Las tecnológicas han levantado cabeza. Tras un 2022 negro en el que los valores tecnológicos se desplomaron, con el Nasdaq cayendo un 33%, la situación se ha volteado por completo este 2023. En lo que va de año, el selectivo tecnológico ha remontado un 18%, mientras que el FANG+ Index, que mide el rendimiento de 10 de las más importantes tecnológicas, se ha disparado cerca de un 50% en estos casi cinco meses.
“Hace 18 meses, muchos gestores de fondos estaban masivamente sobreponderados en valores tecnológicos. Les pilló con el pie cambiado la rotación sectorial provocada por la subida de los tipos de interés. Como resultado, se produjo una venta masiva de valores tecnológicos y en el cuarto trimestre la infraponderación en tecnología alcanzó su nivel más alto en 20 años. Esto provocó un cambio de tendencia, ya que la mayoría volvió a equivocarse”, explica Frank Schwarz, gestor en MainFirst.
El experto de la boutique europea cree que el “efecto base” desempeñará un papel importante en el buen comportamiento de los valores tecnológicos el resto del año. “Queremos invertir a largo plazo en las empresas con los mejores modelos de negocio y prestamos poca atención a factores como la rotación sectorial, los tipos de interés y los ciclos económicos”, detalla Schwarz, al tiempo que subraya que, de cara al futuro, la atención volverá a centrarse en los fundamentales de las compañías.
En este sentido, desde la gestora asociada a Stifel señalan que hay “muy buenas” oportunidades de inversión a largo plazo “en muchas áreas”. Una de ellas, apunta, es la inteligencia artificial (IA). “Vemos un salto cuántico en las próximas aplicaciones de la IA, similar a la introducción de Internet”, explican.
En este sentido, parece que Microsoft lleva ventaja frente al resto de sus competidores. El gigante de Redmond ha apostado fuerte por OpenAI y su chatbot de IA generativa ChatGPT, cuya meteórica escalada ha sorprendido a propios y extraños. Desde entonces, las soluciones basadas en IA generativa han comenzado a proliferar en el mercado y todo el mundo quiere subirse a este carro. No es de extrañar, ya que esta tecnología puede ser la llave de un mercado valorado en más de 500.000 millones de dólares.
Según Schwarz, la asociación de Microsoft con OpenAI llevará a otras importantes compañías como Amazon, Meta (Facebook), Apple o Google a “invertir fuertemente” en esta tecnología. De hecho, Alphabet, la matriz de Google, ya está sufriendo en sus carnes los efectos de la “locura ChatGPT”, ya que su propia solución de IA, Bard, no fue demasiado bien recibida por el mercado y Samsung estudia utilizar Bing en vez de Google como buscador predeterminado en sus teléfonos. Al otro lado del planeta, el gigante chino Baidu, propietario del mayor motor de búsqueda del gigante asiático, sí ha convencido con su Ernie Bot.
“Aparte de Microsoft, los grandes ganadores de este desarrollo serán los valores de semiconductores como Nvidia, Taiwan Semi, ASML, Advantest y Arista Networks”, explican desde MainFirst. Asimismo, Schwarz advierte que Europa “va por detrás de Estados Unidos y Asia en la mayoría de las tecnologías”… aunque hay excepciones.
“ASML, de los Países Bajos, tiene una posición de monopolio como proveedor de semiconductores de vanguardia. Infineon y ST Micro también están muy bien posicionadas. En Suiza, nos gustan los nichos de mercado a largo plazo, como VAT, Comet o Sensirion”, detalla.
En este sentido, Mali Chivalkul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM señala que Asia podría concentrar buena parte de las inversiones tecnológicas en el futuro cercano. Asimismo, desde Wellington Management creen que el continente oriental presenta las mejores oportunidades para la inversión y Morgan Stanley también apuesta por estos mercados emergentes.
En las últimas semanas, tras el desplome de Silicon Valley Bank (SVB) y el comienzo de una crisis bancaria que todavía no parece tener final, Citi recomendó aumentar la exposición a las tecnológicas y mantener un “sesgo defensivo”. En esta misma línea se situaron los expertos de Julius Baer, que consideran que los valores de crecimiento parecen más atractivos en un escenario de inflación máxima y menores rendimientos de los bonos.
“Dentro de los valores de crecimiento, nos quedaríamos con los de gran capitalización, con flujo de caja y beneficios positivos. Las perspectivas para los valores de crecimiento no rentables siguen siendo complicadas, ya que muchos dependen de la captación de capital externo para seguir siendo solventes”, explican.
EVITAR LA SOBREEXPOSICIÓN
Freddie Lait, gestor de carteras de Latitude Investment Management, cree que, si bien el posicionamiento del mercado es “racional” respecto de las tecnológicas, dado el importante repunte que vienen experimentando, también deja entrever cierta “miopía” por su sobreexposición.
“Creo que estamos entrando en un ciclo muy diferente para los próximos dos a cinco años y, si bien podemos tener un período difícil este año, y la gente puede estar escondiéndose de nuevo en las ‘big tech’ mientras las tasas de interés se dan la vuelta. Creo que la próxima etapa del mercado alcista, siempre que llegue, será más amplia que la última que vimos, que realmente solo lideró el sector tecnológico y sanitario”, ha explicado en una entrevista concedida a ‘CNBC’.
Según Lait, los inversores harían bien en fijarse más en valores “industriales o de la vieja economía, como el Dow Jones, hasta cierto punto” y así “encontrar ese valor profundo que se puede hallar en empresas que presentan un gran crecimiento”. En este sentido, el experto de Latitude IM considera que, a medida que el mercado descubra valor en sectores distintos del tecnológico en los próximos seis o doce meses, la creciente diferencia de valoración entre el sector tecnológico y el resto del mercado empezará a cerrarse.
“Se están perdiendo un gran número de oportunidades que existen en el mercado. Otras empresas que están acumulando tasas de crecimiento a niveles similares a las acciones tecnológicas, que cotizan a la mitad o a un tercio de la valoración, lo que proporciona más diversificación, más exposición si el ciclo es diferente esta vez”, subraya.