• La teoría tradicional no sirve: el crecimiento económico y los tipos de interés no explican el alza
dow jones

El famoso experimento de la cartera de valores seleccionados por un mono que batía a los gestores profesionales parece tener base científica. Un estudio del National Bureau of Economic Research de Estados Unidos demuestra que el principal factor para ganar en bolsa es... la buena suerte. La explicación de la subida de los últimos 30 años en Wall Street es el traspaso de rentas del trabajo al capital, mientras que el crecimiento económico y los tipos de interés tienen mucha menos influencia de la que se cree.

"Una implicación de estos resultados es que las altas rentabilidades de mantener acciones durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial han sido en gran parte atribuibles a la buena suerte, generadas en primer lugar por una serie de 'shocks' favorables de cuota de los factores de producción que redistribuyeron la renta de los trabajadores a los accionistas", es una de las conclusiones de este trabajo.

Este prestigioso centro privado de investigación económica ha llegado a esta conclusión después de un estudio muy serio firmado por Daniel L. Greenwald, Martin Lettau y Sydney C. Ludvingson. Estos autores parten de que, entre 1989 y 2017, el valor real de las acciones cotizadas en EEUU de las empresas no financieras creció una media del 8,4% anual, frente al 4,5% de los 29 años anteriores. Y ocurrió lo contrario con el valor de los bienes y servicios que producen estas compañías: su valor ha pasado de crecer el 4,5% anual al 2,5%. Para averiguar por qué, han creado un modelo que analiza matemáticamente qué factores tienen más importancia en la subida de la bolsa.

Y sus hallazgos son revolucionarios porque echan por tierra que los principales motores del mercado son el crecimiento económico (y su traslación a los beneficios empresariales) y los tipos de interés. Al contrario, estos dos factores explican menos de la mitad de la escalada de las cotizaciones, según el modelo construido. "Los valores de las acciones han sido impulsados también desde 1989 por un persistente descenso de los tipos de interés y de la prima de riesgo, pero estos factores han tenido efectos cuantitativos mucho más pequeños, con una contribución del 11% cada uno al aumento del valor".

En cuanto al crecimiento económico, "el crecimiento del valor real de los producido por el sector [no financiero] contribuyó solo en un 23% al incremento del valor de la bolsa desde 1989 y un 50% desde 1952. En cambio, entre 1952 y 1988 , el crecimiento económico supuso el 92% de la subida, pero ese periodo de 37 años generó menos de la mitad de la riqueza que los accionistas han acumulado en los 29 años desde 1989".

REDISTRIBUCIÓN DE LA RENTA DEL TRABAJO AL CAPITAL

Entonces, si ni los tipos, ni la prima de riesgo, ni el crecimiento son el motor de la subida de la bolsa, ¿cuál es? Pues la principal explicación es el traspaso de rentas entre factores de producción; en concreto, desde el factor trabajo hacia el factor capital. "El factor individual más importante ha sido un 'shock' en la cuota de los factores de producción que redistribuye los beneficios de la producción sin afectar al tamaño de esos beneficios", asegura.

El traspaso de rentas del trabajo al capital supone el 54% de la subida de la bolsa, frente al 11% de los tipos de interés y el 23% del crecimiento económico

"Nuestras estimaciones implican que las consecuencias de este 'shock' han redistribuido permanentemente las rentas desde la remuneración del trabajo a los accionistas, hasta el punto de que suponen el 54% de la subida del mercado desde 1989 y el 36% en toda la muestra", añade el estudio.

De esta conclusión se deriva que conseguir estas ganancias tiene detrás la buena suerte de que se haya producido este traspaso de rentas: "Estimamos que en torno a 2,1 puntos porcentuales de la rentabilidad media anual de las acciones en exceso de los tipos a corto plazo en el período desde la guerra es atribuible a esta serie de 'shocks' favorables, en vez de a una compensación auténtica por asumir el riesgo".

Y esto también tiene un impacto muy importante en la estimación tradicional de la prima de riesgo: "Estos resultados implican que la práctica común de estimar la prima de riesgo de la bolsa sobre la base de los retornos medios, los dividendos o el 'payout' ha sobreestimado la verdadera prima de riesgo en un 50%".

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