
Las bolsas europeas están aguantando sorprendentemente bien el 'tirón arancelario' de Donald Trump. Y no solo eso, sino que el plan de gasto fiscal de Alemania se ha convertido en un 'plus' extra para animar a invertir en el Viejo Continente.
La pregunta que cabría hacerse es si de verdad este buen desempeño va a continuar, y si de verdad la opción de invertir en las plazas europeas es un acierto ante el peor comportamiento de Wall Street por el miedo a que los aranceles provoquen una recesión.
La firma alemana Berenberg tiene una opinión favorable de las bolsas europeas, mientras que la estadounidense Bank of America se muestra claramente negativa. Dos recomendaciones que contrastan de forma evidente y que pasamos a desgranarles a continuación.
INVERTIR EN EUROPA A LARGO, "UNA DECISIÓN LÓGICA"
Para Holger Schmieding, responsable de análisis de Berenberg, el optimismo que existe en torno a las bolsas europeas está justificado, aunque con matices. Destaca que se ha pasado del "europesimismo" a la "euroforia", y que el actual sentimiento favorable, aunque tal vez demasiado acusado, tiene sentido en tanto en cuanto "invertir a largo plazo en Europa sigue siendo una decisión lógica".
Durante los últimos 15 años, los mercados han subestimado la solidez de Europa, centrándose en el fuerte crecimiento de EEUU y en el ascenso de las grandes tecnológicas estadounidenses. "Sin embargo, la eurozona ha reducido el desempleo del 12% en 2013 al 6,2% a finales de 2024 y mantiene una postura fiscal más sostenible, con un déficit del 3,3% del PIB en comparación con el 6,9% de EEUU", subraya el estratega. Además, aunque el sector financiero europeo ha enfrentado problemas desde la crisis del euro (2010-2012), la situación no ha sido tan grave como muchos inversores habían anticipado.
Las preocupaciones sobre una posible recesión en EEUU bajo la administración Trump también han llevado a muchos inversores globales a mirar con mejores ojos a Europa. De hecho, en las últimas cuatro semanas, el panorama europeo ha mejorado significativamente en dos aspectos clave. Por un lado, el mayor margen fiscal, con el plan de Alemania. Por otro, la mayor unidad de Europa ante EEUU.
"La creciente percepción de que el continente ya no puede depender de EEUU para su seguridad ha impulsado cambios clave en la política fiscal alemana y ha reforzado la cooperación europea", explica Schmieding.
A pesar del reciente entusiasmo, Berenberg reconoce que algunos inversores parecen esperar demasiado de Europa, e identifica tres razones para moderar la euforia: el hecho de que otros países no seguirán el ejemplo fiscal de Alemania (Francia, Italia, España y Reino Unido no tienen el mismo margen fiscal); el hecho de que Alemania será reacia a impulsar un gran programa fiscal a nivel europeo; que no habrá una caída significativa en los precios de la energía en Europa; y que la guerra comercial podría frenar el crecimiento europeo.
"MANTENEMOS NUESTRA VISIÓN NEGATIVA"
Frente a la visión constructiva de Berenberg, desde Bank of America se reafirman en su opinión desfavorable sobre las plazas europeas porque dicen que la economía de la eurozona no podrá mantenerse inmune al debilitamiento del crecimiento mundial por los aranceles.
"Como economía abierta, es probable que la eurozona sufra las consecuencias del debilitamiento del crecimiento mundial, mientras que es improbable que el impulso del paquete fiscal alemán se materialice antes de fin de año, y la posibilidad de un aumento de los aranceles estadounidenses a principios de abril implica riesgos a la baja", dice el banco.
Bank of America reafirma su previsión de que, atendiendo a las estimaciones macro, la renta variable europea caerá más del 10% para mediados de año, ya que la aceleración del crecimiento que el mercado prevé no se materializará.
"Si bien prevemos que la zona euro pase de una debilidad global a una relativa estabilidad, creemos que la mejora del dinamismo del crecimiento relativo ya está totalmente descontada en el rendimiento de Europa en relación con sus homólogos mundiales, lo que nos ha llevado recientemente a rebajar nuestra recomendación sobre el rendimiento relativo de Europa de 'sobreponderar' a 'neutral'".
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