creen que "los mercados se han vuelto más constructivos en cuanto a la forma y los riesgos de la recuperación", y de ahí el fuerte rally que se está registrando.

Mientras tanto, el mercado de trabajo se ha visto diezmado con cierres forzosos, con el fin de limitar la propagación del coronavirus, lo que ha acabado con más de 22 millones de puestos de trabajo creados desde la crisis financiera en apenas cuatro semanas. "Se necesitaron diez años de crecimiento del empleo para sacar a estos trabajadores de la marginación; ahora serán arrojados de nuevo a la piscina de las sombras", apuntan desde Oxford Economics.

Y hay otros datos, más allá del desempleo, que también han sido malos. Por ejemplo, la producción industrial de EEUU cayó un 5,4% en marzo, el mayor descenso desde principios de 1946, y las ventas al por menor registraron un retroceso récord de 8,7% en el tercer mes del año.

DOS MUNDOS... TAMBIÉN EN LA BOLSA

Además, los analistas han detectado otra división dentro del microcosmos de la renta variable: la de las acciones ganadoras y las perdedoras. Los títulos relacionados con la salud, la tecnología, los productos discrecionales para el consumidor, los servicios de comunicación y los productos básicos se han comportado mucho mejor que otros sectores en estas últimas semanas. Seis de ellos son 'claros perdedores': finanzas, bienes raíces, materiales, utilities, industria y energía.

"Ha habido una clara división entre los 'ricos y pobres' del sector", señalan los expertos de Instinet (Nomura), que alertan sobre esta dinámica diciendo que "no podemos permitir que la mitad del mercado caiga en picado y esperar que los líderes sigan subiendo". En otras palabras, cinco sectores están liderando el mercado a la alza mientras que seis se han quedado notablemente atrás, y la explicación es la siguiente según los analistas de Independent Advisor Alliance: "Hemos elegido un camino más cauteloso a través de los potenciales campos de minas que se avecinan", en referencia a los temores sobre el incierto plazo para la vuelta a la normalidad tras el Covid-19.

"En consecuencia, seguimos apoyando a las empresas de los sectores de la salud, la tecnología y los servicios de comunicación que probablemente sean más resistentes en caso de que la recuperación económica tarde entre 8 y 18 meses, en lugar de ser mucho más rápida", remarcan estos expertos, según recoge Marketwatch.

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